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Antonio Contreras
Málaga
Jueves, 17 de agosto 2023, 00:23
Imaginen por un segundo una feria del Centro sin su música en directo. Desaparecen los escenarios de las plazas, los micrófonos, las guitarras, las baterías, ... las panderetas y los grupos que tocan todos estos instrumentos. Bandas que, con su energía, carisma y magnetismo, consiguen abarrotar de gente las principales plazas del corazón de la ciudad, inundándolas de buen rollo y ganas de pasarlo bien entre sus asistentes. En definitiva si no estuvieran: se apagaría la fiesta.
«La música tiene la capacidad de hacerte olvidar cualquier problema. Y eso hace que mientras toquemos olvide días como hoy, que es uno de los más tristes de mi vida. Es un poder flipante», destacó David Sanz, cantante y guitarrista del grupo Radio 80, con la voz aún algo carrasposa y apagada tras una mañana colmada de sentimientos. Apenas unas horas antes de realizar la entrevista y de empezar a tocar, Sanz había perdido a su perra, Trufa, quien más que una mascota ha sido una compañera y un miembro más de la familia durante gran parte de su vida.
Los músicos viven la feria con una ilusión distinta a aquellos que vienen a disfrutar de la feria y a escuchar sus canciones. «Se vive con una ilusión especial. Ayer nos metimos un curro y una cantidad de sudar enorme, pero después, lo que te recompensa la gente aquí es brutal. Te da energía para aguantar toda la semana», comentaron los integrantes del grupo Radio 80, que animan estos días la feria tocando en 'su plaza', la de San Pedro de Alcántara. Este año, debido a las obras de Carretería, que también ha engullido gran parte de la plaza, el grupo lo tiene complicado. «El año pasado llenamos la plaza entera, por delante y por detrás. Este año tenemos apenas un tercio de la plaza», afirmó Agustín Sánchez, cantante y guitarrista del grupo.
«Se vive de una forma muy diferente. No es lo mismo venir de cachondeo a venir trabajando. La sensibilidad de todo es distinta. No puedes beber y fumar todo lo que te gustaría, ni tampoco involucrarte hasta altas horas de la madrugada», bromeó Andrés Reina, vocalista de Mr. Proper, tras su actuación el pasado domingo en la plaza del Obispo. El grupo lleva ya diez años tocando en este espacio y de lo que más orgullosos se sienten es del buen ambiente que siempre se respira. «En los diez años que llevamos aquí jamás hemos visto un mal momento. La gente viene a divertirse y a pasarlo bien», dijo.
Por su parte, Silverio Soto, cuyo grupo lleva más de una década actuando en la feria, tanto en la plaza de la Constitución como en el real, relató su experiencia: «Después de tantos años uno está acostumbrado, pero se sigue viviendo genial porque a nosotros nos encanta. Aunque es cierto que es muy cansado, sobre todo por el calor». Para Soto la música no es su forma de vivir, sino una forma de entender la vida. «La música es mi segundo trabajo, aunque es el que más me gusta», confesó con una sonrisa.
Una dedicación que no es fácil y que requiere de mucho esfuerzo personal y profesional. «Es una manera distinta de vivirla. La gente cuando terminas te dice '¡Otra, otra!', '¡Vente de fiesta!', ¿Y tú sabes a donde voy yo ahora? A mi casa, a dormir y cuidarnos un poquito», relató Encarni Navarro, una asidua en la plaza de la Constitución.
Y es que no todo son rosas y buenos momentos. El esfuerzo patente para que todo salga bien es enorme. «Para estar aquí hay que hacer muchas llamadas de teléfono. Hay mucho curro de negociaciones, de logística y también de preparar el repertorio, ensayarlo y que esté bien engrasado», contó Agustín Sánchez.
El paso de los días también acaba minando las fuerzas de los artistas, que apuestan por darlo todo hasta el último momento. «Es cansado, durante una semana tienes que darlo todo día tras día», expuso Encarni Navarro. Esa puesta en escena, que hace a todos los asistentes olvidarse del tiempo para dejarse llevar únicamente por la música, tiene, en realidad, un reloj que aprieta con cada movimiento de las agujas del tiempo que disponen los artistas. «Anoche terminamos a las cinco de la mañana en el real y el batería a las una de la tarde ya tenía que estar aquí en la Constitución para montar su equipo y eso que empezamos a las cuatro. Cuando terminemos aquí, más de lo mismo. Nos da tiempo a darnos una ducha y poco más, porque a la noche volvemos a tocar en el real», añadió Silverio Soto.
A pesar del esfuerzo que supone, ninguno de ellos podría vivir sin actuar. Para Agustín Sánchez la música es un modo de vida, pero también un motivo para vivir y levantarse por las mañanas; para Silverio Soto es parte de su vida, incapaz de concebir una existencia donde la melodía no le acompañe; Andrés Reina, que se considera ciertamente misántropo, la música es su manera de reconciliarse con el ser humano
«Para mí la música es mi vitamina, mi medicina. Problemas tenemos todos, y para mí la música es una vía de escape. Mi fuerte son las navidades y la feria especialmente», apostilló Navarro.
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