Carmen Sánchez, delegada de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo en Málaga. Migue Fernández

Carmen Sánchez, delegada de Empleo, Empresa y Trabajo Autónomo en Málaga

«Debería incentivarse la búsqueda activa de empleo, quizá con una prestación más alta»

«Cuando alguien se acerca a los dos años de paro tiene el riesgo de caer en la indefensión aprendida: empieza a pensar que no depende de él»

Nuria Triguero

Málaga

Domingo, 14 de julio 2024, 00:14

Antes de ser nombrada delegada territorial de Empleo de la Junta en 2019. Carmen Sánchez trabajaba en el Servicio de Empleo Público Estatal, donde ocupó diferentes cargos de responsabilidad en Málaga, como la dirección del hotel escuela Bellamar de Marbella y la coordinación de los ... programas de formación y empleo del SEPE a nivel provincial. Antes fue orientadora laboral y, además, es psicóloga de formación. Sabe, por tanto, de lo que habla cuando analiza las paradojas del mercado laboral malagueño y la problemática del paro de larga duración.

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–Málaga lleva desde 2021 a la cabeza de España en creación de empleo, pero sigue teniendo casi 120.000 parados. ¿El pleno empleo es una utopía?

–Málaga ha bajado el paro más de un 27% en los últimos tres años, mientras la población activa ha seguido subiendo porque Málaga tiene un efecto llamada. Tenemos ahora la misma cifra de parados que en 2008, pero con la diferencia de que entonces teníamos bastante menos población activa. Sin embargo, es verdad que todavía tenemos una bolsa de paro importante donde encontramos dos colectivos de difícil inserción laboral: por un lado los menores de 25 años, que tienen una tasa de paro del 36%; y por otro los mayores de 55 años en los que se cronifica la situación de desempleo.

–A la vez hay sectores que alertan de que no encuentran trabajadores, como la hostelería, la construcción o el tecnológico.

–Eso es lo que se denomina holgura laboral: hay un desequilibrio, un 'gap' importante entre las ocupaciones que quieren desarrollar las personas que están en desempleo y lo que ofrece el mercado laboral. España tiene un 20% de holgura laboral, la mayor de Europa. Lo que necesitamos es que las personas desempleadas sean conscientes de cuál es nuestro mercado laboral. Aquí en Málaga tenemos mucha hostelería, mucho turismo, mucha construcción y ahora también nuevas tecnologías. Si te quedas en paro, en base a tus circunstancias tienes que decidir a dónde encaminarte y realizar la formación que sea necesaria para reciclarte profesionalmente. Pero lo primero es abrir la mentalidad. Y hay que hacerlo rápido, porque está demostrado que si nos acercamos a los dos años desempleo se entra en un proceso que Seligman, el psicólogo americano, llamaba indefensión aprendida: cuando tú ves que por mucho que hagas, las circunstancias de tu vida no dependen de ti. Y esa es la antesala de la depresión.

«Andalucía está infrafinanciada en políticas activas de empleo: por cada parado nos dan una tercera parte que al País Vasco»

-Respecto a los parados menores de 25 años, ¿cuál es la dificultad que tiene este colectivo para encontrar empleo y qué estrategia se sigue para ayudarles?

–Tenemos una tasa de abandono escolar del 17% en Andalucía, así que hay un colectivo que no termina la ESO. Y no terminar la ESO es sinónimo de precariedad en el empleo. Entonces, ¿qué hacemos con estos chicos y chicas que tienen ese abandono escolar temprano y que se inscriben en la oficina a ver si encuentran un empleo «de lo que sea»? Porque ya no es sólo que vengan sin la ESO, es que vienen sin ninguna formación de ningún tipo ni idiomas. Pues estos chicos son carne de servicio de orientación. Cuando llegan a la oficina del SAE se les abre un IPI: un itinerario personalizado de inserción donde se les baja a la realidad y se les explica exactamente cómo es el mercado laboral de su zona. Partiendo de eso, les ofrecemos un itinerario que incluirá acciones formativas si es necesario. Para los jóvenes hay un programa estrella, que son los programas de Empleo y Formación (PEF).

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–¿Cómo funcionan?

