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Nuria Triguero
MÁLAGA
Jueves, 28 de enero 2021
La terminología de los mercados financieros es de lo más compleja y repleta de anglicismos, pero en el fondo subyacen las mismas prácticas que nuestros abuelos definían con refranes: ganar a río revuelto, quien golpea primero golpea dos veces, el dinero hace lo ... malo bueno... Lo que ahora se llama «operar en corto» no es sino una forma concreta de especular, que a su vez es la versión contemporánea de la bíblica codicia. Y esa forma consiste, en vez de apostar por un activo, una empresa o un índice bursátil, en apostar contra ese activo, empresa o país; de forma que cuanto más caiga su valor, más dinero se gana.
Estos inversores en corto, especuladores o como se les quiera llamar están haciéndose de oro con la crisis del coronavirus. Su estrategia no es sólo cuestionable éticamente, sino que puede llegar a ser peligrosa para la economía de un país: en España, al comienzo del primer estado de alarma, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) tuvo qeu que prohibir este tipo de operaciones durante un mes para proteger a las empresas patrias de sufrir desplomes aún mayores en Bolsa.
Entre el 9 y el 13 de marzo el Ibex-35 se desplomó un 11,7%, y el jueves 12 sufrió la peor sesión de su historia, con una caída del 14%. La dramática expansión de la enfermedad y la declaración del estado de alarma eran motivos más que fundados para esta debacle, pero también es cierto que se aceleró y profundizó por culpa de la acción de los mayores 'hedge funds' del planeta, que se cebaron con la Bolsa española, realizando apuestas bajistas contra decenas de empresas del citado índice por más de 1.300 millones de euros.
Los 'hedge funds', también conocidos como fondos de cobertura o fondos de inversión libre, son un producto financiero parecido a un fondo de inversión, pero con algunas singularidades. La principal es su objetivo de maximizar la rentabilidad como sea; es decir, utilizando todas las posibilidades de inversión que ofrezca el mercado sin límite alguno. Y entre sus prácticas preferidas está la de operar en corto, que significa, resumiendo mucho, buscar beneficios comprando y vendiendo acciones cuyo valor cae.
'Los pequeños inversores se rebelan contra los grandes fondos bajistas', es el titular que salta esta semana a los diarios. La cadena de tiendas de videojuegos GameStop más que duplica su precio en Bolsa en la sesión del miércoles 27 de enero en Wall Street: suma más de un 140% y se cambia por 357 dólares por acción. Aunque no es de hoy: en las dos últimas semanas se ha disparado más de un 700%, con lo que ha pasado a valer 10.000 millones de dólares desde los 1.240 millones de los que partía. Numerosos fondos de inversión en problemas por esta razón, dado que se habían puesto «cortos» en sus acciones, habían apostado por su caída bursátil, ya que consideran que la suya se trata de una industria en declive, con poco futuro, en definitiva. De acuerdo con cálculos de Reuters, quienes han apostado a la baja por GameStop han perdido 5.000 millones de dólares.
¿Cómo operan estos inversores para ganar dinero cuando todos los demás pierden? Así lo explica Benja Anglès, profesor de la Universitat Oberta de Catalunya en las áreas de derecho financiero y tributario: «Invertir en corto significa, en su forma más básica, pedir prestadas a un accionista de una compañía un número determinado de acciones, venderlas a un precio y volver a recomprarlas cuando han bajado. El beneficio está en la diferencia de precio al que se venden y se compran. Por ejemplo, yo pido prestadas 1.000 acciones del Santander y las vendo cuando cada acción vale 10 euros, con lo cual ingreso 10.000 euros. Unas horas después, las acciones caen a 8 euros: ahí es cuando yo las recompro por 8.000 euros, con lo cual he ganado 2.000 euros».
En la práctica, se trata de apostar por que el precio de una acción va a caer. Y si hay muchos inversores que hacen lo mismo con un activo concreto o con un índice, sucede lo que en el Ibex-35 la semana pasada: el desplome se acelera y se agrava la inestabilidad.
Claro que en este negocio no sólo ganan los criticados 'hedge funds': también lo hacen los accionistas que prestan sus títulos para que especulen con ellos, obteniendo así una rentabilidad extra. Es una práctica habitual entre los fondos de pensiones y los inversores institucionales, que vienen a ser los actores más respetables del mercado financiero.
Esta es la operativa directa para vender en corto, pero existe todo un catálogo de productos derivados que, con unas u otras peculiariades, se basan en esta lógica de apostar a la contra: los contratos por diferencia (CFD), barrera y opciones vanilla son algunos de ellos. En estos casos no se compran ni se venden acciones reales, sino que se especula sobre su precio.
