Andan los socialistas de capa caída justo cuando acaban de enfundarse el traje de las elecciones andaluzas en un ciclo de año y medio ... que se presume intenso (autonómicas, municipales y generales). No hay más que escucharles en conversaciones informales, sin micrófonos, ni cámaras, ni atriles, para detectar la diferencia con la que concurrían a otros comicios andaluces, donde daban por segura la victoria y pugnaban por una mayoría que les permitiera gobernar sin el apoyo de otros partidos... más a su izquierda o incluso de centro derecha. En alusión a sus rivales políticos, en cuyas formaciones siempre hay quien saca el pie del tiesto para ofrecer la frase más ingeniosa o la más perspicaz a la hora de transmitir el mensaje de turno (con las redes sociales como altavoz), un dirigente de la cúpula del PSOE espetó sin pensárselo: «Nosotros no tenemos ningún poli malo... ni bueno», en alusión al cabeza de cartel, Juan Espadas, al que le falta darse a conocer en toda la región tanto como le reconocen en Sevilla, donde fue su alcalde, y donde dicen que lo hizo bastante bien. Las tornas han cambiado al sur de Despeñaperros porque tras casi cuatro décadas en la oposición, el PP de Juanma Moreno ha saboreado las mieles del éxito en esta legislatura y no está dispuesto a que le arrebaten el caramelo más goloso: la Junta de Andalucía.

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