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Sábado, 13 de agosto 2016, 00:46
¡¡¡Muy buenas noches Málaga!!!
Estoy muy emocionada de estar aquí, no puedo evitar sentir un respeto absoluto viendo algunos de los nombres de los pregoneros de años anteriores. Espero estar a la altura. Sí os digo que lo he hecho de la manera más honesta posible, que para mí es todo un honor y que este 12 de agosto quedará escrito en mi memoria para siempre como un día inolvidable. Y todo gracias a vosotros.
Quiero agradecer al alcalde, Francisco de la Torre, por haber pensado en mí como pregonera de las fiestas de este año. Cuando recibí su llamada, estaba en Los Ángeles, a punto de salir como cada mañana hacia el estudio donde he grabado lo que será mi próximo disco. Días antes había estado contándole a mi productor y a los músicos como es la ciudad donde nací y me crié, cómo es Málaga, mi Málaga bonita. Una ciudad abierta y tolerante, generosa, culturalmente inquieta, llena de luces y olores de esos que te roban el alma y hacen que siempre quieras volver. Una ciudad de gente noble y alegre, hospitalaria y luchadora. Les invitaba a que vinieran a conocerla, desvelándole algunos de sus rincones y maravillas, nuestra gastronomía, les hablé de Pedregalejo, barrio de pescadores, tan humilde como grande, tan auténtico como mágico, un barrio carismático que cada noche echa sus barquillas a la mar para darte el mejor pescaíto fresco, desde el Morata, al Maricuchi, el Cabra, Miguelito el Cariñoso, y otros muchos y donde la velada se asegura más que agradable. Les hacía una ruta por el Centro Histórico, Gibralfaro, nuestra Catedral, la Manquita, la Alcazaba, Puerta Oscura, calle Larios, calle Granada, plaza de la Merced, etc.
¿Saben? Lo mío no es dar pregones, lo mío parece ser que es cantar y contar historias y Málaga está presente en muchas de esas canciones que ya no son sólo mías, sino que el mar, el viento y el boca a boca hizo vuestras y de otras gentes.
Málaga huele diferente y sabe a Málaga, cuna de arte, de poetas, pintores, políticos que quisieron mejorar nuestra historia, de artistas y periodistas que la cantan y la cuentan, de médicos y pensadores, de universitarios, investigadores, de científicos y también de panaderos, barrenderos, electricistas, operarios o vendedoras, porque a Málaga la forma su gente, la gente que la ama, hayan nacido o no aquí, es una ciudad de mezclas entre pueblos y culturas, abierta al mundo por y para el mundo, competitiva en servicios y con una calidad de vida extraordinaria.
Vámonos a los baños del Carmen, uno de mis lugares preferidos para perderme un rato, un balneario cómplice de mi adolescencia, sentémonos y tomemos algo, ojalá pudiéramos teletransportarnos a otra época, me imagino a principios del 1900 a Blas Infante, Manuel Altolaguirre o María Zambrano, entre otros, quedando para comentar sus inquietudes y sus cosas.
Pepa Flores, Antonio Banderas, Miguel de Molina, Antonio Molina, Diana Navarro, La Mari de Chambao, Pablo Alborán, Annie B Sweet, Dani Rovira, Antonio de la Torre, María Teresa Campos y otros muchos llevamos a Málaga por el mundo, desde las entrañas hasta la boca. Como Picasso en sus pinturas, yo también pienso que Picasso seguramente hubiese querido pasar más tiempo en Málaga.
Nací en el Materno Infantil, mi madre Toñi, mi padre Paco, soy del Camino de Antequera, malagueña de pura cepa, estudié en Alfonso X hasta COU y luego me matriculé en la Universidad, me juntaba en mi calle, en la Florida, en El Palo, me iba al Atabal a ver las vistas de Málaga, cantaba por teterías como el Haren, o en pubs como el Onda Pasadena, emblemático, cuna de músicos y de algún rezagado mañanero con poco sueño y la boca seca. He trabajado con coros rocieros como Amigos de la Malagueta, Entronque o Más que amigos mi primer amor, mi primer adiós, cruzarme Málaga en moto detrás de un autobús tragando humo, porque la humedad y el frío se te metía en los huesos, mi primer beso, nuestras primeras ganas. Me he criado en el mar, poniéndome un bikini seco a la caída del sol mientras mi madre me arreglaba para la vuelta a casa. Mi primera añoranza y fue cuando el tópico se hizo más realidad que nunca. Este mar, este olor a sal, nuestros sabores, ese horizonte libre y cómplice, esas barcas cargadas de espetos, el señor del ampli cantando por los Chichos, Manzanita o los Chunguitos en el paseo marítimo.
Aunque no soy muy de santos me gusta la veladilla de la Virgen del Carmen y algún año me metí en el mar para acompañarla. Dicho esto para que sepan desde donde les hablo, desde el corazón de alguien que ha vivido la feria intensamente y seguiré haciéndolo, estoy segura que al igual que muchos de vosotros.
Estos días que empiezan a pocas horas, inaugurados por unos fuegos artificiales que iluminarán la noche y las miradas de los amantes, tienen que vivirse como una recompensa, como una explosión de alegría y reencuentros, de acercamientos varios, por supuesto, de respeto también. Que es necesario festejar y celebrar la vida, el esfuerzo, ensalzar la ciudad donde uno vive y quererla bonita, recorrer sus calles y cuando llegue la exaltación de la amistad con los cuatro cartojales, llegue un cante bueno con una guitarra destemplada en el cortijo la duquesa o en la peña de juan breva, con un plato de jamón, un ajo blanco, unas berenjenas con miel y un vinito de la tierra.
Tenemos una ciudad que brilla con ganas, creemos en una tierra, una Andalucía y en un mundo mejor, mundo que en estos momentos convulsos parece desquebrajarse por todo lo que está ocurriendo.
Yo a Málaga la entiendo sin fronteras, generosa, tendiéndole la mano a quien lo necesita, la siento hospitalaria, abierta, disfrutona, trabajadora y empalmando, valiente, cantaora y en continuo crecimiento natural de una ciudadanía que dice sí al Pompidou, al Thyssen, a la casa natal de nuestro Picasso, a sus callejuelas, al Muelle Uno. Y que quiere aun así más oportunidades.
Cuanto más viajo y más conozco por ahí, más me enorgullece decir a boca llena que soy de Málaga. A más gente conozco más me gustáis vosotros, el sentido del humor, la ironía, la nobleza y las ganas de vivir que se te meten dentro nada más vienes bajando por las pedrizas.
Esta feria también es, y por eso quiero dirigirme a ellos, de los que desean estar aquí y por diferentes causas no han podido, aquellos que esperan que pase el tiempo veloz en los hospitales. Además si me permiten, como madrina de la protectora de animales y plantas de Málaga, quiero hacer hincapié en la concienciación del no abandono, ADOPTEN y no compren animales, tenemos muchos perros y gatos deseando encontrar una familia donde volcar todo su amor. Aprovecho para reivindicar la importancia de una ciudad sin barreras arquitectónicas, que permita la accesibilidad a todos y todos puedan disfrutar de sus encantos sin tener que hacer malabares o aguantarse las ganas más de la cuenta. He de decir que somos de las ciudades más preparadas en esto aunque aún quede por hacer.
Y nada más, que disfruten de la feria, de los amigos, de la charla, que la bailen y la canten hasta quedar afónicos, que el alcohol no sea motivo de enfrentamiento sino más bien de compartir ratos, momentos y risas, que eso nos llevamos en la vida.
A los chicos, como diría mi amigo y compañero Dani Rovira: «¡¡¡Poneros la camiseta hombreeee!!!!»
Disfruten de nuestro folclore, de nuestra idiosincrasia, de la magia y la verdad que Málaga desprende y vivan estas fiestas de verano como si fuera el último verano que todavía, para las tardes de gazpachuelo calentito, manta y sofá quedan unos meses.
Malagueños, malagueñas, seamos más conscientes que nunca de lo que somos y lo que tenemos y hacia dónde nos dirigimos, seamos más nosotros que nunca.
Siempre es necesario volver a casa, sentir tus raíces, respirar en Málaga. Porque cuando uno siente Málaga, la siente ya para siempre.
Gritemos todos juntos
¡Viva Málaga!
¡Viva la Feria de Málaga!
¡Vivan los malagueños y las malagueñas!
¡Viva el Centro y el real!
¡Y que cada uno viva como quiera!
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