Comparaciones

Una ley no escrita de las campañas eleva la anécdota a debate eterno de apenas dos días. Algunas, como la visita de Pedro Sanchez a Malaga, ni eso y pasan en blanco como la horchata. Los 8,5 euros por hora del alcalde dan sin embargo tanto juego como en su día los sueldos de sus asesores, una abultada nómina que llegó a 80 personas. La verdad aritmética del estajanovismo low cost de De la Torre no puede ocultar los penosos cinco euros de los vigilantes del Pompidou, pero el alcalde saca pecho como el alumno/candidato más brillante y trabajador de la clase e insiste en un imposible tuteo salarial con quienes no se presentan a las elecciones. Las comparaciones con un alcalde tan hacendoso siempre resultan ociosas, pero la política es vocacional y no consta que exista vocación por estar en el precariado laboral ni la de alcaldes que cojan un mandil y pretendan regirse por el convenio de empleadas de hogar por mucho que se sientan amos de la cosa municipal. Mientras la CEOE se mueve para sacarnos del rigor salarial mortis, De la Torre sigue en sus 13 sobre la bondad retributiva de los vigilantes del Cubo como antes con sus 11 litros para ducharse, en vez de reorientar el debate a cosas tan lógicas como que sus asesores tengan una dedicacion cercana a ese apabullante ritmo que convierte en sobrios los 62.800 euros de nómina. La referencia para quienes ingresa en la política como alcaldes y concejales no puede ser el mileurismo devaluado con horario chino, un ejercicio de demagogia tan penoso como el del concejal de barrio que se cree con derecho a nómina de consejero de una eléctrica. Volverá el debate de lo que cobran los ediles ahora bajo un baremo fijado por el Gobierno, y de ellos depende acabar con esa falacia de que todos cobran y con la obscenidad de cuando este país estaba loco.