Francisco Griñán
Domingo, 17 de abril 2016, 14:30
Hasta se ha sentado en el escalón de un portal. Se lo ha propuesto Salvador Salas para escapar de la habitual foto con los carteles del festival de cine al fondo. Decenas de disparos después, el fotógrafo de SUR y el director del Festival de Málaga Cine Español, Juan Antonio Vigar (Málaga, 1958), se despiden con un abrazo -son ya muchos años de retratos que darían para varios carretes de 36- y subimos al despacho para la entrevista. El espacio es diferente al del año pasado, porque ahora ocupa el del Teatro Cervantes, que dirige desde el pasado verano junto al certamen de cine. Es más amplio y luminoso que el anterior, aunque la decoración ha cambiado. La última vez que hice aquí una entrevista había un sugerente sofá, cuyo espacio ocupa ahora una mesa de reuniones. Que además se usa. Allí nos sentamos para hablar del Festival de Málaga, de la nueva edición que arranca el próximo viernes 22 de abril, de las señales de mejora del cine español, del peso que va a ganar el año que viene el cine latinoamericano en la programación, de la olvidadiza Ley del Cine de Andalucía o de los apoyos que deben aumentar por parte de los gobiernos autonómico y central.
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¿Cómo lleva la bicefalia teatrocinematográfica?
El teatro y el festival son dos empresas muy complejas que requieren mucha dedicación y tiempo. Y aunque tuve mis dudas sobre la compatibilidad, lo que he hecho es duplicar las responsabilidades, pero también la ilusión. Gestionar el teatro Cervantes es un privilegio maravilloso. Así que con una adecuada planificación y, sobre todo, con los equipos que tengo en ambas empresas estamos avanzando mucho. En el propio teatro acabamos de llegar a un acuerdo con la OFM que desbloquea una situación de desencuentro de muchos años.
¿Y desde este despacho se ve diferente el Festival de Málaga?
No. Este es un espacio logístico más funcional y la sensación que tengo es de que ambos proyectos son vitales. Con el festival tengo una afectividad de muchos años, y con el teatro estoy aprendiendo a tenerla.
Sorprende que al festival se hayan presentado 133 largometrajes. ¿Tan bien va el cine español?
En la selección de este año tenemos películas con un formato de producción amplio y otras que llaman 'low cost', pero que no me parece apropiada porque el talento, la imaginación y la democratización del cine digital han permitido rodar muchas películas, como el caso de 'Zoe' o 'Julie', con equipos muy reducidos. Y por otro lado vamos a tener 'Toro' y 'Gernika' que son películas de una elevadísima producción. En este momento tenemos un cine español diverso que cada vez cuenta mejores historias.
Da la impresión de que han llegado cintas de más nivel en cuanto a producción y se recupera esa 'clase media' que siempre ha tenido hueco en Málaga.
Te doy la razón y, además de las citadas, tenemos a gente como Isaki Lacuesta con 'La próxima piel', que trabaja con un formato de producción más desarrollado. Pero lo que destacaría es que, en cualquiera de los formatos, hay mucho contenido autoral. El cine español está cada vez más fundamentado sobre la necesidad de contar historias que tengan un sello propio y eso es lo que caracteriza esta 19 edición. Y además detecto que las películas narran argumentos cada vez más cercanos con las que el público sintoniza y se reconoce. Lo que es importante en un momento social que estamos viviendo que calificaría de años bárbaros, utilizando el título de una película de Colomo.
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«Cine en español»
¿El Festival de Málaga ha tocado techo en su relación con el cine español?
En nuestra singularidad tenemos lo positivo y las limitaciones. Somos un festival de cine español y hasta ahora hemos tenido un solo proveedor que ha sido la industria nacional que vive unos años mejores que otros y eso se refleja en la sección oficial. El modelo en el que estamos trabajando ahora se basa en la idea de abrir el festival a la cinematografía latinoamericana y el horizonte está en la próxima edición, la 20, donde el festival pueda agregar una preposición a su título para ser Festival de Málaga Cine en Español, donde lo latinoamericano tenga más presencia y peso. Estamos hablando de 23 países de habla hispana, incluyendo a Portugal y Brasil, lo que abre opciones de contar con películas de cinematografías nuevas e interesantes.
¿Entonces el año que viene ya tendríamos una sección oficial de cine latinoamericano?
Estamos en la reflexión de cómo hacerlo porque sigo pensando que somos el vehículo fundamental para la difusión del cine español y no quiero que eso suponga una merma de nuestra utilidad a la industria nacional. Pero tenemos que integrar el cine latinoamericano de una forma directa en nuestra programación y en los sitios de mayor visibilidad con un tratamiento de premios más potente.
