anibal Peterson, durante su paso por El Johnny.

El Johnny, la música de la libertad

‘Club de Reyes’ revisa la palpitante historia de la mítica residencia de estudiantes

Antonio Javier López

Sábado, 23 de abril 2016, 01:34

Alejandro Reyes habla con un hilo de voz a punto de quebrarse: «Dicen que cuando uno se va algo se queda de él (...) Yo me he dejado aquí gran parte de mi vida y por tanto no lo puedo olvidar. ¡Cómo lo voy a olvidar! Lo importante es que se pueda recuperar». Y entonces suena, como venido de otro mundo, Enrique Morente: «Toítos se van despidiendo / yo no me sé despedir...».

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Poco antes de fundirse en negro, el documental brinda uno de sus momentos más emocionantes. «Yo cuando me fui me hinché de llorar...», admite la malagueña Andrea Barrionuevo, residente durante tres años en el colegio mayor San Juan Evangelista de Madrid, conocido de manera popular como El Johnny, cuya historia palpita en cada secuencia de Club de Reyes, estrenado ayer en las sesiones especiales de la sección de Documentales del Festival de Málaga-Cine Español.

Barrionuevo debuta en el largometraje con un trabajo en el que se ha rodeado de una nutrida representación de músicos, escritores y periodistas que ayudan a jalonar la trayectoria de El Johnny, abierto en 1966, clausurado en 2014 y desalojado de okupas en 2015.

Un icono prematuro de la libertad y de la apertura de miras del país ahora clausurado, pese a las promesas de recuperación por parte de las autoridades madrileñas. «Vimos la situación y pensé que había que hacer algo. En un primer momento no me planteaba dirigirlo, pero al final surgió así y ha sido una experiencia extraordinaria», acotaba Barrionuevo sobre un documental que ayer agotó las localidades para la premier en el Echegaray y que hoy vuelve a proyectarse en el Centro Cultural María Victoria Atencia (19.00 horas).

José Manuel Caballero Bonald, Chano Domínguez, Javier Krahe, Luis Eduardo Aute, Juan Diego, Miguel Ríos, El Gran Wyoming o Juan Claudio Cifuentes Cifu van glosando la figura, sobre todo, la labor, de Alejandro Reyes, alma máter del pionero club de música de El Johnny por el que pasaron algunas de las más grandes figuras internacionales del blues, del jazz y del flamenco en los años grises del tardofranquismo.

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«Alejandro es El Johnny. Cuando le comenté que quería hacer un documental me dijo, Sobre mí no, ¿eh?», recuerda con una sonrisa Barrionuevo, cuya película juega desde el título con el protagonismo de un promotor musical que nunca quiso estar bajo los focos. «Creo que la historia del Johnny ilustra la historia de España. Cada vez que pegaba a alguna puerta para pedir una entrevista, todo el mundo me decía Por El Johnny, lo que sea», prosigue la joven realizadora malagueña, artífice también de la productora Pocket Rocket Films que firma un trabajo apoyado por Acción Cultural Española y Canal Sur.

De Camarón y Chet Baker

  • El club de música promovido por Alejandro Reyes en El Johnny vio pasar por su escenario a primeras figuras de la música tanto nacional como internacional. Desde Chet Baker, Bobby McFerrin o Diana Krall, hasta Camarón de la Isla, Enrique Morente o Tomatito, pasando por Los Elegantes, Joaquín Sabina o La Orquesta Mondragón. El documental recuerda cómo los promotores de El Johnny intentaban librarse de la censura anunciando espectáculos distintos a los que después llenaban el auditorio y convertían el colegio mayor madrileño en una pequeña isla de libertad a menudo no exenta de polémica en el tramo final de la dictadura.

Club de Reyes estrenaba las sesiones especiales de Documentales, en cuya sección a concurso se presentaba ayer la cinta uruguaya El hombre nuevo, dirigida por Aldo Garay y que traza el perfil de Stephania, una travesti nicaragüense, adoptada siendo niño por una familia uruguaya y que emprende el viaje de regreso a su país natal en busca de su pasado y de su propia identidad.

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Y otro viaje, el de Rosana y Hermelinda, las campesinas analfabetas en busca de un lector para la carta de Pastor, hijo de la primera y marido de la segunda, del que no saben nada desde hace tiempo, casi los mismos siete meses de embarazo que acompañan a Hermelinda en su aventura. Lo cuenta Efraín Bahamón en Dos mujeres y una vaca, que ayer estrenaba las proyecciones en Territorio Latinoamericano.

Porque las historias en el festival no han hecho más que empezar.

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