La paradoja de la holgura laboral: 120.000 parados en Málaga y sectores que no encuentran trabajadores

No es sólo que el paro no baje al mismo ritmo que crece el empleo. Es que, además, en los dos últimos años han saltado las alarmas en varios sectores por la dificultad para encontrar trabajadores en Málaga. En el sector de la hostelería, por ejemplo, se hablaba a principio de la temporada de 5.000 vacantes sin cubrir. La patronal de la construcción, por su parte, estima que podría dar trabajo a 10.000 trabajadores más de los que tiene actualmente. El sector tecnológico y el agroalimentario también generan más vacantes de las que pueden cubrir.

¿Qué es lo que falla en el mercado laboral malagueño para que haya una bolsa de desempleo tan abultada mientras se generan tantas oportunidades de empleo? Hay dos argumentos opuestos –pero igualmente simplistas– que suelen salir a relucir: uno es el de las «paguitas», que hace referencia a que los parados prefieren seguir cobrando subsidios que trabajar. El otro podría resumirse con la famosa frase de Joe Biden: «Pay them more» («Páguenles más»). Desde posiciones de izquierda (incluidos los sindicatos) se pone el acento en que los sueldos y las condiciones laborales en sectores como la hostelería no son atractivos.

La realidad es más compleja y difícil de explicar. La clave para desentrañarla está en comparar las vacantes que se ofertan con el perfil de las personas desempleadas. El desequilibrio o falta de encaje entre oferta y demanda se denomina holgura laboral y España tiene el 'gap' o brecha más grande de Europa: un 20%, según enfatiza la delegada de Empleo de la Junta, Carmen Sánchez.

César Martín, responsable del Servicio de Ordenación y Tratamiento de la Información del Servicio Andaluz de Empleo (SAE), profundiza en esta explicación. «Málaga tiene una bolsa de paro muy elevado y con riesgo de enquistarse. Los motivos por los que la gente no sale del paro pueden ser muy diversos, pero es cierto que en nuestro país y en otras economías avanzadas está creciendo lo que se denomina paro estructural. Son parados que vienen de la desaparición o reconversión de sectores; personas de edad avanzada y nivel de cualificación bajo que se quedan atrás. Por ejemplo, en Málaga, cuando se desató la crisis de la construcción en 2008, hubo decenas de miles de trabajadores de este sector que se quedaron en paro y no hemos sido capaces de reconvertir a muchos de ellos», añade. Martín advierte de que la holgura laboral se está acrecentando por la digitalización de la economía.

Vamos con el perfil de los casi 120.000 parados malagueños. En cuanto a la edad, más de la mitad tienen más de 45 años y un tercio tiene más de 50 años, según los datos suministrados por el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio de Empleo Público Estatal. «No es cierto que las empresas no contraten a personas mayores, pero la edad sí es un límite en un doble sentido: es una barrera para adaptarse a los cambios y además, una empresa puede considerar que la inversión necesaria para formar a una persona no le va a ser rentable si tiene más de una determinada edad», explica el directivo del SAE. Además, hay una realidad innegable: buena parte de los parados de más de 50 años no buscan empleo, sino que están esperando a jubilarse mientras cobran un subsidio.

Hay otro tramo de edad, el de menos de 25 años, donde hay unos 8.000 parados: no es un número tan alto pero es uno de los que más preocupa al SEPE y al SAE, ya que presenta una problemática específica de falta de cualificación y abandono escolar que abordan con programas como las Escuelas de Segunda Oportunidad o los Programas de Empleo y Formación.

La falta de cualificación es, en realidad, el quid de la cuestión. La mitad de los casi 120.000 parados malagueños no tiene el título de la ESO, que es el mínimo exigido para el 90% de las ofertas de trabajo. Carecer de esta titulación es «estar condenado a la precariedad», advierte la delegada de Empleo. En el otro lado de la balanza, apenas 20.000 parados tienen un título de FP o universitario.

Vamos a las ocupaciones concretas. La construcción, por ejemplo, sigue teniendo 12.000 parados inscritos en Málaga mientras hay obras paradas por falta de profesionales. «El grado de profesionalización y tecnificación de este sector ha evolucionado muy rápido y hay personas que ya no están capacitadas», apunta Martín. A ello se suma la exigencia física de los oficios ligados al ladrillo y la falta de interés entre los jóvenes.

¿Y la hostelería? Inscritos en el SAE hay unos 9.000 desempleados malagueños que tienen como ocupación demandada principal la de camarero. «Pero una cosa es inscribirse como camarero y otra, que tu vocación realmente sea la de camarero. Hay quienes se inscribieron hace años y han cambiado de profesión o han dejado de buscar empleo activamente, pero siguen constando en el registro», admite Martín, quien añade que como las empresas del sector de hostelería no acuden al SAE para buscar trabajadores, es difícil saber los motivos por los que no los encuentran. Los propios empresarios creen que la carestía de la vivienda está siendo un obstáculo para que vengan trabajadores de otras provincias, como tradicionalmente ocurría en este sector.