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Macarena Olona empezó la campaña con mucha fuerza, pero con el paso de los días fue perdiendo gas. Desde el principio estuvo en el ojo del huracán: primero con su polémico empadronamiento en Salobreña y luego porque se convirtió en el eje sobre el que ... pivotaban las estrategias de todos los partidos: parar el avance de la ultraderecha.
Pero ese freno a Vox cada uno lo interpretó a su manera y, al final, el que se llevó el gato al agua fue Juanma Moreno, que consiguió hacer realidad el viejo sueño del PP: concentrar todo el voto desde el centro hasta la derecha. : «O nos entendemos o gobierna la izquierda», le dijo Santiago Abascal en el arranque de la campaña. Y el órdago se volvió contra él como un boomerang.
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Matías Stuber
Los resultados han sido decepcionantes para Vox, pero no solamente por las expectativas que tenían de volver a dar la campanada, como ocurrió hace cuatro años. El problema del partido de Abascal en estas elecciones no han sido ellos, sino la mayoría absoluta del PP. Esos mismos resultados y un Juanma Moreno necesitado de apoyos le hubieran permitido sacar pecho y mantener la euforia hasta la convocatoria de las generales, que son el principal objetivo de su partido desde que se creó.
En los comicios de 2018 Vox fue la gran sorpresa de la noche electoral en Andalucía, pues aunque las encuestas pronosticaban su entrada en el Parlamento regional ninguna acertó a la hora de poner números a la fuerza con la que irrumpirían. Sus 12 escaños y casi 400.000 votos fueron una de las claves para que hubiera un cambio en Andalucía, gracias al pacto de investidura que acordaron con los populares. Ahora pasan de 12 parlamentarios y 396.607 (10,96%) sufragios a 14 escaños y casi 500.000 votos (13,46%). Casi 15.000 de esos 100.000 votos más que han ganado en estos cuatro años los han conseguido en la provincia de Málaga. Sin embargo, se quedan muy lejos de los objetivos que se había fijado al principio de la campaña de superar el 20%.
Macarena Olona, vestida de verde, como el color corporativo de su partido, compareció con la sonrisa congelada y confesando: «No ha sido el resultado que me hubiera gustado». Arrancó su intervención como si fuera el agradecimiento de un Oscar, dando las gracias sus parlamentarios y a todos los miembros de su equipo. Solo que en este caso no había premio. El 'macarenazo' que hizo viral en redes para impulsar su candidatura se quedó finalmente en un Ay, Macarena.
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