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Va a ser difícil dar más presencia a los filmes iberoamericanos sin restar protagonismo a los españoles...
Somos imaginativos y, ante todo amamos el cine, el buen cine, y sabremos hacer de este festival algo en el que ese equilibrio también exista y todo el mundo se sienta representado. Porque el cine español necesita un festival como el de Málaga para su promoción y porque el cine latinoamericano también necesita buenas ventanas en Europa para exhibir un trabajo que es muy interesante.
¿Y el Festival Iberoamericano de Huelva no se sentirá amenazado?
El Festival de Málaga por sus fechas, en primavera, tiene más dificultad de acceso a determinados títulos que prefieren el otoño, pero tenemos una gran ventaja: somos complementarios al resto de festivales. San Sebastián y Málaga son complementarios para el cine español, ya que estamos a medio año de distancia y la cosecha de nuestro cine lo permite. ¿Por qué no puede pasar lo mismo con el cine latinoamericano y Huelva? Máxime porque hablamos de películas procedentes de una veintena de países. En el caso de un festival como Huelva, al que respeto y a cuyo nuevo director -Manuel H. Martín- le deseo toda la suerte para que el certamen recupere el buen camino, creo que tanto él como yo seremos capaces de entender que en un trabajo complementario de ambos beneficiamos al mismo sujeto: el cine latinoamericano.
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Más influencia que copia
En la sección oficial de este año hay un gran nivel interpretativo con José Sacristán, Ricardo Darín, Maribel Verdú, Carmen Maura, María Valverde, Emma Suárez, Sergi López, Eduardo Noriega...
Se podría pensar que algunas películas las hemos seleccionado por los elencos, pero no es así ya que todas tienen méritos cinematográficos para su selección. Pero además nos encontramos con estos elencos. Trabajamos para que el público vea el cine en las salas, pero no podemos olvidar que la alfombra roja es un elemento identitario singular de este festival.
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Tanto que se ha copiado en otros certámenes.
Ja, ja, digamos que hemos influenciado. Nuestra alfombra roja también nos acerca a la ciudad y a un público mayoritario, además de un elemento interesante para patrocinadores.
La Junta de Andalucía ha vuelto al festival después de un lustro, pero solo con 10.000 euros. ¿Vaso medio lleno o medio vacío?
Ni lo uno ni lo otro. Es un vaso aún por llenar. De la situación anterior, que fue una asignación directa de 100.800 euros en el año 2011, a lo que hemos vivido los dos años anteriores con actividades de la Junta en sus propios espacios y en el que el festival no tenía arte ni parte, hemos dado un paso adelante ya que esos 10.000 euros se aplicarán a facturas de actividades que el festival ha organizado en beneficio del cine andaluz y se pagará directamente por la Junta, ya que ese dinero no vendrá al certamen. Me decían que este planteamiento era un primer paso y que tendría continuidad. Cuando hay una buena intención siempre la espero como una futura realidad y confío que se den pasos sucesivos para que el apoyo al festival sea más decidido. Sobre todo por una administración que vela por el cine andaluz cuando somos el festival que más apoya esas películas.
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Por contra, los festivales no se han tenido en cuenta a la hora de redactar la Ley del Cine de Andalucía.
Es necesario reflexionar sobre la necesidad de darle una identidad a los festivales de cine en la futura ley; no se nos puede obviar ya que somos tejido audiovisual andaluz y contribuimos a la difusión y promoción de las películas. De momento no existimos con identidad propia en esa ley y me encantaría que algunas iniciativas como la moción institucional de apoyo a los festivales que votó recientemente el propio Ayuntamiento de Málaga, nos lleve a un segundo paso para que la ley regule un sistema de ayudas como tienen el resto de Administraciones públicas.
Por otra parte, el Gobierno, a través del ICAA, aporta 100.000 euros al festival, que es importante, pero comparativamente lejos de los 1,6 millones del Ayuntamiento.
Sería absurdo no reconocer que queremos que esta ayuda sea bastante más amplia. Nos sentimos satisfechos por ser uno de los tres festivales que tiene una subvención fija del ICAA -los otros son San Sebastián y Huelva- y espero que, cuando se normalice la situación política, los futuros responsables del Ministerio de Cultura reflexionen que el apoyo al principal festival que impulsa el cine español tiene que ser mayor. Dicho esto la interlocución con el ICAA es excelente y tenemos su apoyo más allá de lo económico.
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