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Lorena Codes
Martes, 26 de abril 2016, 00:37
La alfombra roja del Festival de Málaga se tiñó ayer de plata para recibir a algunas de las estrellas de las de trayectoria fulgurante en el cine español. Tan luminosa como la del homenajeado con la Biznaga Ciudad del Paraíso, Emilio Gutiérrez Caba, que cerró el desfile de talentos ante los focos esforzándose por contener la emoción. No hubo esta vez brillo de modelazos ni de joyas con pedigrí, ningún escote de infarto ni destellos de sonrisas de serie adolescente. No, la alfombra roja de ayer resplandeció con el reflejo de las canas de una de las grandes familias de cómicos de este país. Actores de los que conocen muy bien porque lo han mamado lo complicado que es echarse un guión al hombro para recorrer pueblo a pueblo una España en la que la Cultura es por costumbre la hermana pobre. Lo que tiene este oficio de hermoso y sacrificado y que tan bien encarnó José Sacristán en El viaje a ninguna parte de Fernando Fernán Gómez.
El actor no sólo presentaba película, sino que fue uno de los encargados de trazar el perfil de Gutiérrez Caba en el escenario, junto a la hermana de éste, Julia Gutiérrez Caba, María José Goyanes, Manuel Galiana e Iván Massague. «A lo largo de mi vida he estado por poner en mi tarjeta de visita amigo de los Gutiérrez Caba porque eso es como ser marqués», bromeó Sacristán sobre las tablas del Cervantes, insistiendo en que «esta familia es de las que dignifican, ensanchan y dan profundidad a este oficio como pocos». «Es hora de agradecer al hombre en su sitio que ha sido Emilio Gutiérrez Caba», apostilló el actor.
Precisamente Pepe Sacristán fue de los más solicitados ayer a pie de alfombra entre las jovencitas caza autógrafos. Habrá que agradecerle a la serie Velvet que le haya refrescado la memoria a las nuevas generaciones y les haya brindado la oportunidad de conocer y reconocer a uno de los talentos mayúsculos del cine patrio. Vestido de riguroso negro y derrochando sonrisa fue cabeza de cartel de una noche con protagonismo masculino en lo que respecta a la moda. Pepón Nieto vestido de Paco Varela inauguró la alfombra roja sin corbata y tras él le siguieron el juego Antonio de la Torre, Roberto Álamo, Rodrigo Sorogoyen, Iván Massague y hasta Manuel Galiana. El contrapunto lo puso un estiloso Julián Villagrán, que lució un traje de corte actual en un tono celeste grisáceo muy favorecedor.
Entre las pocas chicas que protagonizaron la gala de ayer destacó la elegancia de dos señoras de la escena, María José Goyanes y Julia Gutiérrez Caba, impecables en su forma de entender el momento red carpet. La clase no se cose, oiga.
De azul klein y con silueta sobradamente marcada llegó Ruth Gabriel, quien acompañó el vestido de cóctel de Motu Fashion con accesorios de Paco Herrero. Por su parte, Laia Marull tiró de brillo y desparpajo para armar un estilismo arriesgado, protagonizado por un vestido de lentejuelas reversibles de la firma Menchén Tomás.
El cierre de esta escasa alfombra roja se dejó para el protagonista de la noche, Emilio Gutiérrez Caba, quien dijo sentirse «muy emocionado porque sé que es un premio de corazón». El maestro que, como señaló el presentador de la gala, Domi del Postigo, «ha interpretado papeles en películas que cambiaron el cine de este país» recibió la Biznaga Ciudad del Paraíso de manos de su hermana Julia y con la grada en pie. «No quería emocionarme y no lo he conseguido, no quería ser actor y tampoco lo he conseguido, pero lo que sí he logrado es ser feliz y eso os lo debo a vosotros», concluyó el homenajeado en una noche en la que se reivindicó el amor por un oficio «más bonito y sacrificado del mundo».
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