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La planta sigue un sistema de automatización flexible, que permite atender tanto grandes pedidos como pequeños procedentes del 'e-commerce' Salvador Salas
Mayoral en Intelhorce: como un niño con fábrica nueva

Mayoral en Intelhorce: como un niño con fábrica nueva

El edificio que albergó la mayor industria de Málaga empieza una segunda vida tras una inversión de 100 millones: ahora es el centro logístico más avanzado del país

Domingo, 12 de enero 2020, 01:26

Ha sido descrita como una catedral industrial. Y lo cierto es que una sensación de inmensidad similar a la que despiertan los grandes templos embarga a quien accede por primera vez a la nave principal de la antigua Intelhorce. Bañada de luz natural gracias a las vidrieras en su cubierta, con la altura de un bloque de cinco plantas y sin un solo muro interior que entorpezca la visión de conjunto, conserva la estructura original diseñada por Manuel María Valdés y Ramón Vázquez Molezún en los años 50. Un edificio «magnífico, muy bien pensado», exclama Rafael Domínguez de Gor, presidente de Mayoral, que recorre la gigantesca planta en bicicleta. A sus 82 años está como niño con zapatos nuevos. O como ingeniero con fábrica nueva.

Las vueltas que da la vida: Domínguez de Gor entró a trabajar en 1966 en la que entonces era la industria más importante de Málaga, cuando era un joven ingeniero. Estuvo sólo cuatro años en Intelhorce. Se despidió para trabajar en la empresa de su padre, una vieja fábrica de calcetines que él ha convertido en lo que es hoy: una multinacional de la moda infantil que vende en cien países y factura 360 millones de euros al año. Mayoral, hoy la mayor empresa textil de Málaga como otrora lo fuera Intelhorce, ha rescatado del abandono las magníficas instalaciones de estilo racionalista y les ha dado una segunda vida.

Bajo su cubierta de dientes de sierra vuelven a moverse miles de prendas de ropa. Pero ya no es una fábrica: ahora es un centro logístico automatizado de última generación desde el que la compañía recibe productos de sus proveedores (China, Marruecos y Turquía, entre otros países) y los envía a sus clientes por tierra, mar y aire. «El más avanzado de España en este sector», destaca el ingeniero jefe de planta, Íñigo Ansorena Loring.

Los datos

  • 360 millones de euros fue la facturación estimada de Mayoral en 2019, frente a los 350 de 2018. Para este año se espera igualar esta cifra debido a la incertidumbre económica mundial.

  • 40 trabajadores bastan para manejar el centro logístico, que está altamente automatizado. En un futuro aumentarán a 60.

Y así, quince años después de que se parara el último huso en Hitemasa (la empresa sucesora de Intelhorce tras su quiebra), la actividad ha vuelto a este emblemático edificio, bautizado como Mayoral2 para distinguirlo de la otra sede de la compañía en el polígono San Luis. Tras un periodo de pruebas que se ha prolongado durante meses debido a la complejidad de la maquinaria y del 'software' que la controla, el nuevo centro logístico de Mayoral ya está funcionando en modo de «producción con pruebas», indica Ansorena.

Industria 4.0

Si complejas fueron las obras de rehabilitación del edificio, no menos lo ha sido el diseño y la instalación de su maquinaria, en la que han participado tres empresas: una suiza, una austriaca y una española. Un transportador aéreo de bolsas y otro de perchas serpentean por toda la nave: son más de dos kilómetros de raíles que suben y bajan como una montaña rusa. Su función es acarrear prendas de un lado a otro de la planta, guiados por un cerebro artificial que decide cuál es el sitio idóneo para cada una y la manera más eficiente de conformar cada pedido. Todo tipo de vestimentas infantiles entran y salen a toda velocidad de dos almacenes verticales automatizados llamados Miniloads donde los humanos están vetados. Ansorena y Domínguez de Gor los describen como si fueran personas, con un punto de admiración: «Ellos se organizan solos: aunque parezca que mueven las cosas aleatoriamente, tienen su lógica», asegura el presidente de Mayoral.

