Cristina García (Algeciras, 1987) sueña con ser la primera persona que entra en un parlamento español bajo las siglas del Pacma. Consciente de su papel de 'outsider' atiende a SUR cuando queda apenas un suspiro para acudir a las urnas.
–Me gusta definirme como activista. Ahora mismo soy una abogada activista. Es la faceta desde la que mejor puedo ayudar.
–¿Usted tiene animales en casa?
–Si, tengo tres gatos. Y un novio (risas).
–¿Convivir con animales es mejor?
–Yo creo que es fundamental. Mi opinión es que, desde pequeños, todos nos deberíamos criar con animales en casa. Es una fuente de salud a todos los niveles. Se ha demostrado que inmunizan frente a determinadas alergias. Pero, además, contribuyen mucho al desarrollo personal. Estoy convencida de que los animales nos hacen mejores personas.
–Usted dice que todos nos deberíamos criar con animales. ¿Pero todos estamos capacitados para una tenencia responsable?
–No. Obviamente, cada uno tiene que ser consciente y responsable con sus circunstancias personales. Una persona tiene que saber en lo que se está metiendo.
–¿Cuál es la principal razón por la que alguien debería elegir a Pacma el 19 de junio?
–Si te preocupan las personas y los animales por igual, el partido animalista es tu voto. Es un voto que te permite dormir con la conciencia tranquila.
–Nunca han obtenido representación en el Parlamento. ¿Qué le hace pensar que esta vez sí?
–Nos basamos en los resultados de las distintas encuestas que nos están dando un 2,6%. Hay posibilidades de superar esa barrera del 3%. En la calle hemos escuchado más que nunca eso de que no sé lo que voy a votar, esta vez voy a votar a Pacma. Nunca hemos tenido las expectativas tan altas.
–¿Dónde se sitúa el Pacma en la tradicional división ideológica entre izquierda y derecha?
–La gente tiene la necesidad de ubicarse o encasillarse. Pero nosotros no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos animalistas. Defendemos a los animales ante todo. Tenemos a votantes de todo tipo de ideología.
–¿Qué modelo económico defiende su partido para Andalucía?
–Andalucía no está lo suficientemente explotada en cuanto a los recursos que tiene. Se ha centrado todo excesivamente en el turismo y es algo que hemos sufrido de manera acuciada durante la pandemia. Apostaríamos, sin duda, por una industria verde y por las energías renovables.
–En Andalucía y en Málaga la industria agroalimentaria tiene mucho peso. ¿Cree que el modelo que tenemos es el adecuado?
–A mí se me rompe el alma al ver tanto plástico. Estamos cultivando productos que no son propios de nuestra tierra. Luego tenemos el problema de que se exporta prácticamente todo. Es muy difícil consumir local. Es un sistema que no beneficia al medioambiente, ni mucho menos.
–¿Ha ido alguna vez a una corrida de toros?
–Jamás. De pequeña estuve una capea, pero no era muy consciente.
–¿Qué pasaría con las corridas de toros si fuera por usted?
–La respuesta no es tan clara como podría parecer. Las autonomías no podrían prohibir las corridas de toros porque hay una ley nacional que las protege como patrimonio cultural en todo el país. Hay que buscar triquiñuelas para que se dejen de celebrar. Por ejemplo, no renovando las concesiones con las empresas que organizan corridas de toros. Luego habría que erradicar cualquier ayuda a la tauromaquia. Está claro que sin esas ayudas públicas hoy día las corridas de toros no serían rentables.
–¿Prohibiría la caza en Andalucía o esta actividad se podría mantener bajo unos parámetros concretas?
–No, de ninguna de las maneras. La caza es una actividad que crea problemas trasversales. Tenemos un problema gravísimo no solo con los animales que son abatidos sino también con los que se utilizan como herramienta de caza. Tenemos la mayor tasa de abandonos de perros y está ligada a esta actividad. La caza no tiene ninguna ventaja más que divertir a cuatro cafres pegando tiros.
–¿Cómo se viven estas elecciones cuando uno es un 'outsider' total?
–Con un ataque de nervios.