La jubilación: más allá de los números

Cuando pensamos en la jubilación, el foco suele estar en lo financiero: ¿Tendremos suficiente? Pero, ¿qué pasa con el sentido? La jubilación no es el final de la actividad, sino el inicio de una nueva etapa que debemos planificar no solo para garantizar estabilidad financiera, sino también para responder a una pregunta más profunda: ¿cómo quiero que esta etapa refleje lo que realmente valoro? En 'El hombre en busca de sentido', Viktor Frankl demostró que, incluso en las peores circunstancias, encontrar un propósito cambia la forma en que enfrentamos la vida.

En nuestros proyectos biográficos, la inversión más relevante no es la que tiene que ver con el dinero, sino con los proyectos, relaciones y experiencias que sigan dando sentido a nuestro presente y futuro tras la etapa laboral. La flexibilidad también es clave: la jubilación ya no es una etapa rígida, sino un proceso que permite explorar nuevas formas de participación en la vida económica y social.

Por tal motivo, un patrimonio bien gestionado no solo cubre necesidades, sino que también permite elegir cómo vivirla: desde apoyar a la familia hasta impulsar proyectos personales o sociales.

En realidad, el dinero sin un propósito es solo un escudo contra el miedo. En cambio, el dinero con significado se convierte en una herramienta de libertad. Citando a Frankl, «no son las condiciones las que determinan lo que somos, sino nuestra decisión de lo que vamos a hacer con ellas».

Más allá de alcanzar los números que nos aporten seguridad, la verdadera pregunta es: ¿cómo queremos vivir los años que nos quedan? La jubilación es una invitación a diseñar nuestro propio propósito y convertir los recursos acumulados en una herramienta para darle sentido.