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Dicen que los debates electorales son café para muy cafeteros, que los políticos en esta época de Twitter y los 'memes' no dicen nada arriesgado para no aparecer en una foto que se haga viral, pero afortunadamente para todos con lo normativo vienen las excepciones. ... El primer enfrentamiento diálectico entre los candidatos locales a las elecciones andaluzas (menos Vox, que rechazó acudir) fue todo menos aburrido. Igual es que aún vienen con fuerza y no se han desfondado, pero los cinco (o las cinco, luego iremos a ello) destacaron por su espontaneidad, la energía y hasta la pasión en sus intervenciones, consiguiendo con ello algún momento estelar que los espectadores seguro que disfrutaron.
Y esto ocurrió así a pesar de que en un primer momento el ambiente era más bien frío, y no solo porque el plató podía haber servido para celebrar la comunión de Pingu, sino porque no parecía haber 'feeling' entre ellos. En lo poco que estuvieron de acuerdo antes de comenzar el debate fue en criticar la ausencia de Vox (algunas más que otras). «Habría que haber dejado una silla vacía, que lo viera todo el mundo», llegó a pedir Nuria Rodríguez (Ciudadanos), cuyo partido es el que más va a sufrir por el ascenso de la papeleta de Olona.
Todo iba más o menos tranquilo hasta que intervino la última en llegar a la política, Carmen Máximo (Adelante Andalucía), que aterrizó como un tsunami elevando la voz, gesticulando mucho y hasta tocando las palmas. Aquello fue una bocanada de aire fresco, un impulso de naturalidad que contagió al resto hasta hacer del debate un encuentro dinámico y por momentos inesperado.
Nadie estuvo mal del todo, y aunque en estas cosas no suele haber ganadores y perdedores (más allá de lo que su parroquia quiere hacer creer al resto), sí dio la sensación de que tanto Rodríguez como Máximo consiguieron algo más de protagonismo gracias a sus constantes interpelaciones. Lo que está claro es que las mujeres eclipsaron al hombre (Josele Aguilar, PSOE). El propio moderador y director de este periódico,Manuel Castillo, se refirió a todos ellos como «las candidatas», una acción que contentó al conjunto de participantes.
Salir del formato habitual del atril se agradece, aunque no todas (hablaremos también en femenino) estaban tan cómodas. Aquí sí que Nuria Rodríguez fue la clara ganadora. Se la veía más agusto que al resto, que se encorvaban o –gran error– movían la silla de un lado a otro volviendo loca a la cámara y al espectador. Eso impedía obedecer la orden que le daba la portavoz de Cs una y otra vez. «Míreme a los ojos, míreme a los ojos», decía a diestro y siniestro la exdelegada de Turismo, como si estuviera avisando de que viene la primera sevillana. Tanto intentó (y consiguió) ser parte principal en el encuentro que la intensidad le jugó una mala pasada cuando se refirió a la ley de Dependencia como la de «independencia», y eso que el tema catalán no asomó la cabeza en más de hora y media. Especialmente hilarante fue el momento en el que ambas candidatas –Rodríguez y Máximo– se referían a la otra como 'señora'. «Mire, señora, eso no es así». «Está equivocada, señora». Solo les faltó un «ahora es tarde, señora» para alcanzar el punto folclórico que toda buena campaña debe tener en su anecdotario.
El otro gran choque de trenes se produjo entre el PP y el PSOE, cuyos candidatos, Patricia Navarro y Josele Aguilar, chocaron por todas y cada una de las cosas que se pusieron sobre la mesa, demostrando que aunque llamaran extremistas a Por Andalucía y Vox, entre ellos no parece haber ni un solo solo punto de acuerdo.
Por no coincidir, no lo hicieron ni siquiera en la nueva ley del Suelo, y eso que la normativa salió con cierto consenso entre socialistas y populares. Patricia NAvarro acusó al PSOE de haberla recurrido ante el Tribunal Supremo, una afirmación que hizo que Josele Aguilar se echara las manos a la cabeza. «¡Qué barbaridad!», exclamó él. «Barbaridad la tuya», le respondió ella.
Tanto insistían uno y el otro en que llevaban razón, que Manuel Castillo se vio obligado a recurrir al VAR de la política, que no es otro que la información del periódico. ¿Y quién llevaba la razón? Pues del todo ni uno, ni el otro. Es cierto que el PSOE de Andalucía no ha recurrido nada, pero no lo es menos que el Gobierno de Pedro Sánchez amenazó con hacerlo por considerar no ajustados a derecho 42 puntos del paquete legislativo. En estos momentos la Junta y el Ejecutivo central están negociando estas divergencias para evitar que lleguen al Alto Tribunal, así que nadie se anotó el tanto.
Por cierto, y sin decir nombres. Consejo para próximos debates: los micrófonos están abiertos en todo momento, incluso cuando piensan que aún no lo tienen conectados. En la sala de realización se escucha todo, incluso lo que jamás querrían que se hiciera público.
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