Otegi acusa a las «cloacas del Estado» de impulsar una campaña contra EH Bildu

La inclusión de los 44 penados en las planchas del 28-M se ha ido convirtiendo en un tsumani que amenaza con desbaratar toda la campaña que tenía diseñada la izquierda abertzale. La idea era reforzar su perfil social y poner en valor todos los acuerdos alcanzados en Madrid gracias a los acuerdos con Pedro Sánchez. El objetivo de la formación es aparecer como un partido útil, capaz de gestionar y ser una alternativa al PNV, sobre todo el Gipuzkoa. Pero su pasado les ha vuelto a condicionar toda su estrategia.

A las críticas de las víctimas se han ido sumando la totalidad de los partidos -incluido el lehendakari, Iñigo Urkullu- y está situando al PSOE en una posición incómoda porque el PP le está recordando que EH Bildu es uno de los principales socios. A dos semanas para la cita con las urnas, los barones hacen esfuerzos para desmarcarse. El propio presidente del Gobierno, durante su encuentro con Joe Biden en la Casa Blanca este viernes, se vio obligado a recalcar que «no es decente» la presencia de esos 44 candidatos.

Hasta este sábado Otegi había intentado esquivar la tormenta. En los primeros actos electorales se había limitado a señalar que no iba a entrar en el «barro», pero ahora ha ido a más. «Quieren detener la esperanza, quieren detener un cambio que es imparable». Otegi ha recalcado que «hace un tiempo os anuncie que esta iba a ser una campaña muy sucia». «Nos proponen una contra-campaña importando lo peor de la política española: el fango, la descalificación y la mentira. Una contra-campaña bien orquestada y bien planificada por las cloacas del Estado y los medios de comunicación a su servicio. Ayuso les gusta por sus políticas fiscales y ahora quieren imitar sus campañas 'fake'».

Según el líder de EH Bildu, «Euskal Herria y los vascos no nos merecemos esa degradación del debate político. Todo vale contra nuestro proyecto político. Aquí, con total irresponsabilidad, compran los marcos de la extrema derecha, los dan paso y los refuerzan. Y al final la extrema derecha exige nuestra ilegalización. Tirar la piedra y esconder la mano».