Toni Valero, el número uno de Sumar por Málaga en las elecciones del 23J, posa para la entrevista en el entorno del Ayuntamiento. Salvador Salas
Toni Valero, número uno de Sumar por Málaga

«Nos jugamos seguir siendo un ejemplo mundial en derechos sociales»

Pide al votante de izquierdas que tome conciencia de su responsabilidad en unas elecciones en las que «se decide lo que afecta a su vida cotidiana»

Viernes, 14 de julio 2023, 00:20

Toni Valero (Madrid, 1981) vive en Málaga desde que sus padres se mudaron a la ciudad cuando él tenía tres años. Profesor de Historia, su militancia le llevó desde las protestas estudiantiles hasta ser el coordinador de IU en Andalucía. Ahora, encabeza la lista de Sumar por Málaga para el 23J y responde a las preguntas de SUR en esta entrevista realizada en la primera semana de campaña electoral.

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–¿Quién es Toni Valero en el plano político?

–Me considero una persona comprometida. Algo que he canalizado desde muy temprana edad en lo social y en lo político. En la universidad estuve muy metido en el movimiento contra la guerra y en los movimientos anti globalización. Luego me comprometí con la memoria histórica y, también, con mi profesión de docente. Recuerdo que en mi casa se tenía mucho respeto por Julio Anguita. Mi familia es una familia progresista, pero nadie tenía el carnet del partido. Mi militancia la inicié en la época universitaria, en las Juventudes Comunistas.

–Un total de 15 partidos concurren coaligados bajo las siglas de Sumar. ¿Cómo se arma el puzle para que las piezas encajen?

–La diversidad de la izquierda en nuestro país es enorme, muy rica. Y eso lo tienes que conjugar con la necesidad de dar una alternativa política fuerte a la mayoría social. Eso solo se consigue con objetivos compartidos. La clave de bóveda de Sumar está en las ideas sobre hacia donde tiene que transitar el país. Lo que hay detrás es un ejercicio de inteligencia política. Ni tan siquiera es algo que tiene que ver con la generosidad.

–¿Quién toma las decisiones en Sumar? ¿Hay algún órgano colegiado?

–Sumar está en un proceso hacia qué es lo que quiere ser de mayor. Hasta ahora, Sumar era una escucha de la que ha emanado un programa para los próximos diez años. Sumar es una voluntad compartida para cambiar el país. Ahora mismo, hay un espacio a nivel estatal, donde se reúnen los representantes de los distintos partidos que integran la coalición.

–¿Ese proceso de escucha no se ha alargado tanto que casi ha llevado a la muerte? Sumar llega sobre la bocina y forzado por las circunstancias electorales.

–Sumar inicia un proceso a fuego lento, que es como se cocinan bien las cosas, generando un espacio en el que todo el mundo se siente partícipe. ¿Problema? Ese cocinar a fuego lento queda interrumpido por el adelanto electoral y pasamos a la olla exprés para configurar candidaturas. A veces, de la necesidad se hace virtud.

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–¿Por qué la izquierda pierde tanta energía en guerras internas?

–Yo creo que en eso hay algo de tópico. Uno ve la derecha… Hace poco defenestraron a Pablo Casado. No se sabe bien si Ayuso va a aguantar a Feijóo. Y Vox no deja de establecer una dialéctica con el PP muy propia de una guerra intestina. El conflicto y la diferencia en política son algo natural. La clave está en cómo se resuelven. Sumar, en tiempo récord, ha sido capaz de superar contradicciones sin negar que hay fuerzas diversas. Por encima de los titulares está el resultado y ese es que vamos todos juntos.

–¿Yolanda Díaz ha laminado a Irene Montero?

–Cada formación ha tenido que ver qué elementos, digamos, le parecían líneas rojas y cuáles no. Todos los partidos que han llegado a Sumar han tenido que asumir renuncias políticas por un bien común. Yo, al final, me quedo con eso.

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–¿Cómo definiría usted el contexto en el que se celebran las elecciones del 23 de julio?

