Resulta enternecedor comprobar cómo desde Madrid, sean políticos o periodistas, se ofenden cuando desde Andalucía reclamamos lo que es nuestro. O mejor dicho, cuando nos negamos a que desde allí vengan a decirnos lo que tenemos que hacer aquí. Ocurrió en el debate de RTVE ... , cuando decidieron poner a cuatro periodistas que trabajan en Madrid a analizar el encuentro entre los seis candidatos a la presidencia de la Junta de Andalucía. Eso de no contar con periodistas andaluces sería impensable en un debate electoral de Galicia, Cataluña, País Vasco o, incluso, Madrid.

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Porque allí, en la capital, algunos mantienen ese sentimiento de superioridad moral y profesional del que aquí, sinceramente, nos reímos. Pobres. A Andalucía le falta dar un golpe en la mesa de vez en cuando ante esas injerencias, cuando los partidos quieren desde Madrid pastorear Andalucía como si fuésemos un rebaño o cuando desde determinados medios y tribunas, cargados de prejuicios catetos, se resisten a asumir nuestra autonomía y nuestra forma de ser y estar.

Andalucía no se pilota desde Madrid y ya va siendo hora de que todos, independientemente de la posición ideológica en la que se esté, hagamos un frente común en este asunto. Porque, aunque desde nuestra autoestima intelectual e histórica nos dé igual lo que digan, siempre hay que estar preparados para pararles los pies.

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