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La duda que suele rondar a aquellos que se plantean comprar una secadora es si el ahorro de tiempo que supone este electrodoméstico y la comodidad de tener la ropa seca casi al instante merece la pena. Hace años, uno de los motivos por el ... que muchas personas no se decantaban por una secadora era prácticamente el mismo: su consumo eléctrico es muy elevado. Sin embargo, en la actualidad, este electrodoméstico ha ganado en eficiencia energética.
Lo primero a tener en cuenta es el modelo a elegir. Las hay de evacuación (requieren de un tubo exterior para el desagüe del agua generada por el vapor), de condensación (no precisan de desagüe ya que el agua se recoge en un depósito que hay que vaciar tras cada ciclo) y, la más moderna, las secadoras con bomba de calor. Las hay también de resistencias, cuyo precio en el mercado apenas supera los 200 euros, pero también consumen más del doble que las secadoras de bomba de calor (2,76 kW de media en el programa de algodón, como aclara la OCU).
Descartada prácticamente las secadoras de resistencias, las de evacuación se recomiendan en el caso de uso ocasional ya que, al tener que tomar continuamente aire frío de exterior y después calentarlo, son poco eficientes desde el punto de vista energético.
Las secadoras de condensación -más eficientes que las de evacuación porque no toman aire nuevo del exterior y por ello precisan de menos energía para elevar la temperatura- y las secadoras con bomba de calor, que utilizan un dispositivo parecido al de los aparatos de aire acondicionado para calentar el aire, son la mejor opción. Inconvenientes: el precio. Las de condensación suelen costar de media unos 360 euros, mientras que las de bomba de calor pueden superar los 500 euros.
¿Y si le preguntamos a los expertos? Aunque aconsejan elegir en función de las necesidades de cada persona, el uso que se le vaya a dar y el presupuesto del que se dispone, se decantan por las secadoras con bomba de calor. Las consideran las más eficientes del mercado. Su sistema de secado es totalmente diferente, emplean temperaturas bastante inferiores que las de condensación y, por ello, optimizan su consumo energético (de media consumen uno 1,33 kW en un programa de algodón y pueden secar a unos 30°C grados menos que una de condensación). Además, pueden llevar la etiqueta de máxima eficiencia.
Coste. Se debe tener en cuenta no solo el precio de venta, sino también el consumo, pues la vida media de una secadora puede superar los 10 años. Al comparar precios, también hay que tener en cuenta las condiciones de entrega. A veces una tienda que parece más barata no incluye transporte, instalación o incluso la retirada del electrodoméstico antiguo, explica la OCU.
Programas recomendados. Algunos modelos de secadoras incluyen el sensor de humedad, gracias al cual la secadora selecciona automáticamente el mejor programa de secado en función de la ropa introducida. Por otra parte, la función vapor permite disminuir las arrugas y reducir el uso de la plancha, por lo que propicia el ahorro energético, y el sistema autolimpiable asegura la máxima eficiencia energética de la secadora a lo largo de su vida útil. También resultan útiles el aviso de limpieza de filtro y el comienzo retardado, que permite programar la secadora para que empiece a determinada hora
Capacidad. La OCU aconseja elegir una secadora que tenga más capacidad que la lavadora de casa, ya que la ropa mojada pesa más que la ropa seca.
Características de la puerta. Con protección para niños si hay pequeños en casa o que se pueda invertir el sentido de apertura (de manera que sea más fácil cuadrarlo con la lavadora).
Etiqueta energética.
Desde el año 2022, las secadoras deben incorporar la nueva escala energética. La nueva etiqueta tiene como principal cambio su escala que va de la A a la G y se eliminan las categorías A+, A++, y A+++. El verde oscuro indica un producto altamente eficiente y el rojo uno de baja eficiencia. Los electrodomésticos más eficientes que antes pertenecían a la clase A+++, quedan asignados a la clase B o C. La clase A, es decir, la más eficiente, queda desierta inicialmente dejando espacio para la mejora tecnológica.
La nueva normativa también modifica el método de cálculo de la eficiencia energética. La información que se puede encontrar en la nueva etiqueta es el consumo eléctrico por cada 100 ciclos (hasta ahora se indicaba el consumo anual) en función del programa 'Eco 40-60' . Además, informa de la capacidad de carga, el nivel de ruido y la duración del programa. También incluye un código QR para escanear y obtener información adicional sobre el producto.
Siguiendo estas recomendaciones, se puede lograr reducir la cuantía de la factura de la luz:
- Seleccionar siempre el programa más adecuado para cada tipo de colada. No es lo mismo la energía que se necesita para secar toallas que ropa deportiva.
- Optar por la media carga (dispobible en los programas de algodón, sintético y toallas) cuando no se logre llenar al completo.
- Adaptar el centrifugado a las prendas. Por ejemplo, en el caso de que los tejidos sean pesados y voluminosos, seleccionar un centrifugado más alto, así el secado será más eficiente que si la ropa llega muy mojada a la secadora.
- Evitar llenar demasiado la secadora porque hacerlo le resta eficiencia.
- Eligir la hora más barata para poner la secadora si no se tiene una tarifa de la luz a precio fijo. Se puede programar el secado para que funcione en las horas más convenientes del día.
- Mantener la secadora en perfecto estado con el objetivo de prolongar su eficiencia energética durante más tiempo. Indispensable limpiar el filtro de pelusas, los sensores de humedad y el condensador.
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