La festividad local permitió confirmar las mejores previsiones de asistencia al recinto

La fiesta suma adeptos en el real

El buen ambiente del lunes en Cortijo de Torres, repleto de caballistas y trajes de gitana, confirmó las mejores previsiones

F. MORGADO

Martes, 16 de agosto 2016, 00:38

Las nubes que tapaban el cielo de Málaga desde la mañana del lunes no cumplieron finalmente su amenaza de lluvia, facilitando que un día más el Real de Cortijo de Torres luciera un ambiente inmejorable. La festividad local permitió confirmar las mejores previsiones de asistencia al recinto, que volvió a llenarse de coches de caballo y mujeres ataviadas con el típico traje de gitana.

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La noche del domingo había transcurrido prácticamente igual a la del sábado, con algo menos de asistentes al botellón de la zona de la juventud. Una zona que cada noche cuenta con una amplia presencia policial y, desgraciadamente, requiere también a menudo del trabajo de los servicios de emergencia. A partir de las dos de la tarde de ayer, cada autobús que llegaba de la Alameda Principal hasta la parada situada en uno de los costados de la portada del hotel Miramar descargaba a decenas de personas que se dirigían al epicentro de la fiesta. El calor está dando una tregua estos días, y el efecto de los humidificadores repartidos por los árboles del Real apenas era necesario. De nuevo el momento de máxima asistencia en la feria de día coincidió con la hora del almuerzo. Varias eran las casetas que captaban al público ofreciendo tapas de paella gratis, como El Tentadero, que estaba repleta a las dos de la tarde. La comida dio paso a las copas y el público comenzó a migrar desde las casetas de las diferentes peñas y asociaciones a las de la zona norte, más cercanas a la zona de la juventud. Mientras tanto, un grupo de unos 200 cruceristas, en su mayoría británicos, daban un paseo por las calles del Real, asombrados por algún detalle a cada paso que daban. Desembarcaron en Cortijo de Torres a última hora de la tarde en cuatro autobuses, procedentes del crucero 'Oriana'.

Mientras unos llegaban, otros daban por concluida su jornada en el Real. O al menos buscaban un descanso. Era el caso de Elizabeth Ara Draper y Santiago Roman, amigos llegados de Miami, que esperaban sentados a que el autobús los devolviese al centro de la ciudad. «El Real es distinto, algo más cultural, botellón puedes encontrarte en todos lados», señalaba Draper, que el día anterior había visitado con su compatriota 'la otra feria'.

Por su parte, Roman, igualmente encantado con el ambiente tan folclórico, no acertaba a entender cómo era posible que el recinto ferial permaneciese cerrado el resto del año. «Si estuviese en Estados Unidos, lo tendríamos abierto las 24 horas del día haciendo dinero», exclamaba alarmado.

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