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En los últimos años, la palabra teletrabajo se ha convertido en una de las más escuchadas: la pandemia de Covid-19 puso esta modalidad laboral ... en el centro de la diana a marchas forzadas. Más de tres años después, sigue estando presente, aunque en cifras mucho más bajas. Las empresas, especialmente las de corte tecnológico, exploran esta opción en remoto como parte de su día a día, con modelos híbridos que combinan la presencialidad con el trabajo en casa. Así, diferentes sentencias ya reconocen como accidente laboral situaciones como una caída del empleado por las escaleras de su hogar mientras teletrabajaba. La llegada de esta modalidad a los tribunales plantea la necesidad de abordar una regulación más concreta, donde se delimiten estos escenarios. ¿Cuáles son los retos y necesidades que plantea el teletrabajo?
El aumento del modelo de trabajo no presencial a raíz de la pandemia dio lugar a la regulación de esta modalidad en la conocida Ley del Teletrabajo (Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia). Esta legislación establece que el teletrabajo es un acuerdo por escrito y voluntario, entre empleados y empresas. Sin embargo, esta ley no ha realizado ninguna definición específica de accidente de trabajo cuando se prestan servicios a distancia, como detalla Natalia Sánchez, vicepresidenta y secretaria general de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM). «Por otro lado, carece de una delimitación inequívoca de la diferencia entre centro de trabajo y domicilio particular, y esto, en el ámbito concreto de los accidentes de trabajo, puede generar dificultades», apunta.
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Los incidentes ocurridos durante el tiempo y en el lugar de trabajo tienen la consideración de accidentes laborales, puesto que la ley afecta del mismo modo a los profesionales que realizan sus labores dentro o fuera de su domicilio. En este sentido, Sánchez indica que quedarían excluidas igualmente la imprudencia temeraria, casos en los que hay dolo, o bien lesiones que se deriven de incidentes domésticos ocasionados por la realización actividades no relacionadas con la prestación de servicios. «El teletrabajo, por otra parte, implica nuevos desafíos, no sólo formativos, normativos y tecnológicos, sino también referentes a la ciberseguridad, a la gestión de los recursos humanos cuando la actividad se desarrolla fuera del centro de trabajo habitual, o al bienestar psicosocial del trabajador».
Explica que las organizaciones empresariales como CEM han estado «muy activas» celebrando jornadas al respecto de estas temáticas, y editando guías específicas sobre gestión de datos, uso de la oficina en la nube o ciberseguridad. «Es cierto que en un primer momento todos tuvimos que hacer un esfuerzo para adaptarnos a esta nueva realidad, lo cierto es que en estos momentos podemos afirmar que las empresas están preparadas, siempre dentro de los límites que establezca su propia actividad. No obstante, es cierto que queda camino por recorrer». Sánchez pone como ejemplo la aplicación de la normativa de teletrabajo a los convenios colectivos, «cuando surgen dudas acerca de aspectos concretos que no están bien clarificados, como el porcentaje de gasto que corresponde a empresa y trabajador respecto a herramientas que pueden tener un uso a la vez personal y profesional».
Actualmente, existen guías y marcos regulatorios que delimitan el teletrabajo, como la normativa específica de cada país, así como recomendaciones proporcionadas por organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT). No obstante, para garantizar el correcto cumplimiento de dichas normativas y la adecuada implementación del teletrabajo, es «crucial» que tanto empresas como empleados cuenten con asesoría legal cualificada, según indica Ana García Carrero, abogada de Indemnización por Accidente, despacho especializado en este ámbito. «Aunque cada vez son más las empresas que ofrecen la opción de teletrabajar a sus empleados, muchas no están lo suficientemente preparadas para gestionar este tipo de situaciones de manera adecuada desde el punto de vista legal, ya sea por falta de medios que lo posibiliten, o por el propio desconocimiento del trabajador y del empresario sobre los derechos inherentes a esta modalidad de trabajo», apunta.
En la era del teletrabajo han surgido empresas especializadas que ofrecen soluciones y sistemas de optimización digital para las compañías y sus trabajadores. «Adaptar los procesos de negocio a través de la tecnología disponible es esencial para que las empresas sean competitivas y confíen en el amplio beneficio que supone el teletrabajo», apunta Daniel Asensio, country manager de Wildix en España. «La tecnología está disponible, pero debemos personalizarla para cada casuística empresarial. Las firmas deben apostar por soluciones construidas en base a su modelo de negocio que les permitan participar en su implantación».
Según detalla García Carrero, para determinar si el accidente se puede considerar laboral o no, es necesario que se den tres elementos esenciales. En primer lugar, debe haber una fuerza lesiva que cause una lesión o daño corporal en el trabajador afectado. «Esto ha de entenderse en sentido amplio, puesto que, al margen de los daños físicos, pueden incluirse como lesiones los daños psicológicos, psíquicos o cognitivos derivados de un accidente laboral». Asimismo, trabajador debe ser un empleado por cuenta ajena, y por otro lado es importante determinar el nexo o relación de causalidad entre las lesiones sufridas por el empleado y el trabajo que ejerce. «Esto es fundamental para establecer la contingencia laboral de la lesión producida a consecuencia de un accidente. Si un trabajador sufre una lesión mientras realiza una actividad que está directamente relacionada con su trabajo, como puede ser el uso del ordenador o cualquier otro tipo de herramienta necesaria para su desempeño, se podría considerar que la lesión tiene origen en su prestación laboral».
La abogada recalca la relación entre la actividad laboral que se estaba llevando a cabo en el momento en que se produjo la lesión y la causa directa de la misma. «Así, independientemente de si un trabajador sufre un accidente en cualquier lugar de su domicilio, o en el espacio concreto de la vivienda en el que desarrolla su actividad laboral, se puede considerar que es accidente laboral si se produjo dentro de su jornada laboral y en su lugar de trabajo, dado que la ley presume que este tipo de accidentes deben reputarse como laborales, a falta de prueba de la empresa que determine lo contrario».
Aunque el teletrabajo se plantea como opción en algunos casos, las empresas siguen queriendo presencialidad, ya que facilita la «cultura corporativa», según explica el consultor Rafael Romero, de Abante Asesores. En este sentido, recalca que el formato híbrido o remoto está mas centrado en firmas tecnológicas y en muchos casos tiene como objetivo captar o retener el talento más joven.
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