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MANU ALVAREZ
Sábado, 17 de julio 2021, 00:55
En las últimas semanas se ha visto envuelto en la polémica porque, aparentemente, ha defraudado a quienes podían considerarle como 'políticamente cercano'. Unas declaraciones en ... torno a los indultos a los dirigentes políticos catalanes y otro pacto con el Gobierno, el de las pensiones –y van once acuerdos–, han despertado las voces críticas de quienes piensan que los empresarios deben estar a un lado de la batalla política. En este momento, contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Antonio Garamedi, el presidente de la patronal española CEOE, se muestra preocupado, hasta asustado, con la tensión política que vive España. Todo apunta a que llegan tiempos más complicados en el entendimiento con el Ejecutivo, porque la reforma laboral está ya 'al pil pil'. Y entre lo que quiere el Gobierno y lo que opina la patronal hay un mundo de distancia.
– Comienza el riego de dinero del plan de recuperación. El Gobierno ya ha puesto en marcha alguna convocatoria de ayudas como es el caso de las que irán al sector del automóvil que se acaban de anunciar. La patronal, ¿debe tener contenta al Gobierno?
– No se trata de contentar o no. En este tema de las ayudas europeas nos jugamos mucho y tampoco es que vayamos muy bien. Mire, en el caso del automóvil, creo que Francia y algunos otros países nos han tomado la delantera y vamos a tener que esforzarnos mucho.
– Pero no me negará que muchas empresas van a depender ahora de lo que el Ejecutivo quiera hacer en la concesión de ayudas.
– No tanto. Más importante que las ayudas va a ser la capacidad de asumir riesgos por parte de las empresas. Cojamos el ejemplo del PERTE del automóvil. Las ayudas son 4.500 millones, sin embargo las empresas van a tener que poner 19.000 millones.
– Las críticas lanzadas en los últimos días por la CEOE en torno a la reforma laboral que propone el Gobierno, ¿son un movimiento táctico?
– ¿Táctico?
– Sí, quizá algo así como poner distancia con quien se ha estado demasiado cerca.
– No, son críticas que responden a la realidad. En la comisión laboral de CEOE están representadas las grandes empresas, las pequeñas y las consultoras, por ejemplo. Y hay unanimidad. La preocupación con la reforma laboral es total. Corremos el peligro de constreñir más el mercado de trabajo.
– La ministra de Trabajo dice que hay que reducir la temporalidad y la precariedad.
– Y estamos de acuerdo, aunque quizá no en los matices. Primero, temporalidad y precariedad no son lo mismo. Un trabajo puede ser temporal porque no existe otra fórmula, pero estar bien pagado. En España hay 300.000 establecimientos de hostelería y muchos de ellos ligados al turismo. Necesariamente ahí existe temporalidad y es inevitable. Pero un empleo puede ser temporal, tener unas condiciones dignas y no ser precario.
crisis del gabinete
once pactos
– Ya, pero ¿dónde cree que hay que poner el acento para resolver el exceso de temporalidad? Existir, existe.
– Tres de cada cuatro contratos en el sector privado, el 75%, son indefinidos. En el sector público sólo el 66% son indefinidos. ¿De verdad que el problema lo generan los empresarios? Y el foco creo que hay que ponerlo en la formación, en dotar a los trabajadores de habilidades para poder mantenerse en el mercado de trabajo cuando no están, por ejemplo, en la hostelería.
– ¿El problema está en la Administración?
– La verdad es que algunas personas que no paran de hablar de lo mala que es la temporalidad en el mercado laboral, deberían hacérselo mirar. Están muy cerca del problema.
– El Gobierno cree que se arregla cambiando la legislación y reduciendo la posibilidad de utilizar contratos temporales.
– Las leyes no crean empleo, lo crean los empresarios. Y hay anuncios más dañinos que algunas leyes. El efecto que se está consiguiendo con esas manifestaciones es que los empresarios paralicen la contratación, a la espera de conocer cómo es el terreno de juego.
– ¿Se aprobará la reforma del Estatuto de los Trabajadores antes de que acabe el año?
– Es un compromiso asumido con la Unión Europea y el Gobierno tiene que cumplir. Otra cosa es que lo que quieran hacer es lo que la UE espera. Dudo que la UE vaya a permitir una reforma laboral como la que quiere el Gobierno.
– Ha habido cambios en el Gobierno y Nadia Calviño ha sido ascendida a vicepresidenta primera...
– Calviño está muy en línea con la UE.
– ¿Le tranquiliza este movimiento en el gabinete?
– En el Gobierno han cambiado algunas personas, pero no la estrategia. Hay acuerdos adoptados por los partidos que están en el Ejecutivo que lo lógico es que traten de cumplirlos. Pero no nos pueden pedir que estemos de acuerdo con algunas cosas y será el Gobierno el responsable de las consecuencias.
– Volviendo a la pregunta en la que le sondeaba sobre un supuesto movimiento táctico, ya hay quien anticipa que la CEOE va a abandonar la negociación con el Gobierno y los sindicatos.
