El pantalón corto, la seña de identidad del real

Sus amigos opinaban lo mismo y resulta difícil toparse con un chico que lleve pantalón largo. Los que lo llevan, acompañados de camisa y mocasines, frecuentan ambientes más tradicionales, casetas alejadas del plan de discoteca y fiesta. Excepto el malagueño Antonio Cabeza, que contaba que es porque le hace parecer «más elegante», un consejo de su mujer: «Ayer vi a un chaval con pantalón largo y camisa ancha, era por la noche y me gustó mucho su vestuario, creo que eso me influenció para vestirme hoy», explicó, añadiendo que generalmente las mujeres «piensan más lo que se van a poner antes de acudir a la feria».

Ocurre en el caso de Mireia y Ana, dos amigas de Benalmádena, que acudían valientes en tacones: «Nos hemos vestido en casa de Mireia esta mañana, porque queremos ir guapas, hacernos fotos y pasarlo bien. Eso sí, vamos fresquitas con vestido, pero nos hemos hecho las planchas y hemos pasado mucho calor», contaban riéndose.

Juan Vergara también pasa bastante calor a ciertas horas del día, pero compensa el buen rato que vive con su familia. El malagueño vestía un traje de campero, tradición que cumple desde hace más de 20 años para sacar a pasear a su yegua Curiosa por las calles del real. Su nieta y su hija Mari iban a juego con un conjunto que le confeccionó la suegra de ella: una falda de flamenca corta y con volantes que combinaba con un top y una flor en la cabeza.

De hecho, este último complemento es el más socorrido para los días de feria, pues sólo hay que llevarla y combinarla con un vestuario fresquito, «nada de vestidos de flamenca, que hace mucho calor». Así pensaba una pandilla de amigas «de toda la vida» de la Estación de Cártama. Estuvieron desde el mediodía comiendo por el Cortijo de Torres y lo que más les apetecía era bailar y reír, algo que cumplieron a rajatabla. Con respecto a los 'looks' masculinos, una de ellas respondía con franqueza: «La gente no va bien vestida a la feria, poquísima gente va arreglada, no es como la de Sevilla», aunque otra amiga le contestó rápidamente: «Porque es en otra fecha del año, ¡aquí cómo vas a venir en traje!, yo me pongo ahora un vestido de flamenca y me muero. Lo bueno es que te dejan entrar a las casetas vayas como vayas, hay esa libertad que está muy bien», confirman.

Casi a punto de cumplir los 18 años, las amigas Ada, Alejandra, Marta y Blanca relataban que llevan poniéndose el traje de faralaes toda la semana, y aún no están cansadas. A las siete de la tarde decidieron recoger sus cosas y volver a sus casas para cambiarse al 'look' de noche, algo más sencillo para ir a dar un paseo: «El ambiente es distinto aquí que en la de Sevilla, allí suenan sevillanas todo el rato, es otra cosa, otro estilo de feria, pero mola más vestirse allí», relataban. A Katia, una alemana afincada en Málaga desde hace 20 años, le encantan los caballos y la tradición andaluza de enfundarse el traje flamenca, así que ayer aprovechó la tarde para escoger sus mejores galas y pasear en el enganche de un conocido. Aunque ella misma tiene tres caballos explica que es bastante difícil traerlos al recinto, pues las condiciones que impone el Ayuntamiento son «bastante estrictas».