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Con diplomacia pero sin eufemismos, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha lanzado hoy desde Málaga serias advertencias ante la carrera por bajar impuestos que han entablado varias autonomías y las subidas de sueldos públicos y pensiones anunciadas por el Gobierno central. El supervisor ha recordado, en una charla celebrada en el Paraninfo de la Facultad de Económicas, que subir sueldos y pensiones, bajar impuestos y elevar el gasto público «exacerbaría las presiones inflacionistas y perjudicaría las finanzas públicas», lo que agravaría la situación de la que se intenta salir. Por contra, Hernández de Cos ha pedido limitar las ayudas fiscales a los colectivos «más vulnerables frente a la inflación» y sólo de manera temporal. Ha recordado, además, su postura contraria a subir las pensiones de forma indiscriminada, como va a hacer el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y ha hecho un llamamiento para mantener el «pacto de rentas implícito» que hasta ahora existe entre trabajadores y empresas con el fin evitar una espiral de subida de salarios y márgenes empresariales que abocaría a una inflación «de segunda ronda». Dicho pacto, ha alertado, da «señales de agotamiento».
Las fuerzas vivas de Málaga se han dado cita hoy, junto a estudiantes y profesores, en el atestado Paraninfo de Económicas para escuchar las opiniones de Hernández de Cos. El alcalde y el concejal de Hacienda; el rector de la UMA y varios vicerrectores; el decano de la Facultad de Económicas, Eugenio Luque; el presidente y el consejero delegado de Unicaja Banco; el presidente de la Fundación Bancaria Unicaja con varios directivos; el presidente de la Cámara de Comercio y la vicepresidenta de la CEM; y el decano del Cuerpo Consular estaban entre los asistentes a la conferencia, que estaba organizada por la Facultad con la colaboración de Unicaja Banco y la Fundación Bancaria Unicaja. Hernández de Cos se ha ido de Málaga con una sorpresa bajo el brazo: el humorista gráfico Ángel Idígoras le ha hecho una caricatura mientras hablaba y se la ha entregado al finalizar su charla.
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El gobernador ha comenzado haciendo un diagnóstico de la situación actual, marcada por tres condicionantes en su opinión: la inflación, la guerra de Ucrania y la tendencia global a la desaceleración económica. «Estamos viviendo un episodio inflacionista que no tiene precedentes recientes y se está mostrando muy persistente. Hay un factor determinante en esta espiral de precios que es la energía: alrededor del 40% de la inflación tiene origen directo en los precios energéticos», ha explicado. Pero además, hay que sumar los «efectos indirectos» que son los que se van incorporando a los procesos productivos. Sumados efectos directos e indirectos, la energía tiene la culpa del 50% de la inflación, según sus cálculos. Y si se le suman los alimentos, que son causantes del otro 30% de la inflación, resulta que el 80% de la inflación es causada por energía y alimentos. No obstante, Hernández de Cos ha admitido que la inflación subyacente (que no incluye energía ni alimentos) también está en niveles inéditos.
La parte positiva de este diagnóstico es que el comportamiento de los salarios y márgenes empresariales está siendo «moderado». «Los convenios colectivos firmados en verano están en un entorno del 2,5%. La pérdida de poder adquisitivo de los salarios es muy importante y no vemos los efectos de segunda ronda que tanto tememos. Si se produjeran, la inflación se volvería más persistente», ha afirmado el supervisor.
La inflación está directamente relacionada con el segundo condicionante que ha analizado Hernández de Cos: la guerra de Ucrania. «Al inicio de la guerra la importación de gas ruso suponía el 40% del consumo de gas y el 10% del consumo total de energía de la UE. Se han aplicado medidas de reducción y diversificación del consumo que han supuesto avances significativos», ha opinado.