–Vamos a unas elecciones en las que esos problemas que nos son comunes a todos en Europa deberían tener protagonismo. Estamos afrontando debates de época que dotan de gran responsabilidad a los electores, no solo a los partidos. Apelo a los electores a jugar su papel. Lo que nos jugamos en estas elecciones afecta a sus vidas cotidianas. Hablo de los derechos en los que hemos avanzado en los últimos años. Nos jugamos seguir siendo un ejemplo a nivel mundial en el avance en derechos sociales. Cuando se quitan banderas LGTBI de los balcones, lo que se está anunciando es que hay voluntad por una parte de retroceder en derechos.

–¿Cómo es la España ideal para Sumar?

–Tiene que ser un país que cuide a su gente, que oriente sus recursos económicos a tener servicios públicos fuertes. Además, queremos un país que contemple su diversidad. Estamos en un estado que se conforma sobre la base de identidades plurales que quieren convivir y que quieren progresar de manera conjunta. Queremos un país que rompa las lógicas de centro y periferia. Un país que apueste por una verdadera cohesión territorial.

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–Las últimas elecciones municipales y autonómicas han llevado al PP y a Vox a muchos ayuntamientos y parlamentos. ¿Qué cree que ha fallado en la izquierda?

–El adelanto electoral, la verdad, ha postergado la reflexión sosegada que nos hubiera gustado tener. Yo creo que, en gran medida, la campaña estuvo muy marcada por el ruido y por debates ajenos a la vida de la gente. Las cuestiones municipales quedaron muy relegadas y, en ese contexto, la derecha y la ultraderecha supieron moverse mejor.

–Las cifras macroeconómicas son buenas y las cifras de paro las más bajas en 15 años. ¿Por qué esto no se ve reflejado en la intención de voto?

–Hay un cortocircuito entre la mejora de las condiciones de vida de las capas populares y su comportamiento político electoral. Ese cortocircuito se da porque llevamos años con esa baja política que apela a las emociones y que genera miedos en gran parte de los trabajadores.

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–El Gobierno de coalición arrancó su andadura en enero de 2020. ¿Los españoles viven ahora mejor que entonces?

–Creo que los españoles han ganado derechos y, sobre todo, han visto que este Gobierno no deja a nadie colgado cuando vienen muy mal dadas. El Estado, con los recursos que tenía, ha preferido que nadie se quede atrás. Es que venimos de una época en la que lo primero era salvar a los bancos y después que se salve quien pueda.

–La sensación generalizada, sin embargo, es la de que cada vez cuesta más llegar a final de mes.

–Nosotros no estamos satisfechos. El aumento del coste de la vida a quien más afecta es a las clases populares. Hay que aumentar las políticas redistributivas. Las grandes empresas pagan mucho menos impuestos que las pequeñas y medianas. Tenemos que avanzar en políticas redistributivas para que las capas populares vivan cada vez mejor.

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–¿Qué medidas concretas propone Sumar para mejorar la solvencia de los ciudadanos?

–Hay una cuestión que es fundamental en nuestro país. Cada vez hay más familias que se están dejando más del 30% en el alquiler o en la hipoteca. En provincias como Málaga, esos porcentajes se disparan aún más. Si nosotros queremos que las familias tengan cada vez más recursos para otros gastos, tienen que dejar de gastarse tanto en algo que está totalmente inflado. Hay que regular los precios de alquiler y ayudar a las familias que están hipotecadas.

–¿Puede concretar, por favor, la herencia de los 20.000 euros? ¿Quién se beneficiaría y cuándo?

–Vivimos en una sociedad cada vez más desigual, en la que una minoría enriquecida lo es, fundamentalmente, por las enormes herencias que recibe, no por su trabajo. Y hay una mayoría que tiene que salir como puede. Hay que redistribuir la riqueza y un mecanismo para hacerlo es que las grandes fortunas paguen un impuesto y ese impuesto se traduzca en que un joven con 23 años cuente con un capital que le permite labrarse un futuro. El empleo de esos 20.000 euros estará, lógicamente, fiscalizado y tendrá que ir a formación o a montar un negocio.

