A las tres menos cuarto de la tarde del miércoles, cuando ya estaban recogiendo sus cosas, 60 trabajadores interinos del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) en Málaga (1.500 en toda España) recibieron la resolución de prórroga de sus contratos. De no haber ... llegado el papel habrían tenido que cesar en sus puestos, dejando sin personal de refuerzo al organismo encargado de gestionar prestaciones de desempleo, ERTE y contratos laborales, entre otros trámites.
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En las oficinas del SEPE de toda España han respirado aliviados con la prórroga 'in extremis' de los interinos. Su marcha habría sido el colofón a la serie de desdichas que viene sufriendo en el último año este organismo dependiente del Ministerio de Trabajo y Economía Social, al que nadie prestaba demasiada atención antes de que la avalancha de los ERTE lo pusiera en el punto de mira. Por no faltar, no le ha faltado ni un ciberataque que bloqueó sus sistemas informáticos el pasado 9 de marzo y aún hoy le impide funcionar con total normalidad. Esta semana, además, ha sufrido los efectos de una huelga de dos días convocada por el sindicato USO que, aunque no ha tenido un seguimiento mayoritario, ha contribuido a agravar su colapso.
Francoise Calvo, delegada de UGT en el SEPE en Málaga, pone de relieve que el principal problema sigue siendo el mismo: la falta de personal. El servicio de empleo estatal cuenta en estos momentos con 364 empleados en la provincia, incluidos los mencionados 60 interinos que representan un refuerzo temporal. «Nuestra plantilla está mermada después de muchos años de no cubrir vacantes. En las oficinas de Málaga faltan entre 90 y 100 funcionarios«, explica, recordando que entre abril y mayo, en pleno confinamiento, fueron sólo 300 funcionarios los que tuvieron que sacar adelante, desde sus casas, las casi 190.000 prestaciones que se solicitaron en la provincia. Las consecuencias de aquel colapso las sufrieron los usuarios, con numerosos retrasos y errores en el reconocimiento de las prestaciones.
Los sindicatos exigen una oferta pública de empleo que aporte sangre joven a las oficinas del SEPE. En los próximos años, además, se va a producir un torrente de jubilaciones, ya que la edad media de la plantilla es muy elevada, de 57 años. También demandan inversiones tecnológicas que pongan al día los ya vetustos sistemas informáticos.
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