Solo por tener una referencia, en el primer trimestre de 2024, el Puerto de Málaga, que movió cerca de 800.000 toneladas de mercancías, registró ... una operativa de contenedores que contenían una carga que representa casi una cuarta parte de esta suma total. Si se manejan cifras globales sobre estos receptáculos, abruman. Tomando como referencia los container estándar, los TEU (acrónimo que viene del inglés 'Twenty-foot Equivalent Unit', traducido 20 pies por 8 por 8), el volumen en 2022 fue de 28,2 millones, según las estimaciones de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo. La imagen mental de estas enormes cajas está asociada a su transporte en barcos enormes, pero, ¿solo sirven para guardar cosas dentro? La respuesta es no, un contenedor da mucho juego cuando se 'jubila' de su principal destino, el relacionado con la logística, explica Juan Pedro Fuentes Menacho, el fundador de la empresa J&J Container, con sede en Estepona.
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«A los veinte años no son aptos para el transporte marítimo de mercancías, pero los contenedores tienen todavía muchas posibilidades. De hecho, su aprovechamiento es, prácticamente, ilimitado», apunta. Con esa idea, la de estirar al máximo el tiempo útil de estos embalajes metálicos, fabricados en acero corten y tan asociados al consumismo, y, con el objetivo de su reciclaje, nació la compañía que ya cuenta con una década de andadura. «En Europa es algo más frecuente, pero aquí, en España, vamos un poco más lentos con este tipo de negocio. Somos muy pocas las empresas que nos dedicamos a ello», deja claro Fuentes Menacho, que relata, que en su caso, fue su paso laboral por Alemania y Cataluña el que le abrió los ojos para el desarrollo de J&J Container. En sus orígenes, su papel se limitaba prácticamente a contactar con navieras para adquirir los container que ya estaban a punto de ser sustituidos y, así, ofrecerlos a otros como solución para el almacenaje en tierra.
Pero la actividad evolucionó, gracias a la «versatilidad» de los contenedores que, sostiene, es la clave de su éxito. Así surgió una de las especialidades de J&J Container, las viviendas modulares. «Hay tres modelos básicos que proponemos, pero nos adaptamos a todo tipo de gustos y medidas. La clave es ensamblar las distintas piezas y, si se quiere, hacerlo con la idea de poder desmontarlo para que tenga nuevos usos», precisa. Como alternativa habitacional, la construcción con contenedores es rápida y en torno, como mínimo, a un 20% más barata que la tradicional; eso, en caso de que se opten por las calidades superiores en los revestimientos interiores, todavía hay más margen para ahorrar. «La clave es que no haya cimentación y el autoabastecimiento eléctrico, con paneles solares», indica. A partir de ahí, se puede optar por un apartamento, tras una inversión de unos 25.000 euros, o por una mansión, esta vez, con la suma de distintos módulos, con lo que se puede ampliar a lo largo, a lo ancho y a lo alto e, incluso, convertirla en una construcción al uso, aunque con otros materiales, una vez que se conecte a las redes de abastecimiento y saneamiento y se obtengan las correspondientes licencias municipales. «En lugares en los que no se puede edificar más, los container permiten crear todo tipo de estructuras», aclara el empresario, que ya ha recibido encargos para habilitar un recinto de conciertos en Puerto Marina, en Benalmádena, y que tiene en marcha otros proyectos, como rocódromos, con lo que se dotan de equipamientos parques y recintos para espectáculos en la provincia de Málaga y fuera, sin necesidad de un solo ladrillo.
J&J Container, a plena actividad, cuenta con una veintena de profesionales, desde los encargados del transporte y el montaje hasta un profesionales de diseño y arquitectura, para crear los distintos espacios de las viviendas o para otras intervenciones. «No solo tenemos un catálogo que ofrecer, nos adaptamos a cualquier demanda, las posibilidades de un contenedor son muy amplias», insiste.
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