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RAFAEL ROMERO
DIRECTOR DE ABANTE ASESORES EN MÁLAGA
Lunes, 17 de marzo 2025, 01:00
El gran inversor Howard Marks explica que el comportamiento de los mercados financieros se parece mucho al movimiento de un péndulo, que oscila entre la ... euforia y el miedo, el optimismo y el pesimismo, la credulidad frente al escepticismo y la tolerancia al riesgo frente a la aversión al riesgo.
Estos cambios de actitud ante el riesgo en momentos de incertidumbre son una de las principales causas de las fluctuaciones del mercado. Marks comparaba los acontecimientos inesperados, que impulsan el péndulo hacia el extremo opuesto, con una lluvia repentina que sorprende incluso a los mejores analistas.
Este paralelismo es especialmente pertinente hoy en día, cuando el péndulo de los mercados ha mostrado recientes oscilaciones abruptas en algunos sectores, en respuesta a decisiones políticas y económicas tomadas por la administración Trump.
Debemos recordar que los inversores siempre enfrentan dos riesgos: el riesgo de mercado (perder dinero) y el riesgo de oportunidad (perderse una inversión rentable). La paradoja es que intentar eliminar completamente uno de estos riesgos inevitablemente aumenta el otro. Es como intentar sorber y soplar a la vez: si buscas seguridad extrema y evitas cualquier riesgo de mercado, aumentas notablemente el riesgo de perderte oportunidades de rentabilidad; por el contrario, si te obsesionas con no perder ninguna oportunidad, asumes un riesgo mayor de perder capital.
La clave está en comprender que asumir variaciones en el valor de nuestras inversiones es el precio emocional que debemos pagar para obtener una mejor rentabilidad a futuro, y que la solución más eficiente no es evitar los riesgos, sino gestionarlos de manera equilibrada.
Entender el riesgo que podemos asumir y ajustarlo a nuestros objetivos y perfil es clave para lograr nuestras metas. Solo así podremos comprometernos con nuestro plan de inversión a medio y largo plazo, evitando decisiones impulsivas que perjudiquen nuestro futuro.
Como diría Marks, el péndulo nunca se detiene, pero el éxito no está en adivinar su próximo movimiento, sino en mantener el equilibrio, evitar los extremos y permanecer en un «feliz término medio».
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