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Hasta tres fontaneros de una misma aseguradora fueron a la casa de una clienta para intentar reparar una fuga de agua en la fachada de su vivienda, pero ninguno pudo solucionarlo. Mientras tanto, la fuga continuaba y el contador seguía contabilizando los litros de agua que se estaban perdiendo.
Le sucedió a una vecina de Huércal de Almería. Ante el problema que tenía llamó a SegurCaixa Adeslas, empresa con la que tenía contratado su seguro de hogar. Desde la empresa le aseguraron que acudiría un fontanero al día siguiente, algo que nunca ocurrió. La afectada volvió a llamar a la empresa y, en esta ocasión, sí que enviaron a un fontanero que, tras de picar la fachada en busca de la tubería, le dijo que no podía arreglarlo porque necesitaba un detector de fugas. Ese mismo día por la tarde acudió a la vivienda un segundo fontanero, quién localizó la fuga pero no pudo llevar a cabo la reparación porque tenía otros trabajos agendados a los que no podía faltar. Al día siguiente acudió a la casa un tercer fontanero que tampoco pudo arreglar la avería. Según la afectada, le dijo que «necesitaba picar la pared a bastante profundidad, y que necesitaba alquilar un martillo eléctrico grande, pero que necesitaba la autorización de la aseguradora porque tenía que alquilarlo. Quedó en que me llamaría para indicarme si lo autorizaban o no».
Pero pasaron tres días y nada. La avería persistía y la afectada tenía que tener el agua de su casa cortada porque cada vez que abría la llave de paso empezaba a manar bastante agua hacia la calle. Y para mayor sorpresa de la mujer, su suministrador de agua, Aqualia, le indicó que, o arreglaba la avería en un plazo de cinco días o le cortarían de manera definitiva el suministro.
La afectada acudió a Facua Almería para intentar que le solucionaran el problema y la asociación de consumidores ha conseguido que SegurCaixa Adeslas abone a la mujer los 730 euros que le facturó su suministradora de agua por la fuga y los casi 500 euros que esta vecina de Almería tuvo que pagar de su bolsillo a una empresa que se encargó tanto del arreglo de la tubería como de la reparación de la fachada de su vivienda. La factura total fue de 496,10 euros.
Facua pudo demostrar, con las facturas de los trimestres previos, que lo que la mujer pagaba por el agua oscilaba entre los 42 y los 45 euros, por lo que era evidente que el importe de 730 euros no se correspondía al consumo doméstico habitual de su vivienda, sino que se debía al exceso de consumo sufrido.
La aseguradora contestó a la reclamación de Facua indicando que «con carácter excepcional y sin que ello suponga vinculación para futuros siniestros» accedía a indemnizar a su clienta con 730 euros por el exceso de consumo sufrido y le trasladaba sus «sinceras disculpas por las molestias ocasionadas».
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