E. Freire
Domingo, 8 de enero 2017, 00:10
A partir de un negocio de secaderos de orujo, la familia Gálvez Daza, de Alcalá la Real (Jaén), dio un paso decisivo cuando en 1993 compró las instalaciones de Aceites Carbonell en Pinos Puente (Granada), germen del actual grupo Sierra Sur. «A partir de una pequeña almazara y una antigua extractora comenzó la actividad de Aceites Sierra Sur, que en estos casi 25 años ha tenido un enorme crecimiento. La almazara se ha reformado completamente dos veces y ahora tiene capacidad para procesar 1.200 toneladas diarias de aceituna de molino y 1.000 de orujo. De facturar unos ocho millones de euros hemos pasado a 103 millones y crecemos en torno al 10% anual», explica Rafael Moraga, gerente de la compañía.
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La firma se dedica fundamentalmente a la producción y venta de graneles en el mercado nacional, a grandes clientes como Migasa, Deóleo o Aceites Toledo. Hace dos años empezó a exportar a Estados Unidos y Francia es otro destino exterior.
En 2016 Aceites Sierra Sur invirtió cuatro millones en una refinería, que ha enfocado al orujo pero que puede procesar oliva. «Es un valor añadido y ahora tenemos que conseguir rentabilidad. Antes vendíamos el aceite en crudo y ahora lo refinamos», explica Rafael Moraga. En esta nueva fase, la firma granadina quiere revitalizar su bajo perfil marquista, hasta ahora con sus enseñas Aceites Sierra Sur, Oro de Sierra Sur y Suróleo. «Estamos haciendo pinitos con el envasado y pruebas de mercado para convertirnos en una empresa también marquista, pero vamos despacio porque hay mucha competencia», subraya.
En toda esta evolución, destaca el directivo, «el salto cualitativo y cuantitativo» de Aceites Sierra Sur se produjo en 1998 cuando construyó una planta de cogeneración y se convirtió en pionera del sector en aplicar esta nueva tecnología para secar el alperujo, un proceso que se hacía con hornos tradicionales más contaminantes y menos eficientes. Esto ha permitido a la compañía ser autosuficiente y crear un nuevo negocio al vender la energía sobrante al sistema eléctrico.
La venta de biomasa es otra de las actividades del grupo, que más recientemente también ha entrado en el negocio del vino tras comprar una bodega en Frailes, cerca de la cuna familiar de Alcalá la Real, que elabora vinos de la tierra de la marca Campoameno.
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El círculo se completa con la participación en una finca de 140.000 olivos, que produce 4,5 millones de kilos de aceituna para aceite, a través de la filial Explotaciones Cortijo de la Umbría, y una segunda explotación olivarera en Jaén. La venta de biomasa, la fabricación de bobinas de pet y la comercialización de nutrientes para el olivo son otras actividades del grupo familiar, que emplea a 172 trabajadores.
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