Las altas temperaturas hacían que los feriantes bebiesen agua además del Cartojal. ñito salas

Baile y cante en un domingo de calor y sudor

La elevada temperatura marcó el segundo día ferial, pero no pudo con las ganas de la gente de disfrutar y pasarlo bien por las calles y plazas del casco antiguo de Málaga

CRISTINA PINTO

Domingo, 14 de agosto 2022, 22:09

El sábado ya apuntaba maneras. Pero el domingo remató. El calor era un protagonista más entre las calles del centro de Málaga en las horas puntas de salida durante el segundo día de feria. Aunque cuando hay fiesta eso no duele, o eso decía Victoria, que estaba dentro de la Caseta los Amigos de Pedro bailando y cantando con gran parte de su grupo de murcianos: «Estamos sudando un poquito pero palos a gusto no duelen. Nosotros venimos cada año un grupo de 800 personas desde Murcia, este fin de semana hemos venido y el siguiente volveremos. Vamos a las mejores ferias de España», comentaba vestida de gitana sin parar de abanicarse. Al comparar la Feria de Málaga con las otras en las que han estado este año, lo tenía claro: «La gente aquí tiene más ganas de fiesta que en el resto de las ferias, no sé si será el verano...», aclaraba antes de irse a seguir con lo que le quedaba de domingo.

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Pero en la caseta seguían algunos del grupo como Fran Granja, que se presentaba como murciano pero con sangre malagueña de Ronda: «Ayer estuvimos en el real y hoy aquí, por la noche volveremos al recinto», aseguraba el joven de 27 años. Dentro estaba Concha Martínez, que es toda una trabajadora veterana en Los amigos de Pedro, caseta superviviente del Centro: «Llevo aquí unos 22 años, esta es una caseta familiar y tenemos clientes habituales que vienen feria tras feria. Es un sitio muy especial», comentaba mientras parte de los trabajadores se subían a la barra y bailaban junto a clientes: «Los latidos del corazón, los que mueven el mundo», cantaban todos. No importaba el calor, el movimiento de abanicos era un paisaje fijo en la feria del Centro. Y en esta caseta estaban los aspersores echando agua para refrescar a los que lo estaban dando todo bailando. Como Rocío, Javi y Nani, que tenían estudiado el kit de supervivencia a los 36 grados: «Abanico todo el día y chorrito de agua».

El calor no pudo con las ganas de festejar en la Caseta los Amigos de Pedro. ñito salas

Aunque a Txema Moraño y Alejandro Pardo no les pesa el calor, de hecho estos malagueños no notaban la diferencia con otros años: «Hace el mismo que siempre», comentaban desde la plaza San Pedro de Alcántara mientras aprovechaban para recordar sus tiempos de juventud en la feria del Centro: «Anda que cuando íbamos con el carrito lleno de bebida y moviéndonos de un sitio a otro... Pero nuestra generación no deja de venir al Centro, la feria aquí acabará cuando los de nuestra edad dejen de venir», debatían con su amiga Leticia Traverso mientras sonaba en directo el grupo Joker Rock Band cantando 'Carolina'. Cerca de esta plaza estaban Dani, Pepe y Sebastián, esperando en la puerta de un supermercado a que su amigo comprase el famoso Cartojal: «Ayer no salí porque hacía calor, hoy venían amigos y he salido», decía el malagueño Dani.

El turno de música en directo iba acabando, pero la gente se resistía a que terminase la tarde, como le pasaba a la malagueña Lucía Vida desde la plaza del Obispo: «El alcalde debería poner más zonas cubiertas para la sobre y no quitar la feria del centro acortando cada vez más la música en directo», se quejaba esta paisana mientras echaba agua a su amigo Eduardo para refrescarlo: «Tengo amigos argentinos que han venido y están flipando del calor», añadía él. Pero eso no importaba a algunos, los jienenses Lidia Cañada y Paco Arias estaban a pleno sol: «Da igual, es feria y hay que venir sea como sea, el ambiente es lo que importa».

Desde Barcelona, Khalid Sousi y desde Cantabria, Samuel Allende vivían la Feria de Málaga. Pero a las 18.30 horas, cuando el ambiente ya estaba disperso, buscaban un sitio donde seguir a pesar de las altas temperaturas. «Sabíamos a lo que veníamos y que iba a hacer calor», comentaba el cántabro mientras se disponía a cambiarse de ubicación. Al final tomaron la decisión de irse al piso de sus amigas Almudena y Elena a rematar la tarde con el vino, pero con el aire acondicionado.

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