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Jorge Lasuerte anima cada día La Mami El Quinto Pino desde un escenario. FRANCIS SILVA

La juventud quiere bailar toda la noche en el real

Un ambiente más maduro elige las casetas en el 'tardeo' y los menores de 20 años prefieren salir hasta la madrugada por los escenarios de la marcha en el Cortijo de Torres

Jueves, 18 de agosto 2022, 00:57

Es curioso observar cómo el ambiente del Cortijo de Torres cambia a medida que pasan las horas: a mediodía familias y mayores hacen suyas las peñas; a eso de las 17.00 horas, gente de mediana edad desde 25 o 30 años hasta los 50; ... y por la noche, bien entrada la madrugada, una oleada de chicos y chicas que acaban de cumplir los 18 años y que están deseosos de darle un buen bocado a su primera feria.

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Sin embargo, los locales de fiesta, las discotecas y las casetas en las que no para la marcha en ningún momento del día (ni tampoco la afluencia considerable de público) son las opciones preferidas para los que salen a pasar un buen rato con su grupo de amigos. La madrileña Patricia y la malagueña Mónica esperaban el mejor momento para entrar a Maná mientras recargaban su cubata bajo los árboles en la zona del botellón. A decir verdad un botellón improvisado, pues a esa hora en este espacio joven aún da el sol de pleno. Sin embargo, saben que en las casetas las copas son más caras y que beberse dos de ron cola antes de entrar les hará estar más motivadas: «Nos gusta más el tardeo, porque por la noche hay muchísimas colas para entrar a las discotecas y siempre las mismas canciones. La gente por la noche suele ser más conflictiva, no nos gusta ese rollo», resumen. Con reflexión achacan a esos «ambientes más de pelea» porque fuera de Málaga se concibe esta feria como «una fiesta sin fin», y no «tan medida como la de Sevilla o Córdoba, por ejemplo»: «Dicen que son más tradicionales, entonces viene la gente de fuera a 'reventar' la feria, con ganas de liarla, y ahí está el problema. No hace falta que te pongas etílico ni que molestes a la gente para pasarlo bien», recalcan estas chicas de 24 años.

'Tardeo'. Patricia y Mónica beben sus copas antes de entrar a bailar. FRANCIS SILVA

Tardes de salsa en Maná

En Maná, su próximo destino, el ambiente es más bien maduro llegando a las siete de la tarde. José Sánchez, su gerente, relata que durante la tarde ofrecen animaciones de bachata y salsa, lo que ha motivado a Antonio y sus amigos a acudir varios días: «Nos conocemos del Atrévete, bailamos allí salsa todos los martes y jueves», comenta. Para Sánchez, el miércoles de ecuador de la feria «es el día más flojo hasta ahora», pero ni con ese pretexto se vacía su caseta durante la tarde.

En la de la Gold pasa algo similar: DJ Valdi mantiene a las más de 500 personas, su aforo total y uno de los más extensos de la feria, en la cresta de la ola. Desde la sala, Juan Miguel Vílchez, encargado, y Sergio Redondo, uno de los socios, cuentan que el ambiente «ha mejorado con los años», los conflictos «ya no son tan comunes» y la clientela es cada vez más heterogénea. Una prueba de ello es que en esta caseta bailan a la misma hora una chica con traje de flamenca y flor en el moño junto a otra con rastas y vestido corto: el eclecticismo está muy vivo en esta feria.

Sin duda, de las casetas más llamativas y abarrotadas es la antigua La Mami, ahora El Quinto Pino, una parada obligatoria para los amantes del son cubano. Aunque la música que suena cada tarde y noche en este espacio es la más comercial, Jorge Lasuerte, el animador de esta caseta, pone el alma en cada pase para hacer vivir un día inolvidable a quienes ve desde la tarima. Paco Gata, el dueño, explica que esta fusión extremeña (de donde ellos proceden) y la cubana «fue una mera casualidad», aunque ahora son una familia que ofrecen animaciones con bailes de la tierra de Lasuerte y actuaciones en las que reinan los cuerpos esculturales. Con su aforo, unas 745 personas, consiguen reunir al mayor público de la feria, un reto que logran cada día desde hace ya siete años.

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Fiesta con tradición

La sorpresa de la jornada fue la cola improvisada que se formó a media tarde en La Rumba, un espacio que impulsan los dueños de MariCarmen Casa Playa con un concepto «muy de caseta, de tradición»: «No tenemos ambiente de discoteca, queremos ser una caseta y crear una feria como las de antes, es nuestro eslogan», aclaran desde la gerencia, aunque el lleno que mantienen desde su apertura habla por sí solo. De igual forma, alejándose del concepto discoteca, pero ofreciendo un ambiente muy festivo, desde la Peña Perchelera Le Grand Café cuentan que la sala no se vacía en ningún momento y que por fin «se ha conseguido que este año la feria de día se viva mejor en el real, porque esto es una feria de verdad», tal y como explica Juanjo Vergara, uno de los socios de este espacio.

Mas allá de esta burbuja de felicidad fiestera que se crea en las casetas más cercanas a la Explanada de la Juventud hay que recordar que durante estos días se han cerrado cinco espacios por venta de alcohol a menores, aunque a día de hoy ya han abierto aquellos a las que se les impuso el castigo de dos días.

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La Policía Local comentó a SUR que a raíz de estos incidentes las demás casetas ya «están más pendientes del asunto porque se ha corrido la voz y ahora tienen más cuidado». Concluían, además, que durante la tarde los jóvenes menores de 20 años esperan siempre a la noche y sólo un 10% acude el real después de comer: «Por la noche hay una afluencia tremenda, no se puede andar», respondían, ratificando que esta feria, por su especialidad, está siendo una de las más concurridas.

Maná organiza por las tardes animaciones de salsa y bachata. francis silva
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