Horizonte con incertidumbres para las gasolineras en Málaga

Según la Asociación Provincial de Estaciones de Servicio de Málaga (Apes Málaga), en la provincia existen hoy en día un total de 294 gasolineras, una cifra que crece hasta las 311 si se tienen en cuenta las cooperativas que ofrecen el servicio de repostaje. La mayoría están ubicadas en el litoral, en Málaga y en otras poblaciones de la Costa del Sol, y emplean a alrededor de 2.500 personas.

Luis Calero, vicepresidente de esta organización, con alrededor de 60 asociados, espera una caída de las ventas: «No parece que la gasolina y sobre todo el diésel, vayan a dejar de subir. Creo que el diésel superará la barrera de los dos euros en los próximos meses con facilidad», explica e insiste en que la consecuencia es la reducción del margen de beneficios para estas empresas: «Nos movemos mejor en entornos de precios más bajos, el beneficio es mayor y el consumo también es mayor, la gente no mira tanto los kilómetros que hace con el coche como cuando el combustible está más caro».

No obstante, Calero asegura que en los últimos años se han producido en la provincia solo algunos cierres de estaciones, ya que, en general, «están aguantando», reduciendo personal, entre otras estrategias, como hacer más atractivas las instalaciones con servicios de restauración, lavado o tienda.

Mirando un poco más allá, este responsable de Apes Málaga analiza el futuro: «Ahora estamos en un momento en el que no sabemos cómo va a evolucionar el mercado. Los combustibles fósiles están señalados como responsables del cambio climático, pero lo cierto es que parece que estarán con nosotros muchos años más. Las ventas se reducirán, a medida que ganen terreno los vehículos híbridos y eléctricos, pero una cosa son las ventas y otra que el negocio desaparezca, considero que prestamos un buen servicio».

Como otras problemáticas del sector, éste apunta a que la implantación de la bonificación de 20 céntimos al consumidor, por parte del Gobierno, ayudó a reactivar el consumo, pero generó costes y problemas a las estaciones: «Ha sido una buena medida, pero se implantó con poca previsión, sin tener en cuenta al sector, que tuvo que, entre otros, adaptar sus sistemas informáticos en muy poco tiempo, con su coste», señala y afirma que aún hay gasolineras que están teniendo problemas para cobrar. «Lo que hemos hecho al final es financiar al Estado», expresa. Las obligaciones que la Administración impone a estos negocios, como la instalación de un cargador eléctrico, es otra cuestión a destacar desde Apes Málaga: «No todos los socios pueden afrontar la inversión que supone, que es considerable», relata, haciendo hincapié en las gasolineras del interior, en ámbitos rurales, que «tienen más problemas por las menores ventas».

Antonio Velarde está al frente de la Estación de Servicio Coloso, en el acceso a Torremolinos. Su principal preocupación en este momento es el suministro de combustible: «Estamos en la época más inestable, desde que abrimos. Desde que empezó la guerra, los precios suben, bajan... Hoy no sabemos cómo irá mañana, hay mucha incertidumbre e incluso diría miedo, se está diciendo que el diésel podría escasear». Para este empresario, también es importante la disparidad de las ventas: «Las subidas extremas afectan al negocio, a la forma de llevarlo. Tienes periodos de afluencia masiva de clientes y luego otros en los que está vacía la estación. Ya no es tanto que se venda mucho o poco, sino que la venta es dispar. La gente llena el depósito en previsión, por si acaso sube el combustible».

Velarde pide que se garantice el suministro y que se establezcan márgenes de precios mínimos y máximos, pero reconoce que es difícil, por la variabilidad de los mercados y su control. «Lo que queremos es que los mercados se estabilicen», resume.

Francisco Paneque gestiona dos estaciones de servicio en la provincia, junto a la conexión entre Málaga y Granada, a las alturas de los municipios de Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario (Estación de Servicio Paneque y Estación de Servicio El Rosario). En su caso, estima que su beneficio se ha reducido, en comparación con los últimos años, en torno a la mitad. «Los beneficios han bajado un 50%», enfatiza. Él acota el escenario actual: «Llevamos mucho tiempo, diría que dos años, en un escenario de mucha incertidumbre. No sabemos qué va a pasar, si va a subir el gasoil, si va a volver a los dos euros... Si sube a los dos euros, imagina la inversión que tenemos que volver a hacer», declara Paneque, refiriéndose a sus instalaciones para almacenar y transportar el combustible y poder prestar servicio, sobre todo a vehículos de grandes dimensiones cuyo consumo es mayor.

Indica que la situación la está capeando desde su empresa «poniendo dinero de los beneficios», «Lo que es en sí el combustible, ahora apenas está dando beneficios», añade, refiriéndose a otros servicios, como el de tienda; y cuenta que ha decidido recientemente aparcar el proyecto para reformar una de sus estaciones.

Llama la atención también sobre el coste que supone la electricidad en sus cuentas; y aboga porque las administraciones articulen ayudas directas al sector: «Se tienen que volcar».