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–¿Cómo ha sido la experiencia de coalición con el PSOE? Siempre ha existido cierto recelo entre IU y el PSOE.

–Ha sido un gobierno de coalición que ha sido capaz de afrontar la mayor crisis en la que se ha encontrado este país en décadas. Creo que eso debe ser la vara de medir. Ha sido capaz de hacer frente a una pandemia y una guerra. Y lo ha hecho salvaguardando a nuestro tejido empresarial y pensando en las clases populares. ¿Diferencias? Claro. Pero es que los partidos representan posicionamientos diferentes. Pero revalidaría el Gobierno sin dudar.

–¿Pierden demasiado tiempo en hablar de Vox?

–Sí, nos equivocamos si estamos todo el rato contemporizando con las ocurrencias, los disparates y las provocaciones de la ultraderecha. Tenemos que hablar de los problemas de la gente. Apelar al miedo nunca es una buena estrategia.

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–¿Cómo cree que deben ser las relaciones de Sumar con los partidos nacionalistas?

–Las relaciones se tienen que hacer en base a defender los intereses de las mayorías sociales. Por lo tanto, llegar a acuerdos en las políticas sociales que defienden a esas mayorías sociales que están en Cataluña, que están en Andalucía, que están en Galicia, que están en el País Vasco… Contemplando que hay partidos que reflejan identidades nacionales que forman parte de nuestro país. No se debe anteponer el vector nacionalista sobre el vector social y progresista.

–¿Alberto Garzón podía haber hecho más? ¿No cree que se ha echado en falta algo de más acción política?

–Teniendo en cuenta que ha sido un ministerio que ha tenido que abrirse paso de la nada, ha conseguido introducir una serie de debates fundamentales que nos ha puesto a la vanguardia en Europa. Los derechos de los consumidores han dado un paso adelante en nuestro país. También ha introducido debates de cómo afrontar la crisis climática. Y, lo más importante, ha atacado el problema epidémico de la ludopatía. Una enfermedad que genera sufrimiento en jóvenes y familias enteras. El Ministerio de Consumo, al final, tenía las competencias que tenía. Pero creo que Alberto ha abierto muchas ventanas.

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–¿No echa de menos los tiempos en los que IU concurría sola?

–IU surge con la vocación de agrupar a toda la izquierda que lucha por lo social. Después de la reconfiguración de la izquierda que dejó el 15M, esa vocación se mantiene con actores que no se incorporan a IU, pero que sí se coaligan. Nuestra vocación es la misma.

–¿Qué urge más en la provincia?

–El tren litoral y el incrementos de kilómetros en cercanías son fundamentales. Lo necesitamos por cohesión territorial. Cualquier malagueño que vive en un pueblo tiene que poder venir a la capital para tener las mismas oportunidades laborales. Además, evita el despoblación rural. Donde llega un tren, ese pueblo vive. Por no hablar de lograríamos rebajar la huella de carbono.

–El precio de la vivienda hace que muchos malagueños no puedan aspirar a un hogar en propiedad. ¿Cómo se debe actuar desde el Gobierno?

–Pues hay que ponerse de parte. Aquí hay unos intereses contrapuestos. Los de las familias, los de los jóvenes que se quieren emancipar y en frente tenemos fondos de inversión y especuladores que se han hecho con el parque inmobiliario. El Estado tiene que intervenir para rebajar el precio de la vivienda en Málaga y en el resto del país. Lo tiene que hacer porque es un mandato constitucional.

–¿Para qué sirve la ley de la vivienda si luego se puede recurrir por los gobiernos autonómicos, como ha pasado, por ejemplo, en Andalucía?

–Hay que pedirle al PP que sea leal a las leyes que se aprueban en el Congreso. Igual que los ayuntamientos tienen que bregar con los decretos que la Junta de Andalucía plantea. La democracia es eso. Y hay una voluntad mayoritaria que quiere que se hable del problema de la vivienda.

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–¿Qué es para usted el sector del turismo?

–Es un sector formidable, imprescindible para nuestro progreso social. Por eso hay que ayudarle a acometer las transformaciones que necesita. El turismo tiene que redistribuir la riqueza que genera.

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