El operativo de policía, guardia civil y ayuntamiento en la entrada de la feria del real. SUR

Cómo se ha garantizado la seguridad alimentaria en el real

Las autoridades municipales destruyen más de 300 kilos de comida en sus controles en el espacio ferial por no contar con la documentación requerida o por haberse roto la cadena del frío

Sábado, 19 de agosto 2023, 00:10

Un equipo de media docena de personas los festivos y de hasta 16 profesionales los días de diario ha estado vigilando durante toda la feria ... que todos los alimentos que entran en el real y que luego se sirven en las casetas a los seis millones de personas que se prevé que hayan desfilado por este espacio ferial estos días están en las condiciones óptimas de consumo. En este dispositivo han participado veterinarios del servicio de sanidad y consumo del Ayuntamiento; efectivos del Seprona de la Guardia Civil; y también del servicio de medio ambiente de la policía local malagueña, el Gruprona. Todos ellos han estado desplegados en un único punto de entrada de la feria, al que se llega por María Zambrano, porque a éste las fuerzas del orden desvían los camiones y furgonetas que fueran a entrar por otros accesos, de manera que se garantice que no haya alimento que no haya pasado por la supervisión de este equipo, al que también apoya la inspección pesquera de la Junta de Andalucía.

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«Se trata de controlar que todas las mercancías que entran en el real para el abastecimiento de las casetas, especialmente los productos perecederos, vengan en un estado óptimo de temperatura, como marca la legislación para cada alimento. Todos los compañeros que trabajamos en la feria estamos coordinados y todos los vehículos son desviados hasta este punto», explica a SUR Simón Prado, subinspector de la policía local, ahora destinado en el grupo de medio ambiente. José Antonio Merino, jefe de negociado de higiene alimentaria del Ayuntamiento, detalla en qué consisten los controles: además de comprobar que los productos perecederos vayan a una temperatura correcta, el vehículo en el que van transportados también tiene que ser el idóneo -ha de ser una furgoneta, no un coche particular, aunque en éstos sí pueden ir verduras u otro tipo de alimentos-. Por ello, se detiene a todos y cada uno de los vehículos que pasan por ese punto y se comprueba el maletero. Lo primero que se hace, por tanto, es tomar la temperatura de los alimentos, sobre todo de carne y pescado. A continuación, se busca la acreditación de origen de las mercancías, se piden las facturas o el albarán de compra y se certifica que la carga venga de un proveedor registrado.

En ocasiones, cuentan los empleados municipales, falta alguna documentación. Entonces, se inmoviliza el vehículo hasta que el transportista reúne todos los papeles que se requieren. Pero, en general, según valora Prado, «sabemos que los empresarios de Málaga hacen las cosas bien y transportan su mercancía de acuerdo con lo que manda la legislación; además, antes de iniciarse estos dispositivos, desde el Ayuntamiento se les manda un panfleto recordando cómo es la norma».

Cien vehículos al día

636 vehículos

se han inspeccionado desde el viernes de los fuegos y hasta este jueves, incluido

Hasta este jueves, incluido, se habían inspeccionado 636 vehículos, lo que hace una media de alrededor de 100 diarios. Además, fuentes municipales informan a SUR de que se han producido once denuncias por infracciones relacionadas con el transporte y se han destruido 318,73 kilos de alimentos que corresponden a alrededor de una veintena de vehículos. La mayor parte de esa carga tiene origen animal, pero también se incluyen aquí productos listos para el consumo, como las ensaladas preparadas. La destrucción se ha producido bien por falta de etiquetado o de acreditación de origen del producto o por la ruptura de la cadena de frío. De acuerdo con Merino, la carga destruida este año es muy inferior a la del año pasado, cuando la cifra se acercó a los 1.000 kilos. A su juicio, eso significa que el operativo funciona, haciendo que los empresarios cada vez sean más diligentes en el cumplimiento de las normas.

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1.000 kilos

fue la cantidad de alimentos destruida el año pasado, más del doble que este año, síntoma, dicen las autoridades municipales, de que el operativo funciona.

Inspección de un vehículo. SUR

El operativo se extiende entre primera hora de la mañana, las ocho o así, hasta las dos de la tarde. Pero como han sido varios los equipos de veterinarios que han trabajado en la feria, si bien hay una parte que se ha quedado controlando el transporte, otra se ha ido a hacer inspecciones de casetas, con el objetivo de que al final, el último día, se hayan revisado todas ellas y a fecha de este viernes, ya prácticamente se ha completado la 'tournée' de las casetas familiares, es decir, de las que sirven comidas. Lo que se ha estado vigilando durante toda la feria es que cada local cumpla con la normativa en vigor, que las instalaciones estén limpias, mantenidas; y que los equipos y las pautas de manejo, así como la vestimenta, sean los idóneos. También se ha estado comprobando la documentación de las casetas y que, por ejemplo, la carta de alérgenos haya estado a disposición de los clientes. Se le da asimismo mucha importancia a la supervisión de los dispositivos de frío y al almacenamiento de los alimentos en éstos.

Si en el caso de la supervisión del transporte las autoridades a veces han tenido que inmovilizar alguna mercancía porque faltaba alguna documentación que luego se ha comprobado o que ha aportado el empresario, o se ha destruido alguna carga porque no estaba en condiciones de consumo, en el caso de la inspección de las casetas en algún caso se ha tenido que apercibir a sus gestores para que se subsanara alguna cuestión en un plazo de 24 horas.

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Operativo intensificado este año

Éste es un dispositivo que se desarrolla todos los años, aunque en este 2023, afirma Merino, se ha intensificado: el servicio veterinario ha pedido permiso a las autoridades municipales para poder trabajar los dos días festivos de la feria, el 15 y el 19. «Descansábamos esos días y el ayuntamiento nos ha permitido ahora trabajar sábados, domingos y festivos», expone Merino, quien también señala que es lógico que se haya dado una vuelta de tuerca al control de la seguridad alimentaria, porque la feria implica mucha actividad económica, turismo y publicidad para la ciudad y no se puede permitir tener una mala noticia de ese tenor.

Aunque no necesariamente es así siempre, los incumplimientos a veces llevan sanciones asociadas. Como referencia, la más alta de las leves es de 5.000 euros, mientras que la más baja de las graves es también de esa cantidad, 5.000 euros. Una vez termine la feria se sabrá cuántos expedientes sancionadores se incoarán, es decir, se iniciarán, y cuántas destrucciones de mercancías o denuncias acabarán con multas y de qué cuantía.

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