El Centro de Málaga revive en el jueves de feria

El ir y venir en la calle Larios era una constante. Turistas que se paran asombrados ante las exhibiciones de verdiales se entremezclaron con la primera tanda de visitantes que llegó para disfrutar de la recta final de la feria. Una cosa está clara: el malagueño escasea cada vez más en el Centro, donde predomina ahora el feriante que viene de otras ciudades españolas. Mariloli, una joven del sevillano pueblo de Gilena, llegó por la mañana con un grupo de amigas.

«Todos los veranos intentamos ir a algunas ferias. La de Málaga no suele fallar», explicó a SUR. Eso sí, no dudó en transmitir las dificultades que han tenido para encontrar un alojamiento más o menos asequible. «Noto todo más caro. No sé si podremos repetir el año que viene si esto sigue así», dijo.

El bajón del martes y miércoles también se superó en las plazas. La de la Constitución sigue siendo el pulmón de la feria y presentó un buen aspecto. Aunque con huecos y espacio de sobra, algo impensable cuando la feria del Centro no estaba capada por el apagón de la música a las seis de la tarde.

La plaza de las Flores y la del Obispo también congregaron a muchos feriantes a partir de las cuatro de la tarde. La diversión, eso sí, fue una vez más de corta duración. Sin música empieza el éxodo.