El ingreso mínimo también destapa la soledad: el 25% de los beneficiarios de Málaga viven solos

En lo que Málaga marca la diferencia dentro de Andalucía es en que, de los 25.886 hogares que ingresan o han percibido el IMV en algún momento desde su puesta en marcha, 6.211 están constituidos exclusivamente por un adulto, es decir, un 24%. Si bien esta proporción es muy similar a la de la media española, en el caso del conjunto de Andalucía los hogares unipersonales que ingresan esta prestación no llegan al 19% del total. Además, en el caso de Málaga, las personas solas constituyen la primera tipología de hogar en percibir la ayuda, seguida de los hogares monoparentales, en concreto los formados por un adulto y un menor, que suponen el 16,35% de quienes reciben el IMV.

La creciente soledad está detrás del fenómeno. José Antonio Noguera, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que el peso de los hogares unipersonales entre los perceptores del IMV es reflejo del crecimiento del número de personas que viven solas en España, país que aún va por detrás de otros europeos en esta tendencia. La proyección de hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) muestra que el peso de los hogares de una persona ha pasado del 20,36% de 2002 hasta el 26,79% de 2022 y se prevé que en 2037 se acerque al 30% en el conjunto de España.

En Málaga la evolución es más lenta: del 20,50% que representaban hace dos décadas subieron al 25,67% en 2022 y se espera que alcancen el 27,36% en quince años. El tamaño medio de los hogares malagueños estaba en los 2,58 miembros en 2020, frente a los 2,60 de la media andaluza.

De acuerdo con Noguera, el riesgo de vulnerabilidad económica se incrementa a medida que aumenta el número de componentes del hogar. Pero el riesgo de pobreza también crece cuando alguien que vive en un hogar con más personas pasa a vivir solo tras una separación, por ejemplo.

Manuel Aguilar Hendrickson, profesor de la Universidad de Barcelona, explica que la pobreza «afecta más y cada vez más» a los hogares unipersonales y en especial a los formados por adultos menores de 65 años. Coincide con Noguera en que el otro grupo con más pobreza en términos relativos es el de los hogares muy numerosos. Y el tercer colectivo que señala por su vulnerabilidad es el de las familias monoparentales. «La lectura de sentido común es que hacen falta dos sueldos para vivir. Personas solas y hogares monoparentales tienen en común que sólo pueden tener un sueldo. Las familias biparentales con un solo sueldo tienen niveles de pobreza similares a las monoparentales», explica Aguilar Hendrickson.

Si se suman los hogares monoparentales con uno, dos, tres y más hijos, éstos representan el 27,14% de quienes han cobrado en algún momento el IMV. Las familias formadas por dos adultos y más de dos menores suponen un 8,21% del total de perceptores.