Secciones
Servicios
Destacamos
Si hay algo que caracteriza a la peculiar Feria de Málaga son los ambientes tan dispares que uno puede encontrar cambiando de calle. Familias con carritos, mayores con atuendos frescos o vestidos de faralaes, grupos de amigos con camisetas a juego, jóvenes con guayaberas o ... chicas con pantalón y top corto. Desde luego, en esta fiesta local hay sitio para cualquier persona, pero lo más curioso de todo son las historias que se encierran en cada caseta y el motivo de elegir esos espacios en concreto.
En la segunda jornada de celebración, domingo y día previo a un festivo, se notaba por la mañana la leve resaca después de haber bailado hasta el agotamiento la noche anterior, sobre todo los más jóvenes. Sin embargo, el nublado de las primeras horas del mediodía permitió ese respiro del terral para que familias, mayores y pequeños pasearan por las calles del real a eso de las 14 horas, eso sí, buscando «el sitio más económico para almorzar».
Las casetas más conocidas, aquellas que tienen sus restaurantes asentados en el Centro de Málaga, fueron las que recibieron mayor público, sobre todo aquellas personas que buscaban la sombra y el fresco de los aires acondicionados, claves en estos primeros días de calor excesivo. No obstante, cuando fue pasando el día lo que marcaba el termómetro era lo de menos: lo importante era la fiesta con los amigos. Por ejemplo, María, Flores y Luisa apuraban sus bebidas en la entrada de Tentadero, uno de los locales del Cortijo de Torres con mayor afluencia desde que abre. Desde las doce del mediodía hasta las seis de la mañana, este espacio se convierte en un oasis para la fiesta, un lugar en el que pasar varias horas sin inmutarse. «No estaba nerviosa por venir a la feria después de tanto, pero sí que teníamos muchas ganas. Hoy hemos salido de 'tardeo', que mañana no hay que trabajar, así que lo que nos depare la noche», relataban.
Enfrente, su competidor directo, la Huella de Malafama, ofrece de igual forma un recinto muy polivalente al que también pueden entrar las familias con hijos. Inma y Manolo escogían este lugar porque se adapta muy bien a sus gustos y sus edades: gente madura que busca divertirse sin meterse en peleas. De hecho, desde este local afirman que hace unos cinco año que no han dispersado ninguna trifulca en su recinto, pues el filtro en la puerta es bastante riguroso. «No dejamos entrar a gente que vaya armando escándalo, ni demasiado pasada. Queremos personas civilizadas, que sepan comportarse y que se lo pasen bien, porque aquí hay familias y niños», explican, aunque el ambiente cuando entra la noche cambia completamente: las familias desaparecen y lo toman, mayoritariamente, los grupos de amigos.
Más tarde, a eso de las 20 horas, Andrea Díaz jaleaba por las calles del real contando que el Centro «estaba muerto», y aunque fue su opción principal su grupo de amigos decidió coger el autobús e ir al Cortijo de Torres: «No hay música en directo apenas, se corta todo a las seis de la tarde y es muy triste, ya no es lo que era», comentaba con tono de resignación.
Como ellos, otros muchos jóvenes llenan las casetas donde se escuchan los temas más conocidos del verano, muchos de ellos de reguetón, aunque algunos amigos comentaban que echan en falta «una caseta exclusiva de electrónica», pues a veces esa oferta en la Explanada de la Juventud no es suficiente: «Necesitamos una caseta donde se pueda escuchar y bailar electrónica todo el día», afirmaban.
Por el calor bochornoso que se vivió en la jornada de ayer muchas mujeres decidieron no sacar sus vestidos de flamenca, excepto las hermanas madrileñas Virginia, Dulce y Gemma, quienes no quisieron perder la ocasión de mostrar sus modelitos más meditados. «Tenemos unos cuantos, no uno para cada día, pero sí, muchos. Lo que vemos es que no hay mucha gente vestida, que lo achacamos al calor porque nosotras estamos muy sofocadas, pero la Feria es para esto, hay que vivir Málaga a tope», relataban estas mujeres de entre 56 y 67 años.
La novedad del día fue el cierre impuesto de la caseta Los Verdiales durante dos jornadas, la de ayer y la de hoy, por la venta de alcohol a menores de edad. Así lo anunció en su Twitter el Ayuntamiento de Málaga, un procedimiento que responde al protocolo impuesto para esta feria y que coordinan los cuerpos de seguridad.
Volviendo a la fiesta es cierto que a eso de las 21.00 horas hay una especie de tregua para la cena y las calles dejan de estar tan vivas, aunque no tardan en recuperar su esencia cuando ya el ambiente torna a juerga hasta la madrugada: las discotecas son la protagonistas, las familias se retiran tras la cena y un par de bailes y las atracciones de feria se llenan de niños con sus padres.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.