Turismo activo en Málaga: la lucha contra la estacionalidad en un momento de consolidación

El sector consiguió levantar el vuelo tras el 'boom' que vivió tras la pandemia. Para ello las empresas luchan por ser competitivos todo el año y reclaman el apoyo de las administraciones

Lunes, 17 de febrero 2025, 01:00

Málaga también es sinónimo de turismo activo. Aunque este segmento ha sido hasta hace no mucho la hermana pobre dentro del motor económico que es ... el turismo, hace ya tiempo que levantó el vuelo y ahora reclama el apoyo de todos los agentes implicados, principalmente las administraciones, para ocupar el espacio que merece.

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El turismo activo en la provincia de Málaga vive en estos momentos un «periodo de consolidación y crecimiento», explica el vicepresidente de la Asociación Andalucía Ecoactiva, Manuel Araújo. En esta entidad se aglutinan las empresas de turismo activo y ecoturismo de toda Andalucía.

«El turismo activo se conceptualiza en el año 2000 y entre esa fecha y 2010 hay una eclosión de empresas en la provincia de Málaga. A partir del año 2010 el crecimiento empieza a ser más lento. En ese periodo muchas de las empresas que nacieron, murieron igualmente. Pero en 2020, a raíz de la pandemia, vive un nuevo renacer», detalla Araújo, quien recuerda que cuando aún había restricciones como el distanciamiento social o la prohibición de salir de la provincia, el turismo activo fue considerado como una actividad esencial, por los beneficios que supone al ser una actividad física que se practica al aire libre.

«Cuando empezamos a hablar de paddle surf en las playas lo único que se ofrecía eran los hidropedales»

«En aquel momento llegó a haber un crecimiento desmesurado e incluso algunos ayuntamientos se vieron desbordados ante la cantidad de visitas a ciertos espacios naturales, que obligaron a la reestructuración de los mismos. Poco a poco todo eso se ha ido normalizando, pero sin dar pasos atrás. Desde entonces hemos crecido mucho en número de usuarios y empresas», asegura Araújo.

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Respecto a las zonas de la provincia donde se practican este tipo de actividades y donde operan las empresas que las ofertan, Málaga tiene la particularidad de contar con espacios verdes, que suelen ser los más habituales para este sector, pero también con muchos kilómetros de un litoral que se presta a las actividades vinculadas al mar. El Parque Nacional Sierra de las Nieves, los Montes de Málaga, el Parque de Grazalema, el Pico de La Concha o el paraje de Juanar son las zonas verdes más demandadas para practicar actividades como el senderismo, el barranquismo, la bicicleta de montaña o espeleología.

Desde empresas que buscan motivar a sus trabajadores a turistas

El perfil de cliente que tienen las empresas de turismo activo es ampliamente variado. En verano, los turistas son la principal clientela de la mayoría de ellas, pero en invierno muchas buscan en la organización de actividades para centros escolares o en los campamentos para niños una salida a la estacionalidad.Otro perfil de alto interés son las empresas. La firma Exploramás está especializada en éstas. Organiza, en la mayoría de los casos para multinacionales extranjeras, actividades tanto en espacios verdes, como el mar, que sirven de 'team building' para las plantillas.

Si miramos hacia el litoral, se imponen las actividades como el paddle surf, el kayak o el buceo a lo largo de toda la costa malagueña. El vicepresidente de Ecoactiva señala que el proyecto Senda Azul, impulsado por la Diputación de Málaga ha supuesto un fuerte impulso para las empresas de turismo activo vinculadas al mar, principalmente en lo que a promoción se refiere, ya que el programa tiene como objetivo fomentar la conservación y la puesta en valor de los recursos turísticos, naturales y patrimoniales ligados al litoral malagueño, entre otras cosas, fomentando las actividades náuticas.

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Aún así, desde el sector tienen un caballo de batalla claro, que es la estacionalidad que soportan. A pesar de que el clima es inmejorable en Málaga durante todo el año, la inmensa mayoría de estas actividades, incluidas las relacionadas con los espacios verdes, se demandan principalmente en verano, lo que significa que los meses de invierno se hacen muy cuesta arriba para las empresas que viven de estas actividades.

José Moreno es responsable de la empresa Tuur, especializada en barranquismo, pero con una amplia oferta de actividades como las vías ferratas, las bicicletas de montaña o el kayak. Su empresa abrió en 2011 y en temporada alta emplea en torno a una decena de personas. Trabajan a lo largo de toda la provincia de Málaga, pero también en otras provincias como Granada, Cádiz o Sevilla.

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Tuur vive de los turistas, pero también de ofrecer actividades a las empresas o a los centros escolares. Todo para romper la estacionalidad. «El turismo activo es un sector que está en crecimiento, pero también soporta dificultades, la principal es que es un sector estacional, de verano», explica Moreno, quien reconoce que la temporada de verano cada vez es más larga y abarca desde mayo hasta casi noviembre, pero el resto del año la actividad prácticamente desaparece. En esas circunstancias, «mantener una plantilla de un año para otro, con guías altamente cualificados y con experiencia, no es fácil a nivel empresarial».

Carlos Gómez es socio fundador de Paddle Surf Fuengirola, una empresa que abrió en 2014 y que fue pionera en la introducción de este deporte en la costa malagueña. «Teníamos claro que iba a ser el sustituto del hidropedal, que era la opción de ocio que imperaba en las playas desde los año 80», explica Gómez, quien aún recuerda que cómo fueron a diferentes ayuntamientos planteando su idea de negocio para alquilar tablas de paddle surf en la playa y ofreciendo clases de formación «y en algunos casos nos llegaron a decir que si es que íbamos a jugar al pádel encima de una tabla de surf».

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Entonces era un deporte desconocido, pero ahora la realidad ha dado un giro de 180 grados y raro es ver una playa sin tablas de paddle surf en el horizonte. La empresa de Carlos Gómez consiguió finalmente una concesión por parte del Ayuntamiento de Fuengirola. Ellos fueron los primeros en ofrecer este servicio, que poco a poco se fue incorporando al resto de playas. Su empresa ha tenido la concesión en la playa de Fuengirola durante diez años y en ese tiempo ha tenido el orgullo de, como monitor, formar a unas 10.000 personas.

Ahora trabajan en el Club Náutico de Fuengirola de forma provisional y con la vista puesta a poder moverse a cualquier otro punto de la provincia. «Somos tres socios con dedicación exclusiva en la empresa y en verano va muy bien, pero hay que distribuir lo que se ingresa en verano porque en invierno llegan las vacas flacas».

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La empresa organiza campamentos durante todas as vacaciones escolares del año, incluido Semana Blanca, Semana Santa... ofrece neoprenos y asegura que en Málaga la temperatura del agua en invierno sigue siendo buena, pero aún así el ritmo del negocio desciende considerablemente. También la demanda de alquiler de tablas de paddle surf ha bajado mucho en los últimos años. «Cuando nosotros empezamos las tablas valían entre 800 y 1000 euros, ahora ya las venden hasta en los supermercados».

Ante esto han decidido empezar a recuperar «deportes viejos», como el windsurf o el wingfoil.

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