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El viaje de ida o de vuelta a la feria en un Cabify, Uber o Bolt sale caro. Las carreras en VTC triplican o cuadruplican su precio habitual aplicando una tarificación especial que estos operadores denominan de «alta demanda». Al contrario que el servicio de taxis, que tiene las tarifas reguladas, las VTC trabajan con «tarifas dinámicas» que se modulan según la oferta y la demanda. Al no contar con una regulación específica que marque un tope, los precios se disparan durante eventos masivos, donde hay muchos clientes que demandan el mismo producto. La feria es un ejemplo paradigmático y hay casos llamativos, como los denunciados por usuarios de estas aplicaciones a SUR. Este sábado, por una carrera del Real a Alhaurín de la Torre, se pedían hasta 150 euros en los picos de mayor demanda, entre las cuatro y las cinco de la madrugada. O un viaje del Centro al Real, que ascendía hasta los 60 euros. Cabify ha especificado a este periódico que sí utilizan el sistema de las tarifas dinámicas, pero que no han registrado ninguna carrera por este coste. El operador trataría de ofrecer el precio más económico en cada momento.
Por fijar el contexto: el mismo viaje en taxi saldría, según la Asociación Unificada Malagueña de Autónomos del Taxi (Aumat), por unos 12 euros en el caso de la carrera del Centro al Real. Y por unos 25 euros en la carrera con destino en Alhaurín de la Torre.
Comprobar esta realidad es relativamente sencillo. Para ello, este periódico ha acudido a estas aplicaciones para ver el precio de distintas carreras en horarios en los que muchos malagueños emprenden el viaje hacia el Real. Una carrera desde la calle Encarnación Fontiveros hacia el Real Cortijo de Torres, apenas unos cinco kilómetros, asciende a los 30,73 euros. Fuera de la alta demanda, este viaje apenas rebasaría los 10 euros. Un viaje de la plaza Cruz del Humilladero, que se encuentra a un tiro de piedra del Real, se piden 32,23 euros a las 00:28 horas, aduciendo a que la «demanda es muy alta».
Esta realidad no es nueva, pero llama la atención que aún no existe un marco de regulación concreto que haya servido para materializar un marco más lógico, como sí aplica en otras regiones de España. El último ejemplo es la Comunidad de Madrid, que a principios de año puso un tope a las tarifas dinámicas. En la regulación autonómica de las VTC se determinó que éstas no pueden superar el 75% del precio medio para el mismo trayecto, aunque exista una alta demanda.
En un intento de proteger al consumidor, el decreto andaluz que regula la actividad de los VTC desde el 1 de octubre de 2022 establece que para evitar «precios abusivos en situaciones de alta demanda» como eventos deportivos multitudinarios, ferias, congresos o cualquier otra evento de este tipo «se podrá establecer por la Administración competente en materia de transporte una tarifa máxima que en ningún caso se podrá superar». En la práctica, ese tope aún no se ha materializado por lo que los VTC siguen fijando las tarifas como les conviene.
La variación en las tarifas tiene un origen y está en la diferencia que existe con la regulación a la que está sometida el taxi, que está considerado como un servicio público. El taxi fija sus tarifas en función de lo dictaminado por los ayuntamientos, que son los que marcan el coste de los trayectos urbano, y de lo marcado por las comunidades autónomas para los trayectos entre distintos municipios.
Hay otra diferencia entre los VTC y el servicio del taxi. Radica en la forma en la forma de contratación. El sector tradicional puede captar clientes en las paradas, a mano alzada en la vía pública o previa concertación del servicio, los VTC sólo pueden prestar servicio si han sido contratados previamente y con la hoja de ruta debidamente cumplimentada antes de que el coche se ponga en marcha.
Un hecho que, según las diferentes asociaciones del taxi en Málaga, se está incumpliendo, ya que los conductores de VTC estarían captando a viajeros a mano alzada. «Estamos cansados de denunciar este práctica que se da a diario en la ciudad», denuncia Miguel Ángel Martín, el presidente de Aumat. Por otra parte, recuerda que las aplicaciones de las VTC «trabajan con un algoritmo». «Cuando éste detecta una demanda alta, dispara los precios», añade y pide a la Junta de Andalucía que materialice la regulación para topar las tarifas de alta demanda para acabar con lo que considera «un robo a mano armada al usuario».
Fuentes del sector consultadas por SUR cifran el número de VTC que operan en la feria en 2.000. Por la parte del taxi, toda la flota está en la calle. Eso significa que en Málaga está circulando estos días cada uno de los coches que tienen una licencia, que son algo más de 1.400. Unos 200 están en el aeropuerto, pero el resto está dedicado a la feria, entre Centro y Real Cortijo de Torres.
El presidente de la Asociación Empresarial VTC Andalucía, Pablo García-Trespalacios, explica a este periódico que la tarifa dinámica se compone de dos elementos que son los que calculan el precio: kilometraje y disponibilidad de vehículos. En este sentido, critica la discriminación que habrían sufrido la VTC en el plan de movilidad que ha establecido el Ayuntamiento, al no facilitar una parada «ágil» y de «fácil acceso para las VTC».
«Por eso hay menos vehículos por horas disponibles y se explica que se den estos precios», detalla García-Trespalacios, que lamenta, además, que esta casuística se le ha explicado al Ayuntamiento. «Lo ideal sería que también podamos entrar por la avenida María Zambrano, pero nos lo han impedido por la presión que han hecho los taxistas”, precisa.
Los taxistas de Málaga viven una semana frenética en la feria. Toda la flota está en la calle para absorber la demanda que existe. En hora punta, el Real Cortijo de Torres se llena de personas que esperan una carrera para regresar a casa. Numerosos taxistas consultados por SUR demandan que haya más presencia de policías locales para que garantizar la seguridad, tanto de los potenciales clientes como de los profesionales.
«Hay gente que va ya un poco pasada después de tanta feria y se pone agresiva. Llegas y muchas veces te encuentras que no hay nadie vigilando. Se te tiran al taxi, se pelean entre ellos», narra Salva, un profesional que lleva trabajando todas las noches desde el inicio de la feria.
El Ayuntamiento ha configurado dos paradas. Una para taxis y otra para VTC. Ambas están separadas para evitar que conflictos entre ambos colectivos y para que los usuarios no se tampoco se confundan. El primer año de 'convivencia' en la feria entre taxis y VTC generó mucho malestar.
Al margen de determinadas horas, el flujo de personas que acuden a coger un taxi se está canalizando de manera satisfactoria, según ha podido comprobar este periódico en varias ocasiones e 'in situ'.
No obstante, la demanda por más control existe entre los taxistas. El Ayuntamiento, por su parte, se muestra satisfecho con el desarrollo de la movilidad en la feria. Al menos, por el momento. El concejal de Seguridad, Avelino Barrionuevo, destacó este miércoles el buen uso que se está haciendo del transporte público.
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