–Son las entidades locales las que impulsan estos programas. Durante un año, los alumnos están contratados por el ayuntamiento, que les paga el salario mínimo mientras se forman en profesiones altamente demandadas en ese municipio. Los colectivos prioritarios son mayores de 45 o menores de 30. Así las personas durante ese año se despreocupan de su situación económica y se centran en formarse. El año pasado la Junta ha invertido 41 millones de euros en formación para el empleo y casi 33 han sido para los PEF. Se desarrollaron 49 proyectos con 735 participantes. También me gustaría destacar el programa Te Acompañamos, que ofrece orientación para colectivos vulnerables y tiene un compromiso de inserción laboral del 40%.

–¿Y el colectivo de los parados mayores de 55 años? Muchos han tirado ya la toalla, ¿no?

–Efectivamente hay parte de este colectivo que realmente no busca trabajo, está esperando la jubilación. Y no porque lo hayan elegido, es que la vida es así. Muchos tienen problemas de salud o están cuidando a familiares dependientes. Parados mayores de 55 años con más de 24 meses en el paro es el perfil de un 9% de todos nuestros desempleados. Y de ese 9%, la mitad ya han tirado la toalla. El resto son con los que trabajamos, con programas de orientación y ayuda en la búsqueda de empleo y, sobre todo en lo que llamamos 'skilling' y 'reskilling': darte una formación y las herramientas necesarias para que desarrolles una profesión que a tu edad y en tus circunstancias puedas desarrollar.

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–¿Y luego las empresas los contratan?

–El 10% de las contrataciones de Málaga son a este colectivo de mayores de 55. Las empresas quieren gente capacitada y con ganas de trabajar. Si tú les ofreces eso, la edad no la miran tanto.

–Un argumento recurrente cuando se habla del paro de larga duración es que hay gente que prefiere cobrar una 'paguita' que trabajar. ¿Qué opina usted?

–Las protecciones por desempleo tienen que existir. Son el paracaídas necesario para protegerte en una situación de desempleo sobrevenido. Dicho esto, tenemos un desequilibrio entre políticas pasivas y políticas activas de empleo. En prestaciones se invierten cada año en España 22.000 millones de euros y en políticas activas de empleo, 2.800 millones. Y a esto unimos que Andalucía está infrafinanciada. Lo que nos dan para políticas activas de empleo en Andalucía por cada persona desempleada es una tercera parte de lo que le dan al País Vasco. Yo no creo que obligar a los parados a aceptar trabajos o cursos bajo la amenaza de quitarles la prestación sea el camino. Hubo una época en la que se hacía y no funcionaba, porque una persona que no quiere trabajar, cuando llega a la entrevista dice: a mí me han llamado y he venido, pero mire, yo tengo aquí un dolorcillo que no sé yo si voy a poder... No hace falta que rechace la oferta; el empresario no le va a coger. Yo creo que que el camino debe ir más por incentivar a las personas que están cobrando una prestación a que se impliquen activamente en su búsqueda de empleo o que se formen, quizá dándoles una prestación más alta.

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«La economía sumergida no es significativa»

–¿Qué incidencia tiene la economía sumergida?

–Cuando a una persona mayor de 55 años que tiene un subsidio de 500 euros le ofrecen un trabajo a media jornada, no le compensa trabajar. Pero con 500 euros tampoco se vive. Entonces, ¿qué pasa? Que se buscan una casa para limpiar o hacen chapuzas. Pero yo quiero pensar que a una persona siempre le va a interesar trabajar legalmente, con su cotización. Algo habrá de economía sumergida, pero que no sea un porcentaje significativo. En la época de crisis sí había muchísima: les veías entrar con el mono de trabajo en la oficina de empleo. Eso ya no ocurre. Pero es verdad que ese desequilibrio entre las políticas activas y pasivas de empleo no puede ser. Hay que incentivar a los parados a salir de la situación de inactividad.

–¿Y no será que no se pagan sueldos lo suficientemente atractivos en esos sectores que no encuentran trabajadores?

–Ahí están los convenios; el diálogo social está para eso. Precisamente en los últimos años los salarios se han incrementado bastante. El convenio de hostelería, por ejemplo, es de los mejores de España. Y donde hay diálogo social no debemos entrar. De todos modos, yo creo que la buena cualificación conlleva mejores salarios: ésa es la máxima. Si tú estás muy bien formada en algo que el mercado laboral demanda, tú vas a tener un buen salario y unas buenas condiciones laborales.

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