Un mitin electoral puede parecerse mucho a un festival de música veraniego. No sólo por las colas, el calor y las dificultades para ir al baño en el momento más inoportuno, sino también por una cuestión más profunda y más simple: los carteles los carga ... el diablo. Porque sucede a menudo que por cuestiones de agenda y caché, las bandas más potentes tocan en la parte central de la jornada y así terminan convertidas en teloneras indeseadas de las que vienen detrás con presunto menor fuste.
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La candidata de Por Andalucía a la presidencia de la Junta, Inmaculada Nieto, se enfrentaba este domingo a un trance similar en Málaga. Poco visceral y mitinera, Nieto tomaba el micro después de dos animales políticos y oratorios de primer nivel: la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, y el líder de Más País, Íñigo Errejón. Y como en las mejores veladas, Nieto ha ido de menos a más, con ese espíritu de remontada que la coalición de izquierdas ha impreso a toda su campaña, peleando a la contra de la desmovilización y las encuestas en estas elecciones en Andalucía.
Así, a rebufo del tirón de Díaz y Errejón, Por Andalucía se encomienda a ese 'Sí se puede' salido del 15M que ya tiene más de una década y que ahora se convierte en mantra electoral para los herederos de aquella indignación. Un movimiento que primero cuajó en Podemos y terminó (por ahora) como el rosario de la aurora con la escisión de Más País, la emancipación de Adelante Andalucía y el venidero alumbramiento de Sumar, la plataforma capitaneada por la propia Díaz para aglutinar a los votantes a la izquierda del socialismo.
Y en ese largo domingo de noviazgo que Díaz y Errejón viven desde hace meses, ambos han ido hoy en Málaga un pasito más allá. El líder de Más País ha dado el relevo en el atril a Díaz casi como el novio que presenta a su nueva novia a sus padres. «Me toca presentar a una persona que no necesita presentación, y mira detesto la frase...», ha abierto Errejón antes de añadir sobre la vicepresidenta: «Es estos tiempos la constancia y la perseverancia no están de moda. Yolanda ha hecho de la perseverancia tranquila, pero testaruda una seña de identidad». Tampoco le ha ido a la zaga la vicepresidenta, zalamera en halagos y promesas de futuro juntos: «Nos conocemos desde hace tiempo y, aunque no se sepa, hemos hecho muchas cosas juntos. Pero si me permitís, creo que a partir de ahora mismo, lo mejor está por llegar».
El nuevo guiño de Díaz a Errejón (y también viceversa) este domingo en Málaga ha estado además acompañado por la fiera crítica de la vicepresidenta al bipartidismo de PP y PSOE, aunque con este último forme por ahora Gobierno Unidas Podemos en Madrid. En esa línea, Díaz ha echado mano de la frase que ha convertido en emblema personal, aquella que anuncia que va a dar un dato para temblor del contrincante, y ha enumerado algunas cifras que siguen perfilando el sombrío presente económico de Andalucía. Y después de trazar esa panorámica, la vicepresidenta ha zanjado: «Esto no es una maldición divina, no es una catástrofe natural, es fruto de las políticas fallidas del bipartidismo».
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«El futuro no está en esas fuerzas bipartidistas», ha reiterado Díaz, vicepresidenta en un Gobierno de coalición con el PSOE. Porque el mitin de Por Andalucía este domingo en Málaga ha ofrecido claves nacionales, regionales y locales ante una audiencia que ha dejado pequeño el millar de butacas del salón del Palacio de Ferias y Congresos de la capital donde Por Andalucía ha hecho terapia de grupo en pleno ecuador de campaña, al calor del tirón de Díaz y Errejón.
Ambos han ejercido a la perfección sus papeles de estrellas invitadas con discursos encendidos y momentos para el deleite de la concurrencia. Errejón ha lanzado sus dardos a PP y Vox, ha vuelto a reivindicar la necesidad de atender a la salud mental y los servicios públicos y ha reivindicado la coalición de izquierdas como «una alternativa verde, andalucista y de justicia social».
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Tras él, la vicepresidenta ha tirado del hilo de las malagueñas Victoria Kent y María Zambrano para enarbolar la bandera del feminismo. Díaz ha presumido de los logros obtenidos en el Gobierno (de la subida del salario mínimo profesional a la reforma laboral) y ha lanzado una encendida llamada a la movilización. «Entiendo que haya gente que esté decepcionada, que esté cabreada con nosotras, pero tenemos que ir a votar. Es imprescindible una Andalucía que cambie de una vez por todas el modelo productivo de vuestro país», ha ofrecido Díaz antes de remachar: «En 2018 no ganaron ellos, perdimos nosotras porque nos quedamos en casa. Ha llegado la hora de tener esperanza».
Una esperanza aireada también por el coordinador andaluz de Izquierda Unida, Toni Valero, quizá el orador más aguerrido de los que han pasado por el atril este domingo de campaña. «El cambio es posible si la gente despierta, estamos remontando, vamos a romper el guión», ha gritado Valero, efectivo en su papel de introductor encendido para los cabezas de cartel. En un tono más pausado, las representantes de Equo y Más País, Mar González y Esperanza Gómez, de manera respectiva, han repetido la letra y la música de esa llamada a la movilización y la esperanza. «Estamos haciendo las cosas bien y estamos en el camino correcto», ha apostillado por su parte el número 2 de la lista malagueña de Por Andalucía, José Piña.
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Y piña ha querido hacer este domingo Por Andalucía en un acto que ha servido para que su candidata por Málaga protagonice su primer acto en la capital malagueña cuando se cumplía el noveno día de campaña. Algo parecido al miedo escénico ha debido de calar un poco en la candidata, que ha tardado un tanto en ponerse a tono mitinero. Después de hablar de política fiscal y de logros sociales, Nieto ha ido tomando la pista de despegue hasta mirarse en el espejo de Galicia, Euskadi y Madrid, donde el PSOE no es la opción progresista más votada.
La candidata se iba viniendo arriba y recupera uno de sus mensajes esenciales de la campaña: las encuestas se equivocan y quieren desmoralizar al votante de izquierdas. «Hace tres años y medio iba a ganar Susana Díaz. Y Susana Díaz es hoy por hoy tertuliana de un programa de televisión, no presidenta de la Junta de Andalucía», soltaba Nieto.
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Y así, de a poco, la candidata empezaba a gustarse sobre las tablas del escenario, en el discurso final del mitin, como esa banda modesta que cierra una noche de festival después de los grupos de relumbrón y que, pese a todo, deja al público casi tan arriba como los cabezas de cartel a los que casi todos han venido a escuchar.
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