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Algo más de 600 personas se han dado cita este domingo en el auditorio del Parque de la Constitución en Marbella. Un domingo a última hora de la tarde y a una semana de que los andaluces acudan a las urnas. No quedan asientos ... libres y en el horizonte se mezcla la puesta de sol con un mar de banderas rojigualda que conforman la estética habitual en los mítines de Vox. El de este domingo, sin embargo, no es un acto cualquiera. A las 20.45 horas suben al escenario Santiago Abascal, Macarena Olona y la italiana Giorgia Meloni, la líder del partido ultraconservador Fratelli d'Italia y última estrella de rock en la política del país transalpino. Los aplausos y los vítores alcanzan elevados niveles de decibelios. El acto central de Vox en esta campaña, celebrado en la provincia de Málaga, depara un lenguaje plástico poderoso: se acabó el tiempo de personajes secundarios, aquí ya se camina con paso firme.
Cuando Abascal se sube al atril, mira al auditorio como lo hace un capitán de un buque de guerra que está listo para dar la batalla, embrida un discurso se alarga durante una media hora. Dedica una parte a analizar el escenario después del 19 de junio y todas las encuestas prevén que Vox será decisivo para facilitarle una investidura al PP. «O nos entendemos o gobierna la izquierda», se reafirmó Abascal en un mensaje dirigido al candidato popular, Juanma Moreno. Una advertencia que el líder de Vox, desde Marbella, trató incluso de reforzar. «No vamos a regalar los votos al PP para traicionar el cambio en Andalucía», aseguró. La postura de Vox será inflexible: o entran en el futuro Gobierno andaluz o Moreno tiene que buscarse los apoyos en el flanco del PSOE.
También para Vox la campaña de las andaluzas ha consumado el primer tiempo. Para entender lo vivido este domingo en Marbella, muchos militantes hablaban de « momento histórico», conviene hacer un pequeño parón. Retrospectiva. Agosto de 2018. Abascal busca en Algeciras un salón de actos o un auditorio en el que pueda comparecer. Con escasa fortuna. Hay pocos hoteles que quieran ceder sus espacios a un partido, entonces, poco conocido aún. Andalucía es la meca del socialismo e ideas como las que defiende Vox no deben enraizar aquí. Finalmente, acaba dando un mitin en la plaza frente al mercado. En su cuenta de Twitter aún se puede leer el mensaje que recuerda a ese día: «Los algecireños con Vox en defensa de nuestra fronteras y contra la invasión migratoria. Las amenazas de la ultraizquierda y de la mafia socialista no nos asustan. 8 de agosto de 2018».
12 de junio de 2022. Casi cuatro años después, Vox (queda la duda si más bien es Santiago Abascal) tiene la fuerza para reventar auditorios en Andalucía. Marbella fue un ejemplo. El partido se ha hecho un hueco ideológico y sigue proclamando en contra de los mismos: la inmigración ilegal, el globalismo, las políticas de izquierdas, las políticas climáticas, los medios de comunicación... Solo que en esta campaña electoral han sumado una diana política nueva: al PP y a Juanma Moreno. O dicho de otra manera, en palabras de Vox: los que impiden que en Andalucía se produzca un cambio real. Un cambio que solo sería posible con Macarena Olona. «Firmaron un acuerdo con nosotros hace tres años y medio que no han cumplido», aseguró Abascal ante los aplausos de un auditorio entregado.
Admitiendo una cierta bisoñez entonces, el líder de Vox explicó que ahora tienen las cosas más claras que a finales de 2018, cuando «tampoco quisimos romper la baraja». Ahora, resaltó, el PP tendría que retratarse y dejar de «jugar al avestruz». «Van a tener un problema en aceptar la realidad», vaticinó lo que puede pasar si se quisiera forzar a Vox a repetir una abstención.
En este sentido, Abascal censuró la actitud de Moreno y también de Núñez Feijóo, a los que culpó de mantener las «políticas ideológicas» de la izquierda. «El PP se centra en maquillar lo económico», añadió, mientras que Vox está dispuesto a ofrecer de lleno la «batalla cultural».
Giorgia Meloni, que fue ministra con Silvio Berlusconi, que ahora está adelantando con su partido a la Lega de Matteo Salvini, obedece a los mismos códigos que Abascal. La vida de Meloni se narra en Italia como la alguien que nunca se ha plegado a la masa. Pese a haber nacido en un barrio obrero, lleva siendo una mantis contra la izquierda desde que estaba en el instituto.
Los que asistieron al mitin de Marbella obtuvieron una degustación de un discurso que no solo se quiere seguir abriendo su camino en Andalucía, sino que está en auge en todo el continente europeo. Meloni, de manera efusiva, arremetió contra la «ideología de género» que buscaría acabar con la maternidad y culpó a un globalismo de izquierdas y a las grandes élites económicas de querer acabar con la cultura europea. «No lo podemos permitir», gritó. Meloni defendió en su discurso el modelo de familia «natural» y la «universalidad de la cruz cristiana» frente a la «violencia islámica».
Olona ha demostrado su poder de oratoria en el Congreso. No cabe duda. Pero en el acto de Marbella, más aún si se traza la comparación con Abascal y Meloni, bregadísimos sobre el atril, la candidata de Vox a la Presidencia de la Junta pareció algo más contenida. No obstante, colocó su mensajes, similar al de Meloni, de la que reconoció que es su «inspiración», y se postuló como la defensora de las clases más humildes. Además, resaltó que si Vox acaba gobernando «la familia estará en el centro de todas las políticas».
La candidata de Vox a la Presidencia de la Junta también arremetió contra las leyes de género, a las que culpa de «dividir al hombre y la mujer», además de fomentar un «hembrismo» al que cabría combatir. En este punto responsabilizó de ello a las políticas que impulsaría la ministra de Igualdad, Irene Montero, y que buscan crear «mujeres enfermas». «La guerra de sexos es un lujo que solo se puede permitir la aristocracia cultural», concluyó. Este lunes, segundo envite televisivo. En Canal Sur.
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