Ester Requena
Miércoles, 27 de abril 2016, 00:19
Miguel Herrán ha pasado en poco más de un año de estar tirado en el sofá de su casa «como un zurullo» y pertenecer a la generación ni-ni a ganar un Goya y dedicarse profesionalmente al mundo del cine. El lunes el actor malagueño soplaba las 20 velas en su ciudad, donde como regaló le cayó ayer dentro del Festival de Málaga el Premio RTVA a la Proyección del Talento Andaluz. Se lo dedicó de nuevo a su madre, que aún no termina de creerse el «cambio radical» de su hijo. Y menos que en la India tenga una legión de fans. «Allí por lo visto soy supertop», detalló entre risas el protagonista de A cambio de nada, la cinta triunfadora de la pasada edición del certamen.
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El actor Miguel Herrán inauguró ayer el palmarés del Premio RTVA a la Proyección del Talento Andaluz dentro del Festival de Cine. Su papel al frente de la película A cambio de nada le valió un reconocimiento con el que se premiará a los artistas que contribuyan a difundir el trabajo que se hace en nuestra comunidad dentro y fuera de nuestras fronteras, como explicó el director de Canal Sur Radio y Televisión, Joaquín Durán. No faltó a la cita el descubridor del actor, el director Daniel Guzmán.
Todo gracias a un anuncio. Pero no uno al uso. Un spot de 10 minutos «muy chulo» y en inglés (con el que se tuvo que poner las pilas) que protagoniza como el chico Spotify de la India. «Me llegan un montón de mensajes en indio pero no los entiendo ni con el traductor, porque mezclan el inglés con el indio y hacen un idioma que se llama indi. Así que no les puedo contestar», explicó a SURentre risas. Ese boom en el país asiático ya lo lleva mejor, pero al principio hasta le daba vergüenza hablar de su incursión publicitaria en la cuna de Bollywood.
El Goya que ahora atesora en el salón de su casa le ha abierto de par en par las puertas en el mundo de la interpretación. «Antes yo hacía castings y no me llamaban o me decían que no. Tras los Goya hice dos pruebas y en ambas me cogieron», recordó el malagueño. Aunque también le echa algo de culpa al San Pancracio que ganó en Cáceres «y al que le puse mogollón de perejil».
Sobre la mesa cuenta con dos películas. Ya prepara la cinta 1898, el remake de Los últimos de Filipinas a cargo de Salvador Calvo, con quien compartirá reparto con el también malagueño Emilio Palacios, así como con Luis Tosar y Javier Gutiérrez. Pero ni mu de su papel... por el momento. Más pequeño es su papel en El guardián invisible, de Fernando González Molina, junto con Marta Etura y Elvira Mínguez. «Tampoco sé mucho aún de este mundillo, por lo que todavía no controlo qué se puede decir y qué no, así que prefiero callar», destacó el joven, que también cuenta con un proyecto a la vista en televisión.
Su vida, al cine
Los rodajes los compagina con sus estudios de interpretación, a los que en un futuro unirá algún máster y programas de dramaturgia y dirección. Uno de sus sueños pasa por llevar al cine la vida de su madre. «Se lo merece y es una historia que puede enseñar bastante a la gente qué ha vivido, cómo lo ha vivido y cómo ha salido para adelante como ejemplo». Aunque su vida, pese a sus cortos 20 años, no se queda atrás. Esa sería su segunda cinta. «Ahí se podrá ver lo que viví y cómo lo viví. Considero que hasta que no hice A cambio de nada no era persona. De hecho personalmente consideraba que estaría mejor muerto que vivo», comentó sin titubeos.
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Un encuentro fortuito con Daniel Guzmán una noche le cambió la vida. El también actor le pidió el teléfono, lo llamó para una prueba y le dio el papel protagonista de su ópera prima. Yeso que la interpretación no pasaba por la cabeza de Herrán. «¡Si hasta era algo que yo repudiaba! En las representaciones del colegio yo hacía de árbol, piedra, pato, rana...», recordó ayer el malagueño afincado en Madrid.
A corto plazo espera regresar con película al Festival de Málaga, pero ni piensa en una Biznaga. «Con lo que tengo ya es suficiente». Aunque queda Miguel Herrán para rato.
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