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fernando morgado
Sábado, 30 de abril 2016, 00:24
«No es una cuestión de edad, sino de calidad», aclaraba Juan Antonio Vigar en el salón Fórum del hotel Málaga Palacio. El director del Festival de Málaga bromeaba con Gracia Querejeta, preocupada por rebasar ya una edad en la que comienzan a ser habituales los premios honoríficos y los aplausos a una larga trayectoria. La cineasta madrileña volvió ayer a Málaga, ciudad que ha reconocido su buen hacer tras las cámaras en dos ocasiones se llevó la Biznaga de Oro en 2004 por Héctor y en 2012 por 15 años y un día, para recoger un nuevo galardón: el Premio Retrospectiva a una filmografía impecable.
En el acto de presentación, que ha cambiado el formalismo del Cervantes por el Málaga Palacio en esta edición, Querejeta y Vigar charlaron relajadamente sobre el estado de la industria en general y la visión particular del séptimo arte de la protagonista del homenaje.
Querejeta, que comenzó su carrera a los 13 años como actriz en la cinta Las palabras de Max, no tuvo claro su futuro artístico a pesar de contar desde muy pronto con el consejo de su padre, el productor Elías Querejeta. «Nunca pensé que mi futuro iba a estar en la interpretación, yo iba para bailarina. No tuve una vocación desatada, me di cuenta de que esta iba a ser mi carrera cuando rodaba mi segundo documental», recordó la madrileña.
La sombra de Elías
Hubo una época en la que Querejeta se resistió a prolongar la saga familiar: «Ahora no me importa decir que la sombra de mi padre fue alargadísima.Pero fui lista y aguanté el chaparrón. No lo pasé nada bien en mis primeros años, pero tenía a mi lado al mejor productor del país», confesó ante Vigar.
A la hora de elegir proyectos en los que trabajar, la cineasta siempre lo ha tenido claro. «Lo que me importa es sentirme segura con el proyecto. Si vas a hacer un largometraje y no te crees la historia, malo», apuntó antes de ser preguntada sobre la dificultad añadida de ser mujer en una profesión copada por hombres. «Nunca he sentido especial presión por ello, ni que ser mujer me condicionase en ningún caso», explicó Querejeta.
En cuanto a la situación del cine español, la directora se alegró de que cierto complejo a la hora de abordar las historias esté desapareciendo: «Eso de que todas las películas españolas son de la Guerra Civil es un bulo. La gran película sobre la guerra está por hacer. Ya no existe ese miedo a hablar de ciertas cosas y por eso surgen películas como Techo y comida».
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