José Alberto Armijo, el alcalde consagrado

Hay muchas cosas que se pueden aprender sobre la marcha en esto de la política. Desde la expresión hasta la elección de un vestuario adecuado. Muchos, incluso, tienen que entrenarse en eso de afrontar el cuerpo a cuerpo con el electorado o con los periodistas. José Alberto Armijo, sin embargo, es de esos políticos que tienen un buen olfato para saber cómo colocar los argumentos y cómo convencer de la mejor manera al que tiene enfrente. Ya cuando ejercía como abogado, empezó a limar esta cualidad.

Armijo nace en noviembre de 1960 en Nerja. Después de realizar sus estudios secundarios, obtiene la licenciatura en Derecho por la Universidad de Granada. Después empieza a trabajar como abogado y canaliza sus inquietudes políticas afiliándose al PP en 1986. Un año más tarde se estrena como concejal en el Ayuntamiento, una posición que ocupa hasta 1995. Ese año tuvo la oportunidad de elevar su carrera política a otro nivel y no la desaprovechó. El PP le otorga la confianza como candidato a la Alcaldía de Nerja y no defrauda. Sin mayoría absoluta, logra perfilar un gobierno de coalición.

Las mayorías absolutas iban a llegar después. Cuatro mandatos seguidos gobernando en solitario. Desde 1999 hasta 2015. Su figura política en Nerja empieza a construirse como alguien cercano. Un político que se deja palpar, con obsesión por atender cualquier petición que le hacen sus vecinos y de no rehuir del contacto en la calle. Al revés.

Armijo, casado y padre de dos hijos, es un hombre de partido. Las personas de su entorno más cercano aseguran que es consciente de que «se debe a unas siglas». Eso no afectaría, sin embargo, a un espíritu reivindicativo muy desarrollado siempre que Nerja esté de por miedo. «A él le ha dado igual quién esté gobernando en otra institución, si el PP o el PSOE, cuando se trata de pelear algo pone a Nerja por delante de todo», afirman los que le conocen.

Otra de las características que definen el día a día de Armijo es su costumbre de madrugar. A las cinco y media de la mañana empieza a estructurar el día. «Es muy esquemático, no deja nada al azar», aseguran de él. Si no hay nada extraordinario en la agenda, la primera parte del día se dedica a la gestión desde el propio Ayuntamiento. La segunda parte del día discurre en la calle.

La carrera política de Armijo ha estado salpicada, inevitablemente, por el llamado 'caso vertedero'. Diana de ataques políticos por parte de la oposición, él siempre defendió que se obró con legalidad escrupulosa. El vertedero en cuestión funcionó durante 18 años, entre 1998 y 2016 en una antigua cantera de áridos situada en el paraje del río de la Miel. Este abril, habló la justicia y dio la razón a Armijo. Tanto él como los empresarios investigados por este caso quedaron absueltos de cualquier culpa.

Hay otra palabra que serviría para definir a Armijo: resistencia. La necesitó cuando en 2015 fue desbancado por un gobierno de coalición que lideraba el PSOE. Aguantó en la oposición, donde suele hacer mucho frío. Pudo optar por otras salidas, pero decidió quedarse. Cuatro años más tarde, el premio llegó en forma de recuperar la alcaldía. Que ahora haya obtenido de nuevo la confianza de los votantes, lo consagra de manera definitiva.

Cuando se indaga por los objetivos para el siguiente mandato, la candidatura de Armijo resalta la apuesta por hacer de Nerja un ejemplo de sostenibilidad. Una palabra tan manida, por momentos, aquí se justifica con contenido. Un aparcamiento con 1.000 plazas. Una mejora general de todos los accesos. «Queremos sacar todo el potencial que tiene Nerja como destino turístico», se concluye. Los próximos cuatro años, salvo una marcha precipitada, llevan serigrafiados otra vez el nombre de José Alberto Armijo.

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