– Ya le anticipo que se equivocan quienes piensen así. Nosotros no nos vamos a levantar de la mesa. Pero no pueden pretender que diga que me gusta algo que no me gusta. Y también es bueno hacer un poco de memoria.
los contratos
la polémica
– ¿Memoria?
– Sí, hay quien trata de vender la idea de que es una obligación de la CEOE apoyar la reforma de la legislación laboral. Hay que hacer memoria y recordar que la reforma del Gobierno de Mariano Rajoy no la apoyamos.
– Tampoco puede quejarse mucho el Gobierno. Es usted una máquina de pactar...
– Once acuerdos, once, hemos firmado con el Gobierno
– ¿Se arrepiente de alguno de esos acuerdos?
– No, por supuesto. Las medidas para superar la pandemia, cinco prórrogas de los ERTE, las ayudas directas, los avales del ICO, la Ley del Teletrabajo, la regulación legal de los 'riders', eran cosas necesarias. Pura economía, no política. Las empresa nos exigen que solucionemos sus problemas, no que hagamos política.
– Vayamos al otro tema candente, las pensiones. ¿No le parece que la reforma ha comenzado por la parte facilona para dar otra patada a seguir sobre los temas complicados?
– Ha sido el Gobierno el que ha decidido que se haga en tres fases y la UE lo ha permitido. Ahí no tenemos nada que decir.
– Apoyar la primera fase, como han hecho, también les ha granjeado algunas críticas.
– El acuerdo sobre Seguridad Social ha sido bueno. Creemos en la lealtad institucional. Yo no elijo a los ministros. Ha sido un acuerdo que es pura economía, pero hay quien se empeña en ver sólo política. Separar las fuentes de financiación era imprescindible porque con la cotización de pensiones se estaban pagando cosas que no son pensiones. Garantizar la revalorización con el IPC está bien y el factor de sostenibilidad... me da igual cómo le llamen, pero tendrá que haber un criterio que garantice que son sostenibles. El acuerdo contiene cosas como garantizar que los becarios tendrán cotización a la Seguridad Social, que no va a suponer más allá de 15 euros para las empresas. El resto de la reforma... ya veremos.
– Queda resolver la cotización de los autónomos y los ajustes duros.
– En lo de los autónomos es lógico que la cotización se acerque a su renta real, pero hay que tener cuidado de cómo se hace, porque es un sector muy castigado por la crisis. Respecto al resto creo que ha llegado el momento de que los partidos políticos se mojen en el Parlamento y hagan una propuesta a toda la sociedad. No vale decir 'Houston tenemos un problema' si el problema está en tu casa.
Sus referencias a los indultos concedidos por el Gobierno a los líderes del 'procés' desataron las críticas de la derecha. Un ataque en tromba. Una derecha tradicionalmente aliada con la CEOE, que en este caso colocaba al presidente de la organización en el centro de la diana.
– En los indultos, ¿rompió esa máxima de las organizaciones empresariales de que no deben expresarse sobre política?
– No, en absoluto. Lo he explicado muchas veces. De media hora de conversación en una entrevista radiofónica se sacó una frase de contexto. No dije lo que dicen que dije y cada uno utilizó la entrevista como mejor le pareció para llevarla a su terreno. Hablé de los valores de la Constitución. Algunos aprovecharon para atacarme.
– Creo intuir que no le han quedado más ganas de hablar de indultos.
– Lo que pido ahora es que me indulten a mí. O que me amnistíen.
– ¿Ha hablado con Pablo Casado sobre este tema?
– Hablo habitualmente con él y con todo el mundo, con todos.
– Y Casado, ¿ha sido tan crítico con usted como algunos de los portavoces del PP?
– Me va a permitir que no le desvele el contenido de conversaciones privadas.
– ¿Cree que ha defraudado al PP? ¿Le preocupa?
– Es que no soy la correa de transmisión de ningún partido. Lo nuestro es la empresa y la economía, y ya sé que ser moderado en estos momentos no es fácil. Somos independientes, actuamos con lealtad institucional.
– ¿Por qué dice que deben mojarse los partidos?
– ¿No se ha dado cuenta de que están callados sobre este asunto? Les toca. Lo que hemos pedido es que el Pacto de Toledo haga una propuesta concreta y ya daremos nuestra opinión sobre su contenido. Creo que nuestra misión no es diseñar la solución a este problema. Cada uno tiene sus responsabilidades. Y por cierto, yo pertenezco a la generación del 'baby boom'.
– Una de las opciones que ha anticipado el Ejecutivo es destopar las bases de cotización. Además de agrandar la brecha entre la cotización y la pensión puede provocar algún susto. A muchas empresas eso les puede hacer un roto considerable en la cuenta de resultados. Es el caso de las que tengan muchos empleados en bases máximas.
– Los costes de Seguridad Social para las empresas en España ya son un 30% superiores a los de otros países del entorno. ¿Aún lo van a subir más? Muchas veces cuando se habla de salarios solo se considera el neto, lo que el trabajador se lleva a casa. Y la diferencia entre esa cifra y el coste real para la empresa, que incluye lo que se aporta a Hacienda y a la Seguridad Social, es enorme.
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