La izquierda tiene un problema grave en Málaga que arrastra ya casi tres décadas. Demasiado tiempo. Un mundo en política. Y parece que no tiene solución a corto plazo. El juego de palabras resulta fácil, porque la confluencia que se presentó a estas elecciones bajo ... la denominación de Con Málaga no cuenta con el apoyo de los malagueños. Las urnas nunca mienten. No solo no ha podido impedir ni de lejos una nueva victoria del PP, esta vez incluso con mayoría absoluta, sino que ha retrocedido respecto a hace cuatro años, perdiendo un concejal, pasando además a ser la cuarta fuerza política, adelantándole Vox, y eso sí que debe doler a la siniestra del PSOE, que también cae en votos y debe asumir este fracaso sin paliativos. La formación que encabeza Toni Morillas (compuesta por IU, Podemos, Más País, Equo Verde, Alianza Verde e Iniciativa del Pueblo Andaluz) ha sufrido idéntico batacazo que el resto de sus compañeros en casi todo el país, convirtiendo de facto estas elecciones municipales, en nuestro caso, y autonómicas en 12 comunidades en una primera vuelta de las Generales que, en principio, son en diciembre y las perspectivas no son nada halagüeñas para la izquierda en general. Desafortunadamente los asuntos más cercanos de las personas, en sus calles, barrios o distritos, han pasado a un segundo plano ante los problemas a nivel nacional. El 'antisanchismo' no solo se ha llevado por delante al PSOE, sino también a su socio de Gobierno. Esa lectura debe hacer reflexionar a aquellos que buscarán excusas para explicar unos resultados que admiten pocos argumentos (anoche en la sede electoral tras conocer los resultados aludieron a su tardía decisión de acudir juntos, dada a conocer el pasado 10 de abril, como respuesta al escaso respaldo de los ciudadanos). El baile de nombres, de líderes, de siglas y casi de postulados estos últimos años no termina de convencer a un electorado que se ha inclinado más que nunca a la derecha tanto en la Casona del Parque como de costa a costa en la provincia. El ciclón que arrancó con las mareas del 15-M en 2014 bajo el paraguas de Podemos ha amainado de tal forma que no solo ha perdido la fuerza que incluso amenazó los cimientos de este país cuando se postuló como alternativa del PP ninguneando al PSOE, sino que se ha debilitado hasta casi la sequía más absoluta en cuanto a poder institucional.
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