Un real solidario con los desfavorecidos

Una feria no es digna de tal nombre si no es inclusiva y hace posible que todos los ciudadanos, al margen de sus enfermedades, diversidad funcional o discapacidad, la disfruten. Este grupo de personas con parálisis cerebral que visita el recinto ferial un poco a deshoras, bastante temprano para este viernes que no vio verdadero bullicio en el real hasta bien entrada la tarde, muestra que la feria es integradora. Este grupo de amigos y los trabajadores que los ayudan, además, contribuyeron a llenar una de las casetas antes de la hora de comer. Y a animarla con sus risas y su alegría.

Pero la caseta que se erige en la de la discapacidad es la de la Asociación Nena Paine. Así la califica la alma mater de esta organización, Mercedes García Paine, que fue delegada de Educación y Políticas Sociales de la Junta en Málaga. «La discapacidad ha encontrado su caseta», afirma.

Esta asociación lleva trabajando una década con niños vulnerables de la ciudad, en concreto en Ciudad Jardín y Palma-Palmilla. Desarrolla un proyecto educativo que consiste en la tutorialización de los estudios de niños y jóvenes y, además, según explica García Paine, está teniendo un gran éxito, ya que un 95% de ellos acaba estudiando carreras universitarias o grados superiores.

Además, tiene un segundo proyecto, que consiste en la gestión de uno de los economatos municipales, es decir, una especie de mercados con precios más asequibles para familias en situación de vulnerabilidad económica. Es el ayuntamiento el que analiza a los hogares y el que determina si reúnen las características que les dan derecho a ser sus usuarios.

Pero el que es el protagonista este año en la feria y en la caseta es el proyecto 'Supercurrantes' destinado a ayudar a la integración laboral de personas con discapacidad intelectual para evitar que se queden descolgados una vez terminan su etapa educativa. De esta manera, García Paine, entre otras iniciativas, ha puesto en marcha una empresa de catering que les da empleo. Y ahora quiere darles un premio: quiere llevarles de viaje a Disney con dos médicos, para garantizar que están atendidos ante cualquier eventualidad que pueda surgir por las dolencias que sufren, algunas muy graves. La caseta sirve para recaudar fondos para esa iniciativa que implicará el desplazamiento de alrededor de ochenta personas a París la próxima primavera.