Secciones
Servicios
Destacamos
«Hay más vida más allá de la M30». La reflexión corresponde a un miembro de la dirección nacional en abril de del año pasado, poco después de que Alberto Núñez Feijóo asumiera las riendas del PP, que daba ya pistas sobre el modelo de ... partido que tenía el dirigente gallego en mente para restañar las heridas internas y poner rumbo a la Moncloa. El relevo de poder en Génova no solo llevaba aparejada la salida de PabloCasado y de su equipo más cercano. También una transición hacia otro PP más descentralizado en el que los barones territoriales contarían con mayor autonomía y capacidad de decisión de la que gozaban hasta ese momento.
Feijóo estaba decidido a recuperar la libertad territorial que Casado dinamitó cuando autorizó a su número dos, Teodoro García Egea, a moldear con mano dura hasta la última provincia. El modo de proceder del que fuera secretario general de los populares dejó importantes fisuras en aquellos territorios donde Génova quiso imponer su criterio, con Madrid como principal exponente de esa batalla por el control órganico.
Había que apagar los rescoldos de esas tensiones abiertas pero también rearmar al partido para las elecciones autonómicas y municipales como palanca para propulsar con fuerza su carrera hacia la Moncloa. Una tarea que el expresidente de la Xunta encomendó a Miguel Tellado, uno de sus hombres de máxima confianza al frente de la vicesecretaría de Organización, que reactivó la celabración de todos los congresos regionales pendientes, empezando por Madrid para que Isabel Díaz Ayuso se convirtiera en una baronesa homologable al resto de los presidentes autonómicos del PP, todos ellos líderes de sus respectivas organizaciones.
Noticia Relacionada
Con tal fin, Tellado, junto con el coordinador general, Elías Bendodo, y el vicesecretario de Coordinación Autonómica y Local, Pedro Rollán, han recorrido durante el último año todas las direcciones regionales, realizando una eficiente y discreta labor para reconciliar a las familias del partido y preparar a fondo las elecciones del 28-M, la primera base de las generales.
Con el campo de juego bien definido entre Génova y las organizaciones regionales, el líder del PP dio libertad a sus barones para hacer sus equipos y elaborar sus listas electorales, salvo algunas excepciones en aquellos territorios donde había conflictos internos. Sin imposiciones a diferencia de lo que ocurrió hace dos años cuando Casado obligó a Ayuso a incluir varios nombres en las listas a la Comunidad de Madrid, entre ellos el del exdirigente de Ciudadanos y de UPyD, Toni Cantó, que finalmente se quedó fuera de la plancha al no cumplir los requisitos legales.
Feijóo dio manos libres a sus barones y aseguró que miraría los toros desde la barrera brindando todo el protagonismo a sus candidatos. Que durante la campaña solo visitaría aquellos territorios que solicitasen su presencia. Pero su intención cambió y se echó a su espalda la campaña con la mirada puesta en unos resultados que podrían hipotecar su futuro. El político de Os Peares solo tiene una bala para convertirse en el próximo presidente del Gobierno y su éxito radicaba, en gran medida, del que tuviesen sus líderes territoriales el pasado 28 de mayo.
Esa noche, los sondeos demoscópicos se cumplieron y el mapa del poder territorial se tiñó de azul PP. La rotunda victoria del partido conservador, tras siete años de sinsabores electorales, dejó a Feijóo enfilado hacia la Moncloa con el cambio de ciclo político ya iniciado. Los populares cumplieron el objetivo que se habían marcado de morder al PSOE y triplicar su poder institucional pero sin desvincularse de Vox. Desde este sábado gobernarán en treinta capitales de provincia –más las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla–, en cinco de las cuales –Burgos, Valladolid, Toledo, Guadalajara y Ciudad Real– lo harán en coalición con la formación de Abascal, así como en decenas de consistorios de toda España.
Además, en aquellas ciudades donde el PP fue el partido más votado pero por mayoría simple gobernará en solitario –Valencia, Mallorca, Ceuta, Castellón, Sevilla, Albacete, Cáceres, Zaragoza, Alicante, Huesca y Segovia–, tendrán que alcanzar acuerdos puntuales para aprobar determinadas normas, como los presupuestos, y lo más previsible es que se entiendan con Vox. «En más de 140 municipios de toda España imperará el sentido común», proclamaba el propio Abascal.
Una cifra que demuestra que el partido de Feijóo ha conseguido, al menos, acotar a lo imprescindible esos acuerdos de los que recela su líder nacional teniendo en cuenta que se constituyeron la mayoría de los ayuntamientos de los 8.131 municipios que hay en España. Salvo en unos pocos en los que han sido impugnados los resultados y en 44 en los que no hubo elecciones porque no se presentó nadie. Y del medio centenar de capitales de provincias solo gobernarán de forma conjunta en una décima parte.
En total, sus alianzas se limitan al 2% de los consistorios del país. Pero por pocas que sean los populares tendrán que estar vigilantes para no plegarse a los de Abascal que tratarán de imponer su discurso como ha pasado en la Comunidad Valenciana con la violencia de género que ha obligado a Feijóo a poner pie en pared y marcar los límites a sus socios.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.