Y la cosa se complica aún más, porque esta forma de invertir no sólo la ejerce inversores individuales y fondos –que al fin y al cabo están gestionados por personas–, sino máquinas: en el 'trading' automático, programas de 'software' alimentados con 'big data' van siguiendo tendencias por todo el mundo y, cuando detectan una situación como la de España, aceleran el desplome bursátil al emitir masivamente órdenes de venta.
Para Anglès, estas prácticas «económicamente pueden ser interesante, pero moralmente son reprobables», sobre todo en una situación ta dramática como la actual. «Los anglicismos quedan muy bien, pero esto es una práctica muy antigua: sacar tajada de la desgracia de otros», sentencia. No obstante, hay quienes creen que estos inversores también ejercen un efecto positivo, ya que aportan liquidez al sistema y, al igual que aceleran la caída de un valor o un índice, también hacen que el rebote llegue antes.
En cualquier caso, el experto ve más que justificada la decisión de la CNMV de prohibir la realización o el incremento de posiciones cortas netas sobre las acciones en los parqués españoles. La restricción en España se mantuvo en vigor hasta el 17 de abril. Italia, Bélgica y Francia tomaron la misma medida.
La cadena de tiendas de videojuegos GameStop más que duplica su precio en Bolsa en la sesión de este miércoles en Wall Street: suma más de un 140% y se cambia por 357 dólares por acción. Aunque no es de hoy: en las dos últimas semanas se ha disparado más de un 700%, con lo que ha pasado a valer 10.000 millones de dólares desde los 1.240 millones de los que partía. Y, aunque ello parezca un contrasentido, hay numerosos fondos de inversión en problemas por esta razón, dado que se habían puesto «cortos» en sus acciones, habían apostado por su caída bursátil, ya que consideran que la suya se trata de una industria en declive, con poco futuro, en definitiva. De acuerdo con cálculos de Reuters, quienes han apostado a la baja por GameStop han perdido 5.000 millones de dólares.
Contra este diagnóstico se han rebelado los participantes en un grupo de aficionados al trading, Wall Street Bets, dentro de la red social Reddit. Estos pequeños inversores comenzaron a promover la compra de acciones de GameStop para que su precio subiera y, de esta manera, los fondos que han apostado a la baja por la compañía perdieran dinero.
La cuestión es que no sólo están subiendo las acciones de GameStop, sino que ello está provocando un fenómeno en cadena entre otras empresas con fuertes posiciones cortas en Wall Street. Por ejemplo, AMC Entertainment Holdings sube un 175%, mientras que Express suma un 271% y BlackBerry se anota más de un 17%, tras haber ganado un 185% en la sesión del martes. De hecho, las 20 empresas del Russell 200 con más posiciones bajistas han subido un 60%, de media, hasta el momento en este 2021, superando en rentabilidad al conjunto del mercado.
Y los fondos de inversión también están reaccionando. Por ejemplo, el fondo bajista Citron, uno de los objetivos de los pequeños inversores que han provocado este movimiento en el parqué, ha comunicado en un vídeo que ha abandonado su apuesta a la baja por por GameStop. También Melvin Capital ha cerrado su posición corta en GameStop después de realizar una fuerte pérdida. Y este cierre de cortos multiplica el movimiento alcista.
«Esto es algo que no va a durar mucho más porque está completamente desvinculado de cualquier tipo de realidad económica. Este 'short squeeze' (así se denomina en la jerga la brusca ruptura de la estrategia de los cortos) impulsado por los inversores minoristas está provocando unos movimientos exagerados y a unos niveles que nunca antes habíamos visto. Es algo extraordinario», comentaba Eric Kuby, de North Star Investment Management en declaraciones a Reuters.
Matthew Keator, por su parte, pone de relieve el riesgo que esta operativa tiene para ambos tipos de inversores, para los que apuestan al alza como para los que lo hacen a la baja: «Si te acercas lo suficiente al fuego, te vas a quemar». «En algún momento, la valoración va a importar y no tendrá ninguna relevancia qué red social esté animando a las acciones», añadía Keator a Reuters.
La cuestión ha saltado al regulador. La jefa del Nasdaq, Adena Friedman, afirmó que las instituciones deben prestar atención al tipo de movimientos que pueden desencadenar las redes sociales.
Pero si puede surgir la duda sobre cómo es posible que unos pequeños inversores puedan ser capaces de mover el precio de tantas acciones y en una dimensión de este calibre, una posible respuesta preliminar puede estar en que Elon Musk, el multimillonario fundador de Tesla, ha respaldado subliminalmente el movimiento, con un tuit en el que escribía «Gamestonk!!» y enlazaba a Reddit. Además, no sólo los pequeños inversores están ganando dinero con el movimiento: BlackRock, el mayor gestor de fondos del mundo, habría acumulado una plusvalía de 2.400 millones, gracias a su inversión en la compañía.
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