Basándose en este diagnóstico, el gobernador ha justificado las pesimistas previsiones lanzadas por el Banco de España hace una semana, que contrastan llamativamente con las del Gobierno. El organismo independiente calcula que la economía avanzará siete décimas menos de lo previsto por el Gobierno (un 1,4%), que la inflación se mantendrá en el 5,6% y que la recuperación del nivel prepandemia no llegará hasta 2024. «Igual que el crecimiento del primer semestre superó las expectativas, en el tercer trimestre hay claros síntomas de desaceleración. Inflación, caída de rentas reales de empresas y trabajadores, desaceleración global, incertidumbre…Todos los analistas han revisado a la baja sus proyecciones macro», ha recordado. La «dispersión» de previsiones de las diferentes instituciones se explica porque la incertidumbre es «muy elevada». «Todo está sujeto a factores exógenos a la economía: desde el ejemplo más evidente, que es la guerra de Ucrania, hasta cómo de duro va a ser el invierno», ha indicado.
Ante esta complicada situación económica, el gobernador del Banco de España ha defendido la receta del BCE: la «normalización de la política monetaria», que es como ha llamado a la subida de tipos de interés buscando volver a ese 2% de inflación que se marca como objetivo a largo plazo. Una subida de tipos que «debe continuar» pero, eso sí, debe ser «paciente», ya que estamos «ante una crisis que es fundamentalmente de oferta y no de demanda, como ocurre en EE UU», y si se adoptan subidas demasiado agresivas se puede causar un derrumbe de la economía.
Hernández de Cos ha explicado así por qué no deben subir los salarios pese a que las clases trabajadoras estén con el agua al cuello: «Estamos ante lo que los economistas hablan un deterioro de la relación real de intercambio. Un deterioro de precios energéticos, que es algo que necesitamos para consumir y para producir bienes, pero que tenemos que importar, es un deterioro del bienestar de los ciudadanos. Y no hay ninguna manera a corto y medio plazo de evitar esta pérdida de bienestar. Lo único que se puede hacer es repartir esa pérdida adecuadamente y tratar de evitar esa segunda pérdida que se produciría si todo el mundo sube precios y salarios y se genera una espiral inflacionista. Entonces además se produciría una pérdida de competitividad y se resentiría el empleo».
Hasta ahora, en España hay un pacto de renta «implícito». «No hay un acuerdo con foto entre patronal y sindicatos, pero cuando miramos a los datos, vemos moderación tanto de márgenes como de salarios». No obstante, el supervisor ha alertado de que hay «algunas señales de agotamiento de ese pacto de rentas», ante lo cual ha vuelto a pedir a los agentes sociales «un acuerdo de pérdida de bienestar que evite la espiral inflacionista». A dicho acuerdo «debería incorporarse el sector público con una no indexación de la principales partidas de gasto público».
El gobernador ha evitado mencionar la palabra «pensiones» en su conferencia, pero ante una pregunta posterior, ha reiterado el mensaje que ya lanzó hace unos meses en el Congreso de los Diputados: está en contra de una subida indiscriminada de las pensiones según el IPC. En su opinión, sólo las pensiones más bajas deberían acompasarse con la inflación.
Hernández de Cos tampoco ha evitado la polémica sobre las bajada de impuestos, aunque ha expresado su postura con la diplomacia que le caracteriza. «La política de expansión fiscal fue fundamental para atajar la crisis de la pandemia y el Banco de España defendió que fuera así. Pero la gestión de esta segunda crisis debe ser completamente distinta, por dos motivos: porque es un episodio inflacionista y porque esa expansión fiscal ha deteriorado las finanzas públicas (déficit y deuda) y el margen de maniobra es menor. La política fiscal puede tener algún papel, pero mucho más limitado: el de apoyar a los colectivos más vulnerables, tanto de hogares como empresas. No está justificada un política fiscal expansiva generalizada que exacerbaría las presiones inflacionistas y perjudicaría las finanzas públicas», ha afirmado. De hecho, el gobernador ha apostado por diseñar «ya» el proceso de consolidación fiscal que debe empezarse una vez disipada la crisis para «lanzar un mensaje potente» a los mercados y a los ciudadanos. .
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