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Domingo Mirón cumple un año como presidente de Accenture España, Portugal e Israel. Alcanzó este cargo tras casi treinta años de carrera en la multinacional ... dedicada a la prestación de servicios de consultoría, servicios tecnológicos y de 'outsourcing'. Un año marcado por la pandemia en el que la compañía se ha visto sometida a importantes retos, como el teletrabajo o los altibajos de actividad. De esta crisis, asegura, Accenture saldrá fortalecida. España también lo hará si es capaz de invertir bien los fondos Covid.
-Se convirtió en presidente de Accenture España el 1 de marzo de 2020. Menudo arranque ha tenido en el cargo...
-Pues sí... además, desde esa fecha soy Chief Risk Officer (responsable de riesgos) a nivel mundial. Imagínate ser el responsable de riesgos en una compañía con 550.000 empleados en todo el mundo en plena pandemia. Ha sido una gran experiencia, valiosísima, un máster acelerado en gestión de situaciones difíciles.
-¿Cómo ha afectado la pandemia a Accenture?
-Distinguiría tres etapas. De marzo a junio ponemos el foco en mantener el servicio a los clientes y garantizar la seguridad de nuestros empleados, también en términos psicológicos. Hay una caída de actividad en nuestros clientes y, en consecuencia, nuestra. Desde finales de junio a octubre es un periodo de recuperación. Diría que casi se ha compensado la caída de los primeros tres meses con el crecimiento de los siguientes cuatro. De noviembre a Navidad hay otra curva hacia arriba que nos llena de optimismo. Y de Navidad a finales de febrero el negocio se ha estabilizado, con la tercera ola.
-No dejamos de escuchar que la transformación digital ha avanzado en meses lo que hubiera tardado años. ¿Es así?
-Es así, te lo confirmo por la demanda de nuestros servicios. En todos los sectores los clientes están acelerando la transformación digital. De aquí a tres o cinco años vamos a vivir un periodo de transformación tecnológica hacia lo digital que va a generar una demanda de talento tal que va a haber momentos de tensión, ya que van a faltar profesionales.
-¿Qué pueden significar los fondos Covid para España si se invierten bien?
-Si se ejecutan bien producirán una transformación de la estructura y competitividad económica del país semejante a los de otros momentos históricos como el rally de la entrada en la UE. Tenemos que ver las magnitudes: solamente en 2021, 27.000 millones, que son el 2,7% del PIB del país; es un impacto brutal. Si lo aprovechamos bien tiene que generar una transformación que nos haga ser muy competitivos en Europa y en el mundo y cambiar el modo en que España genera su PIB.
-La siguiente pregunta es obvia: ¿cómo invertir bien ese dinero?
-La primera clave es elegir proyectos estratégicos, realmente transformadores, que vayan de arriba abajo y no sean una suma de pequeños proyectos de abajo a arriba. La segunda es la velocidad. España no tiene una historia muy exitosa en la ejecución de proyectos europeos. Estamos por debajo de la media. Tenemos que ver qué hay que cambiar en términos burocráticos para que los proyectos se ejecuten rápido. Habría que pasar de un proceso muy centrado en el análisis previo a un proceso de auditoría posterior. La tercera clave es la colaboración, en dos ejes: público-privada y multisectorial.
-¿A qué papel aspira Accenture en este escenario?
-Nuestra labor es ser un socio tecnológico que aporte conocimiento, experiencia, garantías. Nuestra aspiración es contribuir de manera muy sustantiva, aunque no tenemos por qué ser protagonistas, podemos hacerlo ayudando a nuestros clientes a formar parte de consorcios.
-¿Cuál es la situación actual del centro de Accenture en Málaga y qué previsiones de crecimiento a corto plazo tienen?
-La situación es excepcional. Creo que tenemos más trabajo que gente, de hecho. Tenemos mil personas repartidas en dos centros: uno de tecnologías 'core' para compañías de 'utilities', 'teleco' y bancos, y otro de apertura más reciente para tecnologías digitales: 'big data', marketing digital, 'analytics', diseño de experiencia de usuario... Los dos están creciendo de una manera muy sana. El 27% de los trabajos son para clientes en el extranjero. Nuestra visión es que el centro de Málaga va a seguir creciendo todo lo que podamos. El problema ahora mismo es la falta de talento. Tenemos permanentemente un 10% de puestos por cubrir y eso en el caso de Málaga equivale a 100 personas.
-¿Cómo combaten esta escasez de talento tecnológico?
-Seguimos con nuestra política de academia. Formamos a gente recién graduada, tanto de Universidad como de FP. El 23% de nuestros empleados vienen de FP. Siendo una empresa tan grande, sabemos que nuestra misión es generar cantera, aun sabiendo que una parte nos la van a 'robar'. Llevamos contratadas en la primera parte del año 1.600 personas en España. Pero repito: predigo tensiones de capacidad en el mundo de la tecnología. Y hay que promover que muchas más mujeres hagan carreras STEM porque si no, va a haber una falta de talento sistémico.
-El sector tecnológico vive en Málaga un momento dulce. Ustedes ya apostaron por la ciudad hace varias décadas, ¿ha ganado atractivo desde entonces?
-Hay cualidades que permanecen y son las que nos motivaron a estar y crecer en Málaga: las comunicaciones y su Universidad, que nos nutre de buenos profesionales. Lo que es nuevo es que la ciudad ha progresado mucho en los últimos 25 años, se ha vuelto atractiva para vivir, no solo para visitarla.
-El teletrabajo, ¿ha llegado para quedarse?
-Nosotros seguimos en teletrabajo casi al 100% y la vuelta no será al modelo anterior. Apostamos por un modelo híbrido pero bien pensado y formalizado. Un modelo en el que se combina el eje horario y el eje de presencialidad; organizado por células de trabajo de servicio al cliente, siempre de acuerdo con algunas reglas. Una de ellas es que tendrá que haber un tiempo en la oficina todos juntos. Esto nos va a obligar a las compañías a tener modelos mucho más flexibles, controlando la productividad. Tendremos que gestionar de manera más sofisticada. Habrá más trabajo de planificación. Esto va a ir en beneficio de los cliente finales, de los empleados, de la sociedad y de la compañía, porque vamos a tener personas mucho más comprometidas con los objetivos que con la presencialidad. Soy muy optimista en este sentido.
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