Borrar
Morante de la Puebla. El sevillano, ayer, en la fase final de su faena al quinto de la tarde en los terrenos de chiqueros y junto a sus pies, en una estampa añeja, un sombrero de ala ancha.
Morante esparce su torería por La Malagueta

Morante esparce su torería por La Malagueta

La presidencia le niega la puerta grande al no concederle la segunda oreja pedida con fuerza tras una gran faena en una entretenida tarde

Antonio M. Romero

Sábado, 23 de agosto 2014, 02:28

Por fin Morante de la Puebla destapó el tarro de las esencias toreras, con las que está tocado por la gracia de Dios, en La Malagueta. El sevillano firmó ayer tarde en el albero malacitano la mejor faena que se le recuerda por estos lares y que levantó al público de sus asientos. Torería, pinturería, barroquismo, pellizco y sabor impregnaron su actuación en el quinto de una entretenida tarde de toros que había levantado una gran expectación como se vio en los cuajados tendidos del coso del Paseo de Reding.

El acontecimiento sucedió en el quinto de la tarde. Con el capote, Morante dejó una par de verónicas estimables y una buena media. En el caballo Refugio dio síntomas de flojedad y el público protestó fuertemente su presencia en el ruedo; la presidenta, Ana María Romero, no lo cambió. Con los tendidos enfadados por la decisión del palco, el diestro empezó una faena en la que el zalduendo ya no volvió a caerse y donde la mágica muleta del matador sevillano consiguió hilvanar un trasteo por ambos pitones marcado por el temple, la torería, el buen gusto y en ciertos pasajes con sabor añejo. En una actuación que fue in crescendo los remates, con trincherillas y ayudados por bajo, estuvieron impregnados de un sabor y una gran plasticidad y todo ello en los terrenos de chiqueros, en la querencia del burel. Faena de altísimos vuelos y de arte puro que puso La Malagueta a revientacalderas. Mató de una buena estocada y la plaza se cubrió de pañuelos blancos pidiendo los máximos trofeos;el palco concedió uno, impidiendo que saliera a hombros por la puerta grande, y el respetable abroncó a la presidencia. La opinión generalizada de los aficionados consultados por este periódico es que fue una faena merecedora de las dos orejas. Al margen de esta polémica, lo cierto es que Morante de la Puebla dejó un gran regusto en Málaga.

Su primero, segundo de la tarde, fue un toro que de salida perdió las manos en varias ocasiones provocando las protestas del público. Muy suelto y manseando, tomó una puya en el caballo de turno y otra en el que hacía puerta, mientras rehuía los capotes. Se escucharon en los tendidos algunos gritos de ¡toros, toros! Pese a las protestas, Trolo se mantuvo en el ruedo. Con la muleta, Morante de la Puebla lo intentó por ambas pitones pero no pudo arrancarle ni un sólo muletazo. Mató de media estocada delantera y un descabello.

José María Manzanares, un torero muy del gusto del público de Málaga, en cuya plaza ha firmado tardes importantes, no estuvo afortunado en su actuación durante la feria del pasado año, donde se le vio apático y desganado. Ayer el diestro alicantino se reconcilió con la afición malacitana. De entrada, su actitud fue distinta a la de agosto de 2013, y, en segundo lugar, estuvo a un buen nivel.

Su disposición la demostró ya de salida en el tercero de la tarde. Manzanares recibió con un buen ramillete de verónicas a Pimiento, un toro con mucha movilidad a lo largo de toda la lidia, lo que dio emoción a las embestidas. En la faena de muleta, el alicantino construyó un trasteo fundamentado en la mano diestra, donde dejó tandas ligadas y templadas, pero donde faltó más ceñimiento. Mató de estocada y el cariñoso público premio su buena labor con una oreja.

Otro pudo haber cortado en el último de la tarde si no llega a fallar con la espada. Volvió a lucirse con el capote José María Manzanares recibiendo a Mazmorra con seis verónicas y una media muy templadas y ganándole terreno al toro. Tras un buen tercio de banderillas, el alicantino brindó la muerte del burel a Manzanares intuimos que en agradecimiento por la bella faena que había realizado en el quinto. La faena estuvo basada en esta ocasión por el pitón izquierdo, el mejor del zalduendo, con tandas ligadas y templadas en una composición muy estética. Entró a matar en la suerte de recibir y pinchó; en la segunda ocasión dejó un pichazo hondo que fue suficiente para que el burel doblara.

El fallo con los aceros también privó a Enrique Ponce de lograr un trofeo. Fue en el cuarto, un toro al que lanceó muy bien con un ramillete de verónicas rematados con una media. Brindó al público una faena iniciada con mucha torería doblándose con Ventisca con la rodilla genuflexa y la mano baja, sometiendo al animal. Después vendrían tandas estimables por la diestra con la izquierda fueron más deslucidas con gusto y mucho temple, todo ello muy en Ponce. Dejó dos pinchazos antes de un descabello que acabó con el burel.

Su primero fue un toro cercano a los seis años donde no pudo lucirse con el capote. En el caballo se le dió fuerte a Sílfide, que salió del peto con muy pocas fuerzas. El de Chiva lo intentó con la muleta ante un burel ya moribundo pero no hubo lucimiento. Dejó un pinchazo sin soltar antes de cobrar media estocada.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

diariosur Morante esparce su torería por La Malagueta