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Calle Larios, epicentro de la feria en el Centro

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Calle Larios, epicentro de la feria en el Centro Salvador Salas

Jornada tranquila en el Centro para dedicarla a la música y a la tradición

El ecuador de la Feria de Málaga deja un día de menos afluencia de un público que cada vez tira más al visitante, mientras que el local se marcha al real

Miércoles, 16 de agosto 2023

¿Se acuerdan de esos grandes mogollones de gente por el Centro de Málaga todos y cada uno de los días de feria? Pues cualquiera que haya ido en los últimos años –especialmente este último— ha podido comprobar que esas imágenes han desaparecido, probablemente para siempre y a excepción de algún día concreto, como el primer sábado. Pero esto no es necesariamente negativo, porque los que se han quedado la están disfrutando como nunca, especialmente aquellos que apuestan por la tradición y la música en directo.

En el Centro hay dos ferias. La que empieza con el aperitivo, bien pasadas las 12 del mediodía, y las que se van de bares cuando el reloj marca las 18 horas. De los segundos sí que cada vez quedan menos con la marcha hacia el real, pero en el primer tramo la esencia sigue siendo la misma de siempre. Las pandas de verdiales y las charangas se hacen los dueños de la calle Larios y de su entorno. Hacen disfrutar a los suyos y sorprenden a los visitantes extranjeros, que observan siempre con una sonrisa la alegría de la feria.

Cualquier esquina que parece tranquila se anima de un momento a otro. Y como se ha dicho al principio de esta crónica, en un día como el miércoles, sin esas bullas de otros años. Ese primer tramo hasta pasada la hora de comer es lo más destacado del centro, la esencia de lo que fue y lo que la hace diferente. Por eso, y esto es más una percepción del que escribe que no se ajusta (al menos de momento) a ningún estudio, el porcentaje de visitantes frente a los locales, aumenta cada año. Hay quienes duplican, incluso, como un grupo de madrileños que bailaban y cantaban a ritmo de Encarni Navarro en la plaza de la Constitución. «Hemos venido a comer aquí, pero luego nos vamos al real de marcha», decían como teniendo muy clara la fotografía de lo que es en 2023 la Feria de Málaga.

Pero, decíamos, lejos de ser algo malo, ello ha hecho que se pueda disfrutar el centro, sobre todo si la música pudiera escucharse en la calle hasta algo más de las 18 horas. Eso es lo que piensan cada una de las tardes los que se animan a convertir la plaza del Obispo como su punto de referencia en el centro. La banda Mr Proper se ha convertido ya en el clásico de los clásicos. No es un lugar en el que haga excesivo calor, el ambiente es de lo más interesante y la banda hace unas versiones que ya las querrían en más de un programa de televisión. Pero cuando ya se olvidó el almuerzo y las copas ocupan las mesas, alguien le da al interruptor y se acabó lo que se daba. Ni un minuto más allá de las 18 horas. Una lástima, especialmente para aquellos que no lo saben y que, como ocurrió este miércoles con otro grupo que claramente no era malagueño, se llevaron un enorme chasco.

No solo la plaza del Obispo es uno de los sitios más deseables para estar en el centro. Aunque en este miércoles se notaba bastante menos gente, la plaza de San Pedro Alcántara también tiene su encanto. No solo porque allí también hay un escenario por el que pasan distintos artistas, sino porque los bares de la zona también ponen de lo suyo. Para los que no suelen acudir al Centro los fines de semana del resto del año, estos locales suelen concentrar a mucho público, la mayoría fiel y recurrente. Es normal que añadiendo un escenario, la plaza (junto a la del Obispo y la de las Flores).

La estética de despedida

Las despedidas de soltero (y de soltera) ya son una realidad en la Feria de Málaga desde hace años, y eso es un hecho que hay que asumir. Aunque el fin de semana se podían ver más grupos que en este miércoles, no puede pasar la semana sin que se hable –un poco al menos– de una figura fácilmente reconocible.

Durante el resto del año son habituales y llaman más la atención, pero es verdad que durante la feria pasan un poco más desapercibidos, siempre y cuando no se encuentre uno a un señor vestido de plátano con una botella de Cartojal en la mano, repartiendo vasitos rosas a diestro y siniestro. Podemos incluso decir que se forman situaciones divertidas cuando se cruzan con otras despedidas, sobre todo de las del sexo contrario. No seamos tan críticos, en la feria se perdona (casi) todo.

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