La transportadora de prendas serpentea por toda la nave. Los pedidos salen por tierra, mar y aire a cien países. La plantilla actual es de 40 trabajadores. Salvador Salas
Imagen principal - La transportadora de prendas serpentea por toda la nave. Los pedidos salen por tierra, mar y aire a cien países. La plantilla actual es de 40 trabajadores.
Imagen secundaria 1 - La transportadora de prendas serpentea por toda la nave. Los pedidos salen por tierra, mar y aire a cien países. La plantilla actual es de 40 trabajadores.
Imagen secundaria 2 - La transportadora de prendas serpentea por toda la nave. Los pedidos salen por tierra, mar y aire a cien países. La plantilla actual es de 40 trabajadores.

Una de las cosas que llaman la atención en este centro logístico de nueva generación es la escasa presencia humana. Sólo 40 trabajadores bastan para manejar todo. Cuando esté a pleno rendimiento no serán muchos más de 60. Los operarios se sitúan en puntos clave de las líneas de producción para hacer sólo lo que no pueden hacer las máquinas: despachado y empaquetado. Es la industria 4.0: hombres y robots colaborando para maximizar la productividad y minimizar el error. «Tenemos un 0,0001% de error máximo admisible ahora mismo», indica el ingeniero jefe. Es decir: un fallo por cada 10.000 prendas.

Cien millones de euros. Eso es lo que ha costado la compra, rehabilitación y equipamiento de Intelhorce para convertirla en Mayoral2. Es, probablemente, la mayor inversión que ha hecho nunca una industria en Málaga. El concepto que preside el proyecto es la automatización flexible, que capacita al centro logístico para atender tanto grandes pedidos procedentes de distribuidores y tiendas como envíos pequeños directos al consumidor procedentes del 'e-commerce'. Actualmente este canal apenas representa el 10% de las ventas, pero crece un 30% cada año, comiéndole terreno a los clientes más tradicionales de Mayoral, que son las tiendas multimarca. La compañía está potenciando también su red de tiendas propias y franquiciadas, que ya supera los 230 establecimientos.

Fachada con pliegues para reducir la radiación. Salvador Salas

Ahora la actividad todavía es baja para lo que puede afrontar Mayoral2: se procesan 50.000 prendas por día, con un solo turno que actualmente da trabajo a 40 personas. A dos turnos y habilitando nuevas líneas de producción (cabrían al triple de las que hay ahora) se podrían llegar a 300.000, calcula Domínguez de Gor. Y eso sin contar la gran reserva de suelo que hay en la parcela para futuras ampliaciones: más de 60.000 metros cuadrados, el doble de lo que ocupan la nave principal más la de servicio. Lo próximo que va a construirse es un edificio de oficinas de 12.000 metros cuadrados para acoger al personal de diseño y administración. El proyecto va a presentarse pronto en Urbanismo. Se podría decir que lo que ha comprado Mayoral con esos 100 millones de euros es tranquilidad: tiene espacio de sobra para duplicar su capacidad de producción y crecer durante más de una década en una ciudad donde el suelo logístico escasea cada vez más.

El centro logístico recibe el producto, lo almacena y lo envía a los clientes. La rehabilitación respetó la estructura original. Los empleados se mueven en bicicleta. Salvador Salas
Imagen principal - El centro logístico recibe el producto, lo almacena y lo envía a los clientes. La rehabilitación respetó la estructura original. Los empleados se mueven en bicicleta.
Imagen secundaria 1 - El centro logístico recibe el producto, lo almacena y lo envía a los clientes. La rehabilitación respetó la estructura original. Los empleados se mueven en bicicleta.
Imagen secundaria 2 - El centro logístico recibe el producto, lo almacena y lo envía a los clientes. La rehabilitación respetó la estructura original. Los empleados se mueven en bicicleta.

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