2D: España mira a Andalucía

La campaña arranca con un desafío para todas las fuerzas políticas con representación en el Parlamento. El PSOE aspira a llegar a los 40 años en la Junta; el PP busca evitar su debacle atenazado por el auge de los liberales de Cs y la irrupción de la ultraderecha de Vox

Jueves, 15 de noviembre 2018

La campaña oficial de las elecciones al Parlamento de Andalucía vuelven a acaparar el foco nacional y arrancan con el objetivo de todos los partidos con representación parlamentaria (PSOE, PP, Podemos-IU y Cs) con el denominador común de resistir y desafiar a las ... encuestas. Cada uno en su propia guerra y todos contra Susana Díaz. La primera en probar su resistencia será la presidenta de la Junta. En la cita con las urnas del día 2 de diciembre los andaluces decidirán si la política sevillana seguirá al mando del Gobierno de la comunidad más poblada de España, 8,4 millones de personas. Las encuestas así lo auguran, pero también que no habrá mayoría absoluta y que esta vez las alianzas para un gobierno estable, razón por la que adelantó los comicios, serán más difíciles si se confirma la encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de un triple empate de escaños de PP, Ciudadanos y Adelante Andalucía (confluencia de Podemos e Izquierda Unida). El estudio demoscópico advierte de un 26% de indecisos, a los que todos se agarrarán para romper el vaticinio y alcanzar sus metas. Este dato advierte de que hay partido en la campaña, aunque lo previsible es que la pelea se centre en los tres empatados por alcanzar con holgura el segundo puesto.

Publicidad

El PSOE parte como favorito gracias al empuje personal y alto grado de conocimiento frente a los casi desconocidos adversarios de Susana Díaz, una dirigente que no deja indiferente a nadie, ya que los sondeos la señalan como la más querida y la más detestada a la vez. Las urnas volverán a medir la resistencia de Díaz, que en sus seis años en la primera fila de la política (cinco como presidenta) ha sabido sobre todo demostrar cómo recuperarse de caídas tan serias como la pérdida de las primarias del PSOE frente a Pedro Sánchez hace solo año y medio. Derrotada de su aventura más ambiciosa, la de formar parte de la élite nacional de la política, se encerró en el fortín andaluz, donde ha remontado hasta posicionarse como la candidata con mejores perspectivas en estas elecciones. El PSOE, incluido el que manda en Ferraz, han dejado en manos de su vigor político el desafío de este partido de llegar a gobernar cuatro décadas en Andalucía, las que se cumplirán si revalida la Presidencia de la Junta en la siguiente legislatura. Sería la segunda región europea en conseguirlo, después de Baviera, en cuyo länder gobierna el partido demócrata cristiano de Angela Merkel desde los años 40.

La alternancia como necesidad

La alternancia como necesidad para oxigenar la vida política es uno de los argumentos esgrimidos por PP y Ciudadanos esta campaña, que acusan a los socialistas de utilizar la maquinaria de la Junta para engordar una clientela política que le garantice mayorías de gobierno. El PSOE andaluz defiende la legitimidad de su hegemonía por deseo de las urnas. No siempre ganó el PSOE (el PP lo hizo en 2012), pero este partido supo amarrar alianzas para mantenerse en el poder en momentos de gran debilidad (como en 1994 con la pinza PP-IU) haciendo suyas muchas de las ideas e iniciativas de los adversarios. Gobernó con el PA desde 1996 a 2004; con IU desde 2012 a 2015; y ha gobernado en solitario esta legislatura, pero con la tranquilidad de una mayoría absoluta gracias al respaldo de Cs en el Parlamento.

El expresidente del Gobierno Felipe González dio ayer la clave de por qué la esencia de la democracia no es la alternancia como defienden PP, Cs y Podemos. «La esencia de la democracia es la aceptabilidad de la derrota», instando a los perdedores a no romper «las reglas del juego» de la legitimidad de las urnas e intentar «mejorar para no volver a equivocarse». Susana Díaz eligió a un valor seguro en el PSOE como Felipe González para arrancar una campaña que promete «limpia», alejada del barro del cruce de descalificaciones y con mensajes de tema andaluz, lejos también de la política nacional. González le echó un cable importante: «Susana Díaz es la que se la está jugando más claramente por el destino de los andaluces», dijo en un desayuno coloquio en Sevilla.

Susana Díaz, arrancó su campaña en Granada. EFE

Díaz eligió Granada para el primer mitin en el que pide el voto. Un gesto con el que quiere reflejar su ambición de no conformarse con los 47 diputados que señalan las encuestas, el suelo del PSOE desde 2012, y arañar algún escaño más de los que le vaticinan las encuestas. Díaz obtuvo el peor resultado de los socialistas en unas andaluzas en 2015, aunque le salvó la distancia con un PP entonces ya en declive en esta comunidad tras la marcha de Javier Arenas.

Publicidad

No todo lo que consiga el PSOE, o no consiga, se lo debe apuntar Díaz. Nunca se sabrá qué resultado obtendría de no haber llegado a presidente del Gobierno Pedro Sánchez. El éxito de la moción de censura de este en mayo ha repercutido no solo en la política nacional, con la entrada del PP en un bucle de autodestrucción, también en las elecciones andaluzas. El que sean de nuevo, como en 2015, los primeros comicios de un largo periplo electoral en 2019, vuelve a interpretarse estos comicios como laboratorio de la política nacional. El que Pedro Sánchez no se vuelque en la campaña (solo vendrá a dos mítines como en 2015) no implica que el resultado no le beneficie. Le dará alas a un partido en el Gobierno, admiten los socialistas. Díaz siempre ha defendido en privado que es Andalucía la comunidad que sostiene electoralmente a un PSOE con solo 85 diputados en el Congreso. Díaz y Sánchez tienen un pacto de no agresión, de dejar a un lado las diferencias personales y rivalidades antiguas, con el objetivo común de gobernar en España y Andalucía. «Hablan mucho, más de lo que piensan», comentó días pasados un alto cargo socialista del entorno de Díaz.

Juanma Moreno y Pablo Casado, anoche en el inicio de campaña, que tuvo como escenario el Polo de Contenidos Digitales (Tabacalera) en Málaga capital. Salvador Salas

Esa moción de censura ha supuesto que para el PP las andaluzas se conviertan en un doble desafío. Al tradicional de desbancar al PSOE de la Presidencia de la Junta se ha unido el objetivo de Pablo Casado de no dejarse adelantar por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, para mantener al PP como primera fuerza nacional de la derecha. Ambos dirigentes se han convertido en rivales a muerte estas elecciones, aunque para sus líderes regionales, Juanma Moreno y Juan Marín, suponga la paradoja de necesitarse para dar un vuelco al mapa andaluz y gobernar en Andalucía. La campaña contará con la gran novedad de dos caravanas paralelas de los líderes del PP y Cs, Casado y Rivera, a la de sus candidatos. Casado tendrá agenda en Andalucía once días y Rivera, catorce.

Publicidad

Casado es el que más se juega de los dos. Son sus primeras elecciones, pero además parte de que el PP ganó las últimas celebradas en Andalucía, las generales de 2016, con Rajoy al frente del partido. El líder del PP se ha encontrado en su primer envite electoral con el desafío de salir indemne de la tenaza que constriñe su electorado por sus dos flancos: los liberales del partido naranja y la extrema derecha que representa Vox. Las elecciones del 2D en Andalucía también servirán de laboratorio para el empuje de la formación de Abascal, con avances en Almería y Granada. Si logran colarse en el Parlamento, como pronostican algunas encuestas, «Blas Piñar habrá vuelto», como dijo ayer Felipe González. Y Andalucía será el primer parlamento de su entrada, como lo fue en 2015 de la de Podemos.

Juanma Moreno se juega su futuro político, aunque ya ha advertido de que si no consigue gobernar seguirá al frente del grupo parlamentario en la oposición. El candidato popular, que ha trabajado duramente en los últimos cuatro años, recorriendo de punta a cabo Andalucía, ha ideado una campaña bronca para evidenciar las fallas del PSOE, con especial énfasis en los casos investigados por la Justicia sobre presunta corrupción en el manejo del dinero de la Consejería de Empleo para ayudas a parados y empresas en crisis, como el de los ERE y Faffe. El trazo grueso en la campaña del PP no es nuevo, aunque esta vez sea más intenso, como el cartel retirado en el que llamaba «ratas» a Susana Díaz, y sus antecesores socialistas en la Presidencia.

Publicidad

Inés Arrimadas arropó al candidato andaluz a la presidencia de la Junta por Ciudadanos, Juan Marín, en el acto en los Baños del Carmen, en Málaga. Ñito Salas

Ciudadanos parte con un suelo tan bajo que cualquier subida se presentará como un triunfo. Juan Marín acepta de buen grado, a diferencia del PP, la presencia de los líderes nacionales. Cs tiene más fe en el gancho de Inés Arrimadas, jerezana de nacimiento, que en el de Albert Rivera, lesionado por una caída jugando al tenis. Los dos dirigentes y el fichaje del exseleccionador nacional de baloncesto Javier Imbroda suponen el refuerzo del partido naranja para dar el sorpasso al PP.

Otra gran novedad es la coalición Adelante Andalucía. Para la confluencia de Podemos e IU, junto con agrupaciones como Primavera Andaluza e Izquierda Andalucista, el reto es demostrar que juntos suman más que separados, enmendarle la plana a la fórmula fallida de Pablo Iglesias y Alberto Garzón. La campaña pilotará sobre el tándem de iguales formado por Teresa Rodríguez, candidata a la Presidencia de la Junta, y Antonio Maíllo, que se auto postula como candidato a la vicepresidencia, pero para quien algunas fuentes señalan como presidente del Parlamento si la oposición y el PSOE se ponen de acuerdo en que la institución no vuelva a estar presidida por un socialista si este partido no tiene mayoría absoluta, como se prevé.

Publicidad

Teresa Rodríguez (la candidata por Adelante Andalucía), en el acto en Sevilla. EFE

El principal reto de todos, sin embargo, es fraguar un gobierno el día después del 2D. La campaña podría dar pistas sobre el partido con el que el PSOE, de ganar, firmaría una alianza. Los socialistas no descartan como aliado otra vez a Cs, partido que remarca que no volverá a darle el poder a Susana Díaz. Por si es así, el PSOE mira con lupa el programa, programa de Adelante Andalucía e incluso ha introducido en el suyo algunas medidas como guiños a los podemitas, sobre todo las relacionadas con medio